El cuerpo de Christopher Joseph Fuentes González, apodado ‘Maldito Cris’, se encontraba en el pavimento, rodeado de aproximadamente 30 casquillos de bala y manchas de sangre. Caía la noche del viernes y la cuadra 33 de la Avenida Universitaria, en San Martín de Porres, acababa de convertirse en escenario de un violento tiroteo.
Los agentes de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) lo habían localizado por sus tatuajes. Rastreaban sus llamadas. Sabían que descartaba chips con frecuencia, que cambiaba de guaridas cada semana y que se trasladaba de Lima Sur a Norte desde que se dio a la fuga en abril pasado, cuando ultimó a un sereno de Surco.
El Ministerio del Interior lo había incluido en su Programa de Recompensas y ofrecía 80 mil soles por su paradero. La Municipalidad de Surco, en tanto, dispuso otros 50 mil soles, aunque él logró escapar en dos ocasiones previas. Este viernes fue inusual: por la mañana apagó su celular y se dispuso a celebrar en un establecimiento de la parte baja del hotel Amanecer, muy cerca de una sede del Ministerio Público, donde se escondió en estos últimos días.
Enfundado en una casaca gris y un jean, festejaba y brindaba con dos de sus allegados, uno de los cuales ha sido vinculado con el Tren de Aragua, una megabanda criminal de Venezuela que en los últimos años ha extendido sus operaciones delictivas a Colombia, Perú, Brasil, Chile y Bolivia.
Cuando notó que los efectivos antisecuestros se habían apostado en el perímetro para seguir sus movimientos, el sicario se calzó su casco e intentó arrancar en su moto lineal. Su estrategia fue mitigada de inmediato por el fuego cruzado que, tras casi veinte minutos, dejó dos detenidos y cuatro agentes heridos, aunque no de gravedad. La zona fue ampliamente resguardada ante la llegada de peritos de criminalística.
La Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) encontró cuatro armas de alto calibre, una de las cuales empleó para apuntar a los agentes en su intento de huida. Era diestro para presionar el gatillo: había empezado su carrera delictiva siete años atrás, en su adolescencia, cuando fue detenido en 2015 por homicidio calificado y hurto en Cumaná, una ciudad de Venezuela, su país natal.
“Ha sido muy esquivo, bastante hábil, pero no pudo contra la Inteligencia porque estuvo muy vigilado. Se ha logrado poner fin a la actividad criminal de este sujeto”, confirmó el comandante general de la Policía Nacional (PNP), Jorge Angulo.
El oficial precisó que la intervención fue rastreada, incluso, con mecanismos tecnológicos para que tuviera éxito dos meses después de que ‘Maldito Cris’ se dio a la fuga tras ultimar a Luis Manrique, un sereno que lo interceptó cuando asaltaba un minimarket y cuya muerte abrió un debate sobre la posibilidad de que los agentes locales sean autorizados a usar armas “no letales”.
La institución le atribuye la muerte de cinco personas, entre ellas el sereno y un “agente de seguridad del Estado”. Venezuela le imputaba delitos afines cometidos entre 2015 y 2018, dos años antes de que ingresara por la frontera de Tumbes y se instalara en el cono norte durante los primeros meses de la diáspora venezolana.
El director de Investigación Criminal, Óscar Arriola, ha precisado que ‘Maldito Cris’ actuaba con una particularidad, siempre solo, apuntando a la cabeza o al cuello, y bajo el seguimiento de su expareja Wanda Del Valle, alias ‘La Bebecita del crimen’, el brazo logístico de sus actividades delictivas.
“Wanda no es solo la pareja, es la mujer que solo encubre. Tiene un rol criminal y sobre ella se están estructurando todos los documentos de la investigación policial básica, junto al Ministerio Público, para pedir las medidas correspondientes al Poder Judicial, que esperamos tenga la misma energía que la Policía para acabar con la criminalidad”, dijo el oficial.
La acusada, incluso, le sugirió orquestar un atentado contra el coronel Víctor Revoredo, director de la División de Homicidios de la Dirincri, el órgano policial que lo abatió.
A más de 30 kilómetros, en Surco, los serenos rindieron un homenaje póstumo a Luis Manrique, el agente que dedicó casi dos décadas de su vida a la compañía municipal cuando, a mediados de abril, fue impactado por tres proyectiles en el cuello al intentar frustrar un asalto.
Dos días antes, el Congreso aprobó, por insistencia, un proyecto de ley que fue rechazado por el Gobierno en mayo y que, en rigor, establece la “capacitación básica, especializada y entrenamiento permanente” para que los miembros del serenazgo puedan usar “medios de defensa autorizados”.
Estos “medios de defensa necesarios” serán grilletes, escudos, bastones tonfa (vara policial), aerosoles de pimienta y chalecos antibalas. El texto añade que estas armas “no letales” tendrán “como finalidad prevenir y disuadir la comisión de delitos y faltas que atenten contra la seguridad ciudadana, respetando los derechos fundamentales de las personas”.
Carlos Bruce, alcalde de Surco, resaltó que la acción policial ha librado a la sociedad “de un elemento que despreciaba” la vida: “Les aseguro que el ‘Maldito Cris’ iba a seguir matando. Su muerte esta noche hace de la sociedad peruana, una sociedad más segura. Por eso, me alegro de que haya recibido su merecido”, señaló el burgomaestre ante este último episodio.
En el hogar de Manrique, en cambio, la herida sigue abierta. A mediados de abril, el padre de tres hijas quedó tendido entre un charco de sangre después de ser atacado por el sicario. Posteriormente, fue trasladado a la clínica Maison de Santé, donde permaneció conectado a un respirador mecánico por 48 horas.
Desde el Legislativo, la operación fue aplaudida por dos voces. “El que a hierro mata, a hierro muere”, tuiteó el conservador Alejandro Muñante (Renovación Popular), tercer vicepresidente de la Mesa Directiva del Parlamento, mientras que la fujimorista Tania Ramírez consideró que “un asesino menos hace un mejor país siempre”.