400 kilos de dinamita, 25 muertos y un país que olvida: a 31 años del atentado de Tarata en Miraflores

La noche del 16 de julio de 1992, el grupo terrorista Sendero Luminoso liderado por Abimael Guzmán hizo estallar un coche bomba cerca al Banco de Crédito de la avenida Larco

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Atentado en la calle Tarata fue un acto orquestado desde la directiva de Sendero Luminoso
Atentado en la calle Tarata fue un acto orquestado desde la directiva de Sendero Luminoso

1992 fue un año particularmente violento en el Perú. En febrero, la teniente alcaldesa de Villa el Salvador, María Elena Moyano, fue asesinada y su cuerpo dinamitado, los estudios de Canal 2 fueron atacados con un coche bomba y nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta desaparecieron. A estos se le sumó el atentado en la calle Tarata en Miraflores la noche del 16 de julio.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación recuerda que para mediados de 1992, 37 coches bombas habían estallado solo en Lima Metropolitana. El accionar de Sendero Luminoso respondía a lo que su líder, Abimael Guzmán Reynoso, calificaba de “equilibrio estratégico” “que precedía a la destrucción del Estado y la captura definitiva del poder”.

Implicados en el atentado en Tarata dieron cuenta a la CVR de la planificación. Juanito Orozco Barrientos, alias ‘Franco’ asignó la tarea de estallar un auto en los alrededores del Banco de Crédito a Carlos Mora La Madrid, alias ‘Daniel’. ‘Nicolás, ‘Arturo’, ‘Manuel’ y ‘Lucía’ serían los encargados del reglaje, mientras que ‘Percy’, ‘Antenor’. y ‘Rosa’ robarían los vehículos que se usarían para consumar el crimen.

Atentnado de Tarata dejó como saldo 25 vida perdidas (Foto: CVR)
Atentnado de Tarata dejó como saldo 25 vida perdidas (Foto: CVR)

Los terroristas llenaron el vehículo con 400 kilos de dinamita y lo abandonaron mientras este se encontraba en movimiento. A las 9:20 p.m. en la cuadra 2 de la calle Tarata, donde se ubicaban los edificios El Condado, San Pedro, Tarata, Residencial Central y San Carlos, explotó el coche bomba, dejando como saldo 250 heridos, 437 viviendas dañadas, 420 familias afectadas y 25 muertos de los cuales 3 mujeres y 2 hombres no fueron identificados.

Las víctimas mortales fueron Manuel Hijar Quintana (37), Leoncio Elio Armas Cruz (38), Podsa Dadalani Vaschi (31), Root Dadalani Vashi (02), Claudia Silvia Passini Bonfati (35), César Cortez Arens (22), Consuelo Arens Porras de Cortez (45), Cecilia Cortez Arens (25), Antonio Javier Villanueva Merino (43), Marco Antonio Franco Laines (21), Luis Daniel Romero Cárdenas (78), Pedro Francisco Cava Arangoitia (27), Mónica María Rocío Romero Ramírez (36), Carmen Victoria Paredes Stagnaro (30), Avelino Paucara Ccompe (43), Victor Javier Scaccabarrozzi Monzón (38), Carmela Peña Roca (65), Angel Vera (25), Violeta Palacios (18), Miguel Angel Gamarra (15).

Sobreviviente de Tarata recupera parte de sus pertenencias (Foto: Yuyanapaq)
Sobreviviente de Tarata recupera parte de sus pertenencias (Foto: Yuyanapaq)

La huida

Martha Huatay había sido implicada en las investigaciones por el caso Tarata; sin embargo, la Segunda Fiscalía Penal Supranacional Especializada en Derecho Humanos, Interculturalidad y Delitos de Terrorismo no presentó a tiempo un pedido de prisión preventiva contra la terrorista. Esta se vio involucrada en el caso luego de que otro subversivo la señaló como participante del atentado.

“No fue incluida (en el proceso judicial contra la cúpula) porque el sentenciado ´Feliciano´(Óscar Ramírez Durand), quien declaró que ella habría sido la cabecilla de Socorro Popular - brazo de Sendero Luminoso - y dirigente del destacamento que ejecutó el atentado de Tarata, lo hizo cuando ese proceso ya estaba con acusación”, señaló la Fiscalía en conversación con El Comercio.

Esta llegó a escapar con dirección a Argentina. A finales de abril de este año, el Estado peruano registró la muerte Huatay a través de un acta de defunción inscrita en el Consulado de Perú en el país sureño. La terrorista habría fallecido el 10 de septiembre de 2022, poco después de huir del país que la investigaba por esta vinculada a uno de los casos de violencia terrorista más recordados.

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