El caso de Gabriela Sevilla Torello en el Perú es uno de los más recordados en los últimos años por la trágica historia que la joven, de entonces 30 años, creó y logró movilizar a todo el país en su búsqueda y la de su presunta hija Martina luego que señalara que fue víctima de secuestro.
Nuestro país alcanza un gran número de mujeres ultrajadas y violentadas de diferentes formas. Fue este el motivo por el que el miércoles 19 de octubre del 2022 la familia de Gabriela Sevilla y Ramiro Gálvez (su pareja) comenzaron a angustiarse al no ubicarla luego que ella saliera de su vivienda en Surco rumbo a una clínica para dar a luz.
La joven, quien aludía tener más de nueve meses de embarazo, se había comunicado con sus padres y con el papá de su bebé que venía en camino para que le dieran el alcance en la clínica Internacional de San Borja. Ella había entrado en trabajo de parto y se dispuso a subirse a un taxi que tomó muy cerca a su vivienda.
Sin embargo, nunca llegó a su destino.
Un país angustiado por la desaparición de Gabriela Sevilla
Pero, ¿por qué la búsqueda de Gabriela Sevilla fue angustiante para el país? Este caso trajo al recuerdo lo ocurrido en el 2005 con Claudina Herrera, una joven de tan solo 18 de edad que estaba en la espera de su primera hija. La etapa más dulce para ella se destruyó con un crimen calificado como uno de los más atroces en el Perú.
Luego de ser reportada como desaparecida con ocho meses de gestación, se encontró a la gestante Claudina Herrera muerta en la Panamericana Sur. Su cadáver revelaba la brutalidad con la que fue tratada por sus verdugos, quienes luego de secuestrarla, la indujeron al parto para llevarse a su bebé y dejar a la madre morir desangrada.
Luego de un operativo se logró recuperar a la recién nacida pero el trauma que dejó en la familia Herrera y en todo el país nunca se borró. Es por ello que, en el 2022, al darse las primeras alertas de desaparición de Gabriela Sevilla, los usuarios en redes sociales no dejaban de compartir su fotografía velando porque apareciera sana y salva y con su bebé en brazos.
Las autoridades policiales, el Ministerio del Interior y el Ministerio de la Mujer se movilizaron consternados por esta desaparición, que parecía ser un caso de secuestro. Aunque existía el temor a lo peor, las esperanzas de rescatarlas sanas y salvas no se desvanecían.
El testimonio de Gabriela Sevilla sobre su presunto secuestro
Sevilla, minutos después de abordar el taxi, le había enviado a su madre una foto del taxista a quien más adelante lo señaló de ser uno de los presuntos secuestradores de ella y su bebé. Según su testimonio, el hombre cambió la ruta indicándole que se trataba de un atajo para llegar hasta la clínica.
Momentos después, ella habría perdido el conocimiento y luego despertado en un lugar donde la indujeron a pujar. La joven aseguraba que no escuchó a su bebé llorar y que luego de terminar la labor de parto volvió a quedarse dormida.
Nuevamente despierta, le dijeron que si los denunciaba, atentarían contra su vida y la de su familia y que el cuerpo de su bebé el sería entregado luego. Sevilla apareció un viernes 21 de octubre en horas de la madrugada por una calle del distrito de Villa María del Triunfo por donde caminó hasta llegar a la casa de un familiar.
Lo peculiar del caso, fue que Gabriela apareció sin su bebé. Sus familiares, luego de conducirla hasta el hospital militar, pidieron a las autoridades continuar con la búsqueda de Martina que podría haber sido víctima de robo por parte de personas ligadas al tráfico de recién nacidos.
Mientras las alertas por hallar a la bebé continuaba, Migraciones impedía la salida de recién nacidos del país y la población se mantenía a la expectativa de todo lo que ocurría, Gabriela era inducida a algunas preguntas en el nosocomio, muestras de sangre y exámenes por un médico legista.
Una cruel mentira
Los primeros resultados salieron y el caso dio un giro radical. Gabriela nunca estuvo embarazada ni presentaba ningún signo de violencia, según lo informado por el ministro del Interior de ese entonces, Willy Huerta. Mientras tanto, la búsqueda de Martina cesó.
La joven y su familia salieron a negar la versión de los médicos legistas y demás personal de salud que certificaban que no hubo embarazo. Gabriela lloró ante las cámaras e insistía en que tenía pruebas médicas que avalaban su versión.
Días después, cuando la Dirincri citó a todos los involucrados a rendir su manifestación, se conoció que Ramiro Gálvez había confesado a las autoridades que días antes del supuesto secuestro comenzó a tener dudas sobre el embarazo de su pareja.
Él señaló que se entrevistó con el supuesto ginecólogo que firmaba el presunto control pre natal y éste le indicó que los documentos que certificaban un embarazo eran falsos y que las atenciones médicas que había recibido eran por otras consultas. Ramiro encaró a Gabriela su mentira, pero ella terminó negando todo y las dudas se habían disipado con el presunto secuestro.
¿Qué ocurrió luego con Gabriela Sevilla?
La joven negó hasta el último que había fingido su embarazo. Luego del escándalo mediático que se generó por una historia que ella misma habría creado y que incluso fue objeto de interés en medios internacionales, Gabriela Sevilla desapareció.
Hasta el día de hoy se desconoce alguna cuenta oficial de la joven pese a que en TikTok era una usuaria muy activa. Sevilla Torello habría optado por permanecer en el anonimato a la espera de que el país olvide su caso.
No obstante, el último viernes 14 de julio del presente año se conoció que el Ministerio Público abrió una investigación contra Gabriela Sevilla Torello por los presuntos delitos de falsedad genérica y falsificación de documentos.
El 6 de julio, el doctor Nilo Paredes Chávez, fiscal a cargo del cuarto despacho de la Segunda Fiscalía Corporativa Penal de Santiago de Surco, llevó a cabo la formalización de una investigación preparatoria contra la mujer, acusándola de los mencionados delitos en agravio de su expareja, Ramiro Gálvez.
Según el informe fiscal, se establece que la mujer no estaba realmente embarazada, lo que la lleva a incurrir en daño patrimonial y emocional contra su ex pareja. Este último realizó gastos relacionados con el supuesto bebé desde que se enteró de que sería padre, y se vio afectado emocionalmente al creer en la historia que armó su expareja.