El nombre de Hugo Muñoz puede sonar poco familiar, pero con el nombre ‘Pitillo’ nos acercamos a ese sinónimo de risas y ocurrencias. No por nada este personaje cuenta con más de 40 años de trayectoria, donde ha hecho reír a miles de familias pero, sobre todo, ha generado en el artista una amistad consigo mismo.
En la década de los 90, no era la figura que hoy conocemos. Es más, distaba mucho de serlo, la rebeldía en la juventud se apoderó de él y decidió enrumbarse lejos de casa para conocer quién realmente era.
“No hay mejor camino que el que te lleva de vuelta a casa. Sales al mundo, y como este es redondo, caminas en sentido contrario y terminas llegando al mismo lugar. Pero tienes que dar ese viaje que va contra de todo lo que tú creías para enriquecerte; y ese camino es el que me trajo aquí y lo que soy hoy en día”, señaló ‘Pitillo’ a Infobae Perú.
Tuvo que vivir una experiencia realmente fuerte para encontrar su camino a casa. Alrededor de los 20 años, le diagnosticaron un linfoma maligno en el estómago, teniendo que ser internado durante un periodo de tres años en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
Lejos de echarse para atrás, Hugo Muñoz llegó a hacer las paces con esta enfermedad y entender que este padecimiento había llegado a él por un solo motivo: revalorar más la vida.
‘Pitillo’ recuerda que vivió este tiempo internado haciendo reír. Tenía que entretenerse de algún modo, contó a Infobae Perú, y qué mejor que ofreciendo compañía a quienes estaban en su misma situación.
“Estuve en el Neoplásicas durante tres años, rodeado de gente. Allí te das cuenta realmente quiénes son las personas que te quieren. Empecé a buscar un camino que me permitió compartir con los pacientes, utilizábamos la risoterapia: le tomábamos el pelo a los médicos, a los niños y enfermeras,, en forma muy sana. Tenía la necesidad de hacer algo, no podía quedarme ahí solo internado”, recorcó el creador de ‘Circo de la Alegría’, quien continuó con esta tarea después de recuperarse.
“Estuve yendo todos los jueves al séptimo piso durante siete años. Era bonito porque era parte de la terapéutica. He querido regresar, pero las medidas se han hecho más estrictas, aún más por la pandemia. Tengo que volver, siempre voy a preguntar, pero todavía hay esas restricciones. Es mi pago por lo que me tocó vivir y aprender”, señaló.
El pequeño Hugo nació en medio de carpas de circo, y cómo no, si era hijo del reconocido payaso chileno Hugo Muñoz Olguin. Su progenitor siempre quiso que le siguiera los pasos y hacía todo lo que se le ocurría para que ‘Pitillo’ llegue a querer la profesión.
“A mí no me gustaban los payasos de chiquito, mi viejo estaba frustrado. Yo le decía que era su vocación, no la mía”, rememoró el artista, quien tenía la errónea idea de que ser payaso no era una carrera.
A sus cortos años solo seguía la corriente, en medio de ensayos y viendo como su padre y colegas gestaban ideas para hacer reír, hasta el día en que le tocó elegir una ocupación. Este sería el quiebre más fuerte que ‘Pitillo’ tendría con su progenitor.
“El arte también es como un barco, que tienes que abandonar hacia donde te lleve. Yo no quería ser payaso porque no lo veía como una profesión, y tampoco quería serlo para complacer a los demás. En ese tiempo quería una carrera tradicional, lo políticamente correcto. Me gustaba el arte, entonces estudié diseño gráfico. En esa época, se dibujaba con pinceles, no a computadora”, manifestó.
“El pasar por lo que pasé (el cáncer), me sirvió para darme cuenta de que ser payaso es mi vocación, y yo lo sabía hacer. Hacer lo que sabes hacer es el primer paso para dejar de ver todo como un trabajo. Disfrutas y, encima, te pagan. Yo elegí ser payaso, no complací a nadie. Claro que mi padre se sintió feliz”, relató entre risas.
