A inicios de este mes, un sujeto de nacionalidad ecuatoriana, identificado como Jhonatan Israel Torres Zamora, de 30 años, fue detenido por la Interpol en el distrito de Los Olivos. Su captura pasó desapercibida hasta que se reveló su amplio historial delictivo por crímenes cometidos en su tierra natal y sus vínculos con los Tiguerones, una letal banda criminal que viene sembrando terror en Guayaquil y otras localidades del vecino país.
La presencia de Torres Zamora, quien tenía una orden de captura internacional por el asesinato de su compatriota Darwin Figueroa Rivera, ocurrido en 2021, iba más allá de solo su afán de escapar de la justicia de su país. De acuerdo a información policial, este peligroso sujeto llegó al Perú con el claro objetivo de expandir los tentáculos criminales de los Tiguerones, a costa de desplazar al Tren de Aragua, la sanguinaria banda venezolana.
Las autoridades tienen la certeza que el ecuatoriano Jhonatan Torres iba a reemplazar al antiguo cabecilla de los Tiguerones en el Perú. Para facilitar su estadía en nuestro país y concretar los planes de ganar terreno y plazas al Tren de Aragua, tramitó un DNI peruano y se asentó en la zona norte de Lima, donde tenía pensado hacerse con el negocio de la explotación sexual, la extorsión, el sicariato y el tráfico ilícito de drogas.
Por reportes de la policía de otros países, se conoce que estas bandas criminales extranjeras tienen varias similitudes. No se dedican a un solo delito, sino que manejan todo un abanico de estos que les permite amasar jugosas cantidades de dinero. Los diferencia la nacionalidad, pero coinciden también en que buscan tener poder sobre las cárceles, desde donde pueden seguir operando sus líderes, en caso fuesen capturados.
El Tren de Aragua y los Tiguerones, además, tienen en común ese sello de sangre y muerte que usan para sembrar temor en sus enemigos y concretar sus fines delictivos. Las armas de largo alcance, granadas de guerra y ametralladoras son parte de su arsenal para tomar el control del crimen a donde vayan.
Si la megabanda venezolana es conocida por desmembrar a sus enemigos y opositores, los Tiguerones lo son por los varios atentados con “coches bomba” que se le imputa en Ecuador y ser considerado aliado de peligrosos cárteles de la droga mexicanos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) de Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, y el Cártel de Sinaloa de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Las autoridades peruanas reconocen que los Tiguerones tienen una peligrosidad y unos fuertes nexos con el crimen organizado que bien podrían servir para quitar la batuta del crimen a la banda rival venezolana.
Declaratoria de guerra entre bandas
A mediados de marzo de este año, Panorama expuso la declaratoria de guerra que se lanzaron ambos grupos delincuenciales por el control de la zona norte de Lima que incluye a los distrito de Los Olivos, Independencia, San Martín de Porres y Comas. Han transcurrido casi cuatro meses y, pese a las constantes capturas de los integrantes de estas bandas, la disputa parece haber decaído poco.
“Quieren ser la única banda que va a liderar Lima Norte, es por ello que hay una ganancia económica ilegal producto de la comercialización de droga, tenencia ilegal de armas de fuego, extorsión y la receptación agravada”, advirtió la fiscal adjunta Cynthia Medina.
Según la policía, los Tiguerones ya tenían el control de los alrededores de los conocidos centros comerciales Mega Plaza, Plaza Norte y Tottus de Canta Callao. Al ver esto, el Tren de Aragua decidió no ceder, por lo que se intensificó el enfrentamiento.
Desde Ecuador, medios informan que los Tiguerones continúan reclutando a jóvenes delincuentes, con perfil sanguinario y despiadado, para potenciar su red criminal. Mientras tanto el Perú les sigue pareciendo un país atractivo para expandir sus delitos.
¿Quién es líder de los Tiguerones?
De acuerdo a reportes preliminares de autoridades de Ecuador, Álex Salazar Villamar sería el líder máximo o el número uno de la temible banda de los Tiguerones.
Trascendió que Salazar Villamar fue liberado en noviembre de 2021, luego de cumplir el 60% de una condena de 32 meses de prisión por el delito de receptación. Agentes policiales lo sorprendieron en 2017 transportando piezas de automóviles robadas.
Su liberación puso en alerta a las autoridades ecuatorianas, que temían que reforzase a la banda.