Razones y desencuentros de los estudiantes en la San Marcos: suspensión de clases y apoyo a la Toma de Lima

En una decisión intempestiva, el rectorado de la cuatricentenaria casa de estudios, a cargo de JerI Ramón, dispuso la suspensión de las clases presenciales en plena época de evaluaciones finales, lo que generó gran malestar entre docentes y alumnos. A la demanda del retorno a las aulas se han sumado varias exigencias más, algunas de corte político.

Estudiantes protestan por cierre de la UNMSM por la Tercera Toma de Lima. RPP

Mientras miles de estudiantes agotados y docentes atareados con pruebas por revisar intentaban sacar fuerzas para culminar el semestre académico, el rectorado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) tomó la sorpresiva decisión de anular las clases presenciales en plena época de exámenes finales. A través de un oficio, la medida se comunicó con poquísimas horas de antelación y se corrió la voz entre las 20 facultades de la universidad más antigua de América. ¿Cuáles fueron las razones y cómo respondieron los universitarios?

Era la tarde del viernes 12 de julio, cuando la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM) y el Rectorado hacían un anuncio casi simultáneo.

La primera organización anunciaba un plantón convocado para dos días después, a fin de reclamar por los presuntos manejos irregulares de la rectora Jerí Ramón al quitar la administración de los ingresos de los alquileres del estadio de la UNMSM a la Oficina General de Bienestar Estudiantil y trasladar esta responsabilidad al Rectorado.

Solo un par de horas más tarde, el Rectorado anunciaba una medida intempestiva: el retorno a las clases virtuales y con ello la prohibición de ingresar al campus. La zozobra corrió entre estudiantes y maestros, pues julio es una época en la que se culmina el primer semestre del año lectivo. Época de exámenes y trabajos finales, decisorios para aprobar el ciclo.

Así, a través de un oficio, emitido en la tarde se dictaminaba que pocas horas después, desde la medianoche del 13 de julio empezaba a regir una especie de inamovilidad en el campus de la Ciudad Universitaria, la sede de Medicina Humana y la Facultad de Medicina Veterinaria. Esto se excusó con los argumentos de “seguridad y en prevención de contingencias”.

La Universidad Nacional de San Marcos amaneció con unas pintas a favor de la 'Toma de Lima', marcha que se realizará contra el gobierno de Dina Boluarte.

Molestias se exacerbaron

Ante la arbitrariedad del Rectorado, el plantón del 14 de julio convocado por la FUSM no se realizó. En su lugar, los estudiantes se apostaron en la Ciudad Universitaria y al llegar la noche tomaron las puertas de ingreso 3 y 5.

En su plataforma de reclamos exigían dos ejes centrales. El retorno inmediato a las clases presenciales y el regreso de la administración del estadio a la Oficina de Bienestar Estudiantil, que se encarga del mantenimiento del comedor estudiantil, buses y residencia donde viven los alumnos de regiones de escasos recursos.

“El 26 de junio, en Asamblea Universitaria, la rectora Jeri Ramón modificó el estatuto de la universidad para que el dinero recaudado por el alquiler del estadio sea utilizado directamente por el rectorado, desplazando a la Oficina de Bienestar Universitario pese a que aún adolecen por falta de raciones en el comedor universitario, falta de transporte y la infraestructura de la residencia y el comedor son deplorables. Los constantes conciertos perjudican gravemente las clases y la tranquilidad de los vecinos. A la fecha no se tiene claridad sobre el uso que se le da a dichas ganancias”, advirtieron los alumnos.

Al hablar del estadio, otro punto saltó entre las demandas. El ruido excesivo que molesta el desarrollo de las clases.

A la protesta por este problema se sumaron los vecinos de la Unidad Vecinal N°3, aledaños al gran estadio de San Marcos, donde se desarrollan conciertos de talla nacional e internacional desde hace varios años durante las noches, sí, pero donde también se efectúan rondas de encuentros de grupos evangélicos en pleno día, durante el horario de dictado de clases. Los gritos, alaridos y arengas de los grupos religiosos perturban a muchos alumnos sin que las autoridades tomen medidas para menguar o establecer un límite de decibeles.

“Hemos venido sufriendo desde el miércoles: conciertos y eventos evangélicos; que resulta imposible tener clases tranquilamente. La universidad es un espacio académico y se necesita tranquilidad para estudiar, no es una empresa”, expresó ante ello la docente sanmarquina Natali Durand.