Hugo Muñoz, ‘Pitillo’, ha viajado por muchos años siendo payaso y entregando su arte por diferentes países del mundo. Señaló que respeta a sus colegas que apuestan por quedarse en su zona de confort y no prepararse más, pero en su caso siempre ha optado por alimentar su vocación y mantenerse de ello, no como un trabajo, sino como una forma de vida.
Comentó que es una labor constante, donde no está solo. Las giras por diferentes países son una de las actividades que más ama, pues lo ayuda a no sentirse prisionero. Sin embargo, ha tenido que cambiar ello para establecerse.
Desde hace 11 años, el actor de circo decidió sacar adelante su empresa familiar, donde su esposa está a cargo de la logística y su hija mayor, comunicadora de profesión, se encarga del diseño de sus publicidades. Además, tiene el apoyo de su familia política.
“Este año celebramos 11 años de hacer ‘Circo de la Alegría’. Esta vez presentamos ‘Circus DJ, un fascinante viaje a través de la música’. Hemos hecho varios cambios como rediseñar de carpa y utilizar otro terreno. Ahora estamos en el centro comercial Real Plaza Puruchuco, que está en la Prolongación Javier Prado, en Ate”, dijo.
“También cambiamos de empresa de entradas, ya no es Teleticket, sino Ticketmaster. El show es completamente nuevo, la propuesta es más energética y habrán osos polares. Siempre un cambio hace mejor”, agregó el artista, quien este año no estará por primera vez en el Jockey Club.
‘Pitillo’ confesó que es uno de los logros, el cual lo tiene muy satisfecho. Pero le chocó mucho, pues con su padre se acostumbró al circo errante. Hoy en día tiene a una familia, y debe velar por ellos.
“Muchos payasos que aún siguen haciendo giras me dicen que sueñan con estabilizarse con sus familias, pero es complicado con esta profesión. Mientras para ellos es una bendición, para mí fue una maldición (risas). Sí me chocó, extrañaba mucho viajar. Cuando llegó la pandemia, muchos de mis colegas se quedaron sin trabajo, porque no había giras. Yo ya estaba estabilizado, con mi familia, no me faltó trabajo, lo valoré mucho. Debo agradecer eso”, expresó.
“Ahora, mi esposa es la que se encarga de todo; sin ella el circo no habría durado tanto. Yo solo me encargo de los actos y estar frente al público. Mi hija mayor me está ayudando en los diseños y mi hija menor ya ha aparecido en uno que otro acto. Somos una empresa familiar”, describió el reconocido payaso, aclarando que él no se meterá en la carrera que elijan sus herederas.
“Cada uno tiene su camino de amor y desamor de lo que quiere ser”, aseguró.
Durante todos estos años, Hugo Muñoz declaró que la competencia ha sido complicada. Ha tenido que lidiar con figuras que han lanzado su circo solo por moda, y no por amor al arte.
“La ambición es muy fuerte en este mundo, solo quieren tener un rato, por Fiestas Patrias. Es triste porque no es constante: que la ambición sea más fuerte, mata el arte. Recuerdo que venían circos preciosos a Perú. De pronto, llegaron carpas de figuras como Kiko, La Chilindrina, Esto es Guerra, personajes que no entregaban propuestas. Llenaban la primera temporada, pero después nadie iba. Hasta ahora es así, cualquier figura puede sacar su circo”, explicó el artista, dejando afuera de esta lista a circos como La Tarumba, por considerarla una apuesta de calidad.
El creador de ‘El Circo de la Alegría’ señaló que él no tiene ningún temor de decir lo que piensa, que le da gusto que el público tenga la oportunidad de elegir entre muchas opciones. Sin embargo, siempre defenderá el arte, y ser payaso lo es.
“Yo jamás me voy a meter al mundo televisivo sin conocerlo. Si te vas a involucrar al mundo artístico, te tienes que preparar. Puedes tener el mejor terreno, la mejor carpa y los mejores artistas, pero si no hay un corazón interesado en que eso funcione, no pasa nada. El ser payaso es una carrera, no lo puede hacer cualquiera, debes desempeñarte con conocimiento y mucha pasión”, concluyó.