En la fascinante búsqueda por descubrir los secretos de nuestro pasado, los hallazgos arqueológicos se erigen como tesoros invaluables que permiten reconstruir y comprender la historia de un país. Estos vestigios nos brindan una mirada única a las sociedades y civilizaciones que nos precedieron, revelando sus logros, desafíos y legados.
A través de excavaciones metódicas y rigurosas investigaciones, podemos ser testigos de cómo vivían nuestros antepasados, cómo se organizaban socialmente, qué creían y qué lograron alcanzar. Cada descubrimiento es como una pieza de un intrincado rompecabezas, que, una vez ensamblado, revela una imagen más completa y precisa de sus vidas
En los últimos 18 años, Cálidda, la empresa peruana de gas natural de Lima y Callao, ha llevado a cabo una labor destacada en la preservación del patrimonio arqueológico que se encuentra oculto bajo las calles y pistas de la ciudad. Consciente de la importancia de conservar los rastros del pasado, cuenta con un equipo de profesionales que trabaja en estrecha colaboración con las contratistas durante las instalaciones.
En una labor encomiable que ha pasado desapercibida para muchos limeños, la empresa peruana de gas natural, se ha dedicado durante los últimos 18 años a preservar y promover los descubrimientos arqueológicos que yacen ocultos en el subsuelo de la ‘Ciudad de los Reyes’ y el ‘Primer Puerto Peruano’. Infobae Perú conversó con el antropólogo Jesús Armando Bahamonde Schreiber, quien forma parte del equipo de analistas del Programa de Gestión Cultural.
Su principal labor es preservar y conservar los valiosos vestigios arqueológicos que aún yacen bajo la superficie de la ciudad. Estos hallazgos pueden abarcar miles de años de antigüedad, revelando la historia ancestral que ha sido ocultada bajo sus calles y avenidas durante siglos.
“Comprendemos la importancia de preservar y dar a conocer el legado histórico de nuestra ciudad. Cada descubrimiento arqueológico nos brinda la oportunidad de reconstruir y comprender mejor nuestro pasado, honrando la memoria de las civilizaciones que nos precedieron”.
Durante más de una década, el equipo ha llevado a cabo la recuperación de más de 1.700 descubrimientos en la capital. La mayor cantidad de estos descubrimientos se ha localizado en la zona de Lima Norte, específicamente en los distritos de Comas, Independencia, San Martín de Porras y Puente Piedra. Sorprendentemente, incluso en el distrito de Ancón, donde la urbanización comenzó recién en la segunda mitad del siglo pasado, se han encontrado numerosos restos bajo las calles y avenidas.
En escenarios con más de 100 años de antigüedad, como es el caso de Breña, La Victoria y alrededores del Cercado de Lima, se puede apreciar piezas que formaban parte del suelo en el que se movilizan miles de peruanos al día. Aunque se creía que en estos lugares no quedaba ningún rastro del pasado, Bahamonde nos precisa que se ha llevado una grata sorpresa al encontrar elementos asombrosos a solo unos centímetros de profundidad bajo las pistas y calles.
El equipo encargado de llevar a cabo estas labores arqueológicas se divide en dos partes: en el campo, aproximadamente ocho arqueólogos realizan las excavaciones y descubrimientos, mientras que en el gabinete, siete personas se dedican al trabajo de conservación, análisis e inventariado de las piezas y materiales recuperados.
En un emocionante descubrimiento, el equipo de arqueólogos reveló la existencia de tumbas pertenecientes a la enigmática cultura Chancay, en el distrito de Puente Piedra. Este panorama causó asombro, ya que se creía que el cementerio de Zapallal, donde se encontraron, estaba completamente perdido en el tiempo. Sin embargo, la sorpresa fue aún mayor cuando se logró recuperar entierros en un buen estado de conservación.
Durante años, se creyó que gran parte de su legado había desaparecido, pero ahora se vislumbra una ventana hacia su historia y costumbres funerarias.
La importancia de este descubrimiento radica en la posibilidad de obtener nueva información, que floreció en la región hace siglos. Las tumbas encontradas en Puente Piedra revelan detalles fascinantes sobre sus prácticas y los objetos que acompañaban a los difuntos en su viaje al más allá.
Gracias a las condiciones óptimas del suelo y a la meticulosa labor de preservación, se ha logrado rescatar objetos y restos humanos en una calidad excepcional. Cada pieza desenterrada es un tesoro que nos acerca aún más a comprender la vida y su cosmovisión.
Este emocionante hallazgo ha reavivado el interés por la arqueología en la zona y ha despertado la curiosidad de los investigadores, ansiosos por desvelar los misterios que encierra este antiguo cementerio. Los estudios en curso permitirán obtener una visión más completa de su paso por el territorio, aportando nuevas perspectivas sobre su arte, su organización social y su conexión con el entorno natural.
La exploración marca un hito en la historia arqueológica de la región. Estos nos muestran que, incluso cuando creemos haber explorado todos los rincones del pasado, la tierra aún guarda secretos fascinantes y valiosos que esperan ser descubiertos.
Desde el distrito de San Miguel se lleva a cabo un minucioso proceso de conservación. En el caso de los entierros y los fardos funerarios, que a menudo han estado en contacto con las cañerías del terreno, se encuentran en un estado avanzado de descomposición.
Para rescatar la información de valor que contienen, se realiza un procedimiento de apertura cuidadosa. Este tiene como objetivo conservar y analizar detalladamente cada uno de los elementos encontrados en el interior de los fardos. Además de los restos humanos, pueden contener tejidos y otros objetos valiosos, como vasijas de cerámica o mates de calabaza, los cuales requieren un tratamiento especial para su preservación.
“Gracias a la documentación digital y la tecnología de escaneo láser, podemos utilizar modelos tridimensionales de las piezas para diferentes proyectos”, explica Bahamonde Schreiber.
Gracias a la digitalización 3D, se pueden crear réplicas exactas de las piezas originales, lo que permite su manipulación y acerca la historia a diferentes públicos, incluyendo niños y personas con discapacidad visual.
Además, Cálidda ha montado exhibiciones en el Museo Municipal de Puente Piedra y en la sala de exposición José Olaya en Chorrillos, donde se muestran los vestigios arqueológicos recuperados, junto con réplicas interactivas que permiten a los visitantes tener una experiencia única.
“No hay que tener miedo en el caso de encontrar un vestigio arqueológico en tu propiedad. Lo que estamos haciendo es aportar y aprovechar que nuestra historia está tan a flor de la tierra”.
Ante el descubrimiento fortuito de un vestigio arqueológico al construir una vivienda o realizar alguna remodelación, se recomienda comunicarse con el Ministerio de Cultura. Es importante contactar el área de defensa, el cual enviará especialistas para recibir los bienes arqueológicos y darles el tratamiento necesario para su conservación.