Durante la toma; sin embargo, saltaron los desencuentros entre los representantes estudiantiles, quienes acusaron a la FUSM de no representar sus intereses por ser solo “transitoria”. Este grupo está a favor de que el Rectorado administre los ingresos monetarios que genera el alquiler de sus espacios internos, a fin de que se “transparenten”, sin embargo la gestión de Jeri Ramón no ha detallado los mecanismos de rendición de cuentas.

“El estadio, unidad cuya responsabilidad fue transferida al rectorado con fines de transparentar -bajo lineamientos institucionales- el funcionamiento de la infraestructura universitaria, tiene el fin de destinar partidas presupuestales a solucionar diversas problemáticas relacionadas al bienestar universitario (transporte, vivienda, comedor, entre otros). (...) San Marcos se sostiene económicamente gracias a los propios recursos de la universidad y no al insuficiente presupuesto que nos asigna el MEF, siendo así el alquiler del estadio una fuente grande y necesaria de recursos, directamente recaudados para el positivo mejoramiento de los servicios”, señalaron.

En el estadio de San Marcos se desarrollan conciertos de talla nacional e internacional. Prensa Grupo 5.

El apoyo a la Toma de Lima y desencuentros

Entre la comunidad estudiantil y egresados se corre la voz de que otra de las causas del cierre abrupto de la Ciudad Universitaria radica en un intento por evitar que en el campus, los estudiantes alberguen a los ciudadanos que llegan desde regiones para marchar contra el gobierno de Dina Boluarte durante la tercera ‘Toma de Lima’, que se ha convocado para el 19 de julio, puesto que la medida de suspensión se dio apenas cinco días antes.

Ya a inicios de este 2023, la rectora Ramón aceptó el ingreso de la Policía Nacional a la Ciudad Universitaria en una intervención con uso excesivo de la fuerza que terminó con el ingreso de una tanqueta, la puerta 3 destruida y ciudadanos indígenas quechuahablantes maltratados y más de 190 detenidos sin la presencia de la Fiscalía. Una de las imágenes más duras de esa jornada fue ver intervenidas y llevadas a la Dirincri a una mujer gestante y a su niña de apenas ocho años. También se denunció tocamientos indebidos a una alumna y maltratos a los estudiantes que viven en la Residencia Universitaria.

Un panorama de caos que incluso fue denunciada a nivel internacional por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en un pronunciamiento oficial sobre los graves abusos que se cometieron en el gobierno de Dina Boluarte. “Los Estados deben abstenerse de incurrir en detenciones masivas, colectivas e indiscriminadas en contextos de protesta social”, dijo la comisión entonces.

Manifestantes contra el gobierno de Dina Boluarte pernoctaron en la UNMSM en enero.

Las imágenes captadas por alumnos dieron cuenta de la sumisión con la que los manifestantes se rindieron ante los efectivos policiales; sin embargo, fueron insultados, obligados a tirarse al piso cual peligrosos delincuentes y tratados con suma violencia. Posteriormente también se viralizaron imágenes de agentes que trataban de “terrucos” a los intervenidos.

Pues bien, esta vez durante la última toma de San Marcos también aparecieron pintas alusivas al apoyo a las protestas antigubernamentales. Esto provocó nuevos desencuentros entre grupos de estudiantes, pues algunos consideran innecesario “politizar” sus demandas; mientras que otro grupo pide no ser ajenos a la crisis sociopolítica que vive el país.

“¡Viva la Toma de Lima! ¡Abajo el gobierno central! ¡Asamblea Constituyente!”, fueron algunos arengas trasladadas a las paredes universitarias.

Estudiantes que protestaron en 'la toma de San Marcos' vandalizaron la infraestructura de su universidad.

“Debemos levantarnos también por la Toma de Lima y la situación nacional. No seamos ajenos a ellos. Esto no es una lucha aislada y meramente estudiantil, también es política”, dijo una de las alumnas que participó en la medida de fuerza.

Sin embargo, otros no están de acuerdo.

Lo cierto es que mientras ocurren estas desavenencias dentro de la UNMSM, cual reflejo de la crispación y la división que reina en el ámbito social —no en vano se dice que San Marcos es un pequeño Perú— la rectora Jeri Ramón no ha llamado al diálogo ni se ha pronunciado oficialmente tras los últimos acontecimientos. En tanto la Federación levantó la toma en la puerta cinco y llamó a los estudiantes a continuar en “pie de lucha”.