Nos encontramos en uno de los meses más representativos para todos los peruanos, ya que celebramos un año más de la Independencia del Perú, que fue proclamada en un emotivo discurso en la Plaza Mayor de Lima un 28 de julio de 1821.
Don José de San Martín, el libertador argentino, fue el encargado de esta importante alocución que congregó a gran parte de la sociedad limeña y nos consolidó como una nación libre del yugo español.
Sin embargo, este héroe nacional de procedencia extranjera, es recordado también por las historias que giran en torno a la creación de la bandera del Perú.
El sueño de José de San Martín
Una de las historias más famosas sobre el origen de nuestra bandera tomó la forma de un cuento escrito por Abraham Valdelomar, quien narra que el general iniciaba su campaña libertadora desembarcando en la bahía de Paracas un 8 de septiembre de 1820. El calor sureño lo llevó a buscar refugio bajo la sombra de una palmera.
Aquí, con el sol abrasador calentando la arena de la playa, San Martín soñó con la libertad del continente que visualizaba ordenado, patriótico y de gente fuerte; pero también con “una bella bandera, sencilla y elocuente, que se agitaba con orgullo sobre aquel pueblo poderoso”.
El relato continúa explicando que el libertador se despertó y visualizó en el cielo una bandada de aves de alas rojas y pechos blancos. Se trataba de las parihuanas.
La narración continúa de la siguiente forma:
El héroe se puso en pie. El ejército estaba listo para la marcha.
Entonces lo invadió una sana jovialidad, y cuando sobre el caballo arrogante, los capitanes taciturnos emprendieron la marcha para cumplir el más noble mandato del destino, les dijo el Libertador:
—¿Veis aquella bandada de aves que va hacia el norte?
—Sí, general. Blancas y rojas —dijo Cochrane.
—Parecen una bandera —agregó Las Heras.
—Sí —dijo San Martín—. Son una bandera. La bandera de la Libertad que acabamos de sembrar”.
Aunque no se sabe con exactitud si este fue el origen real de nuestra bandera, algo que se conoce bastante bien es que don José de San Martín diseñó el primer ejemplar de esta y ordenó su creación mediante un decreto que fue publicado el 21 de octubre de 1821.
“Se adoptará por bandera nacional del país una de seda, o lienzo, de ocho pies de largo, y seis de ancho, dividida por líneas diagonales en cuatro campos, blancos los dos de los extremos superior e inferior, y encarnados los laterales; con una corona de laurel ovalada, y dentro de ella un Sol”.
Existe también una versión que se le atribuye al historiador Mariano Felipe Paz Soldán, quien afirmó que el libertador argentino creó la bandera nacional tras combinar el color blanco, el mismo que lleva la bandera de Argentina, y el rojo, inspirado por el estandarte chileno.
Primeros cambios
José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle y supremo delegado de la República era por aquellos años el reemplazo interino del protectorado que ejercía don José de San Martín. Es aquí donde se da la primera modificación.
Con este cambio, la bandera ahora lucía con una franja blanca transversal entre dos de color rojo de la misma anchura, con un sol rojo en el centro, esto debido a los inconvenientes que hubo para elaborar la primera versión de la bandera.
Más adelante, el 31 de mayo de 1822, el marqués de Torre Tagle estableció otro cambio, dando como resultado una bandera más parecida a la que tenemos en la actualidad y que consistía en tres bandas verticales, de color rojo en los extremos y blanco en la central, con el sol rojo al medio de la banda blanca. ¿El motivo? Su parecido con el estandarte español generaba dificultades para identificarla en campo de batalla.
Última modificación
Nuestro estandarte nacional tuvo su versión final el 25 de febrero de 1825, bajo el mando de Simón Bolívar y mediante la promulgación de la ley de símbolos patrios que dictaminaba lo siguiente:
“El pabellón y bandera nacional se compondrán de tres franjas verticales, las dos extremas encarnadas, y la intermedia blanca, en cuyo centro se colocará el escudo de las armas con su timbre, abrazado aquel por la parte interior de una palma a la derecha y una rama de laurel a la izquierda entrelazadas”.
A partir de ese momento, nuestra bandera fue modificada por última vez en 1950, durante el gobierno de Manuel Odría, donde se decidió que el escudo no era necesario. De este modo, se simplificaba su fabricación y se convertía en la blanquirroja que hoy conocemos y que representa la libertad de nuestro país.