Pietro Boggero, jefe de la División de Control Operativo de la Intendencia de Aduana de Puno, informó que a lo largo del 2022 ingresaron al Perú por la región sur (fronteras de Bolivia y Chile) mercancías ilegales de contrabando con un valor estimado por la Sunat en 349 millones 272 mil dólares, esto es, el 58.8% del contrabando que se mueve en nuestro país a nivel nacional.
Por su parte, gracias a los operativos realizados en conjunto con la Policía Fiscal y el Ejército Peruano, durante el año pasado se logró incautar en la región sur mercadería valorizada aproximadamente en 8 millones de dólares, principalmente de ropa nueva (2 millones 361 mil dólares), cigarrillos (2 millones 66 mil dólares), ropa usada (1 millón 105 mil dólares), calzado (526 mil dólares) y licores (382 mil dólares). Así, pese a los esfuerzos realizados, las incautaciones apenas superan el 2% del total estimado que se moviliza por contrabando en el sur del país.
“Las modalidades para trasladar estos productos se han sofisticado. Van mucho más allá del contrabando hormiga o de chacales, que es el de personas que esconden mercadería al cruzar la frontera. Ahora tenemos la modalidad conocida como la ballena, que es la adaptación de grandes vehículos cisterna para llevar mercancías ilegales en su interior. Y se ha extendido el ruleteo o carrusel, propiamente el contrabando técnico, en el que se pasa la mercadería por el puesto de control, pero con documentación falsa o adulterada. Son además grupos delictivos armados, cada vez más violentos, que cuentan con logística y amplios recursos de seguridad para sus traslados ilegales”, señaló Boggero.
Otra forma identificada de ingreso de contrabando se da a través de las ferias internacionales en los alrededores del Lago Titicaca, el llamado método lacustre.
“Sabemos de localidades en la frontera como Chejepampa, Virupaya y Patacayle, en la zona norte de Puno, donde hay explanadas inmensas en las que se realiza intercambio de mercancías en ferias internacionales, en las que junto a mercancías legales se pasan también productos de contrabando que siguen su ruta por Huancané y Juliaca hasta llegar a Lima”, dijo Boggero.
Esta información fue dada a conocer en el Seminario Internacional del Comercio Informal al Crimen Organizado: los desafíos de la región frente al contrabando, realizado el pasado jueves 15 de junio en La Paz y Santa Cruz (Bolivia). Este encuentro es el primero organizado de manera conjunta por gremios industriales del sector privado de Perú, Bolivia y Chile afectados por el contrabando: la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) del Perú, la Cámara Nacional de Comercio, Turismo y Servicios (CNC) de Chile, y la Cámara Nacional de Industrias (CNI), así como la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) de Bolivia.
Por parte de la SNI, Silvia Hooker, su gerente de Asuntos Internacionales, indicó que el contrabando no solo implica evasión de impuestos. “Implica la existencia de una vasta red de corrupción que afecta a todos los niveles de nuestras sociedades. Poblaciones enteras se parapetan alrededor del contrabando por considerarlo su principal fuente de ingresos, lo que obviamente dificulta su persecución. La corrupción que emana alrededor del contrabando tiene estrecha relación con la necesidad de mantener control en un determinado territorio por parte de organizaciones que hoy en día ya son transfronterizas. De ahí que la lucha contra el contrabando y otras formas de comercio ilícito debe plantearse con un enfoque sistémico, transnacional e incluso debiera ser considerarlo como una nueva amenaza no convencional para la seguridad nacional de nuestros países. Estamos frente a un crimen organizado transnacional que requiere una respuesta integral”, señaló Hooker.