En los últimos meses diversas autoridades municipales de Lima han ejercido un abuso de poder contra sus ciudadanos al quitarles el derecho a sentarse en un parque, a descansar, conversar, celebrar e incluso a trabajar. ¿Es esto legal? Frente a estas medidas de fiscalización del uso y disfrute del espacio público, parece importante recordarle a las autoridades el rol del espacio público, así como el derecho constitucional al libre tránsito y al libre desarrollo de la personalidad.
En el artículo 3 de la Ley de gestión y protección de los espacios públicos se define a los espacios públicos como “red de espacios abiertos, de uso y dominio público del Estado, destinados a la satisfacción de necesidades colectivas, como el descanso, la recreación, la expresión cultural, el intercambio social, el entretenimiento y la movilidad”. Los espacios públicos son el tejido que construye la ciudad. Sin estos, las personas no podríamos comunicarnos y relacionarnos, ya que son, por excelencia, el espacio de convivencia. ¿Qué pasaría si prohibiéramos a las personas salir a la calle? ¿Serían más seguras?
La seguridad en el espacio público es uno de los problemas que más preocupa a la ciudadanía. Según la encuesta de Lima Cómo Vamos, el 76.5% de los ciudadanos identifica este como uno de los problemas principales de la capital peruana. En varios países del mundo se ha demostrado que promover ciudades vivas, es decir, ciudades cuyos espacios públicos estén llenos de personas y actividades sirve para combatir la inseguridad. Además, esto sirve como ojos en la calle que nos vigilan y protegen.
Para ello hay que diseñar el espacio público pensando en las personas, su escala y sus necesidades. Esto implica, por ejemplo, veredas anchas donde caminar cómodamente, bancas para descansar, árboles para tener sombra y respirar mejor. También parques para estar en contacto con la naturaleza, juegos para los niños, áreas de deportivas y un largo etcétera que se puede encontrar en una amplia bibliografía de urbanismo contemporáneo. Una de ellas es la Guía global para el espacio público desarrollada por la Organización de Naciones Unidas para el Hábitat (Onu Hábitat).
Las medidas restrictivas que están tomando las autoridades limeñas afectan el buen funcionamiento de la ciudad, así como nuestro derecho al acceso del espacio público y a los servicios ambientales, por lo tanto, a nuestro derecho a la ciudad.
Este derecho, como lo plantea Harvey, no se limita únicamente a la idea de acceder a los servicios e infraestructuras urbanas existentes, sino que va más allá de reconocer el poder de los ciudadanos para transformar y dar forma a su entorno urbano según sus necesidades y deseos. En América Latina este concepto ha cobrado una relevancia particular en el contexto del movimiento urbanismo ciudadano, el cual surge como respuesta a la falta de inversión, abandono y privatización de los espacios públicos, así como a la falta de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones urbanas.
En muchas ciudades latinoamericanas, los espacios públicos han sido relegados a un segundo plano, siendo considerados simplemente como lugares de paso u ornamento. Sin embargo, el movimiento de urbanismo ciudadano busca cambiar esta percepción al reivindicar los espacios públicos como bienes comunes, lugares de encuentro, recreación y participación ciudadana, buscando su transformación desde, para y con las personas.
A través de diversas acciones y movilizaciones, los ciudadanos reclaman su derecho a la ciudad y exigen participar en la toma de decisiones que afectan su entorno urbano. Estas iniciativas van desde la creación de colectivos y organizaciones comunitarias, hasta la realización de actividades culturales y artísticas en espacios públicos que proponen nuevas formas de uso.
Muchos de estos ejemplos de prácticas insurgentes de urbanismo ciudadano se han mostrado en el Festival Internacional de Intervenciones Urbanas (FIIU), organizado por Ocupa Tu Calle y Lima Cómo Vamos, la cual se desarrolla hace 8 años en Lima.
Este año, en su octava edición, el FIIU viaja a Brasil para unirse al quinto Encuentro de Placemaking América Latina bajo el título de Insurgências: experiencias desde el espacio público, que se celebrará del 12 al 16 de septiembre en Río de Janeiro. Por insurgencia se entiende cualquier intervención que busque transformar el espacio urbano de manera táctica, puntual, colaborativa y de alto impacto. Puede ser temporal o permanente, material o inmaterial, local o regional y su objetivo es promover la mejora de la calidad de vida urbana visibilizando otras formas de habitar el espacio y generando conocimiento a través de procesos de innovación urbana.
Este evento congregará a ciudadanos, colectivos, actores del sector público y redes locales e internacionales de activistas interesados en reivindicar el espacio público y su uso, como parte de un modelo de desarrollo sostenible de la ciudad. Es una gran oportunidad para intercambiar experiencias realizadas en la región, debatir las distintas formas de producir espacio público y recorrer la ciudad de Río de Janeiro para explorar sus posibilidades de transformación.
No olvidemos nunca nuestro derecho a la ciudad, al espacio público, a soñar y seguir trabajando por su transformación para que sea diseñado y gestionado siempre desde para y con las personas.