La importancia de las finanzas sostenibles

La tesis del cambio climático antropogénico a nivel mundial impulsa una ambiciosa transición de los combustibles fósiles hacia nuevas formas de producción de energía menos intensivas en carbono.

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Hace un par de semanas
Hace un par de semanas atrás se realizó un acuerdo político sobre el estándar europeo de bonos verdes. (Foto referencial: Andina)

El comercio mundial y la facilitación de bienes y servicios a través de las cadenas de suministro es una fuerza impulsora del desarrollo económico. Esto permite a un gran número de países poder integrarse a la siempre creciente y dinámica economía mundial. Nos referimos pues al gran número de consumidores alrededor del mundo quienes podrían tener mayor acceso a bienes y servicios diferenciados lo cual contribuye al mejoramiento de los niveles de calidad de vida. No obstante, expertos sostienen que es imprescindible que el comercio global se transforme en un motor para el desarrollo sostenible. La meta, según refieren, es apalancar una mayor acción sobre aspectos climáticos y la biodiversidad a nivel internacional, sectorial y empresarial. Ante estas demandas, el rol de las inversiones jugará un papel preponderante en materia de sostenibilidad. Al respecto, el presente artículo aborda la importancia de las finanzas sostenibles.

Hace un par de semanas atrás se realizó un acuerdo político sobre el estándar europeo de bonos verdes. El acuerdo fue entre el Parlamento Europeo y el Consejo sobre la propuesta de la Comisión de Reglamento sobre los Bonos Verdes Europeos. Este Reglamento, que es parte integral del Pacto Verde Europeo, establecerá un estándar de alta calidad voluntario de la UE para los bonos verdes. En síntesis, el estándar europeo de bonos verdes (EUGBS) estará disponible para empresas y entidades públicas que deseen recaudar fondos en los mercados de capitales para financiar sus inversiones verdes, al tiempo que cumplen estrictos requisitos de sostenibilidad. En particular, los emisores de EUGBS deberían asegurarse de que al menos el 85 % de los fondos recaudados por el bono se asignen a actividades económicas que se alineen con el Reglamento de taxonomía. Esto permitirá a los inversores evaluar, comparar y confiar más fácilmente en que sus inversiones son sostenibles, reduciendo así los riesgos que plantea el greenwashing, práctica nefasta en la que se busca proyectar una imagen ambientalmente responsable opuesta a la realidad de las empresas que la utilizan.

Contexto y consideraciones

Los países de Medio Oriente y África del Norte (MENA), que también es la región de más rápido crecimiento en el mundo, se ven afectados de manera desproporcionada por los impactos del cambio climático. Cabe resaltar, que el clima en la Tierra es continuo y cambiante. Por ende, el incremento de desastres naturales tiende a afectar más personas precisamente por las falencias en infraestructura, estudios técnicos y gestión gubernamental de desarrollo responsable de asentamientos humanos. Dejando de lado la tesis del cambio climático antropogénico, el problema radica que, en la gran mayoría de países en desarrollo, las urbes aumentan sin previsiones necesarias. Dicho aspecto es fundamental a ser considerado, pues las avalanchas, deslizamientos, erupciones volcánicas e inundaciones son más frecuentes en asentamientos mal planificados.

Como resultado, esto ha generado un sentido de urgencia política e impulso económico para el cambio. A medida que los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG) diversifican sus economías no petroleras, este flujo de capitales masivos ofrecen a los inversores nuevas oportunidades en un amplio espectro de sectores industriales. Esto incluye desde el mercado de energías renovables (con sus pros y limitaciones) hasta desarrollo de infraestructura, tecnologías digitales, comercio electrónico y fintech. Puede tratarse de una amplia gama de sectores, pero todos están cada vez más influenciados por el mismo factor definitorio: la financiación sostenible.

Estándar europeo de bonos verdes
Estándar europeo de bonos verdes (EUGBS) estará disponible para empresas y entidades públicas que deseen recaudar fondos en los mercados de capitales para financiar sus inversiones verdes. (Foto referencial: Andina)

El liderazgo egipcio

Egipto fue el primer país en emitir un bono verde soberano en MENA en 2020 totalizando USD 750 millones en bonos a cinco años. El bono verde soberano se sobre suscribió siete veces, lo que llevó a un aumento del 50 % de la transacción a su nivel final de emisión de $750 millones. En este contexto, la respuesta de los inversores ofrece una visión de la oportunidad y el apetito por la financiación verde en la región MENA. Además ofrece una idea de la seriedad con la que los inversores se están centrando en las amenazas sociales, políticas y económicas además de aspectos vinculados a los desastres naturales y a la evolución histórica del cambio climático en el planeta.

Asia delante

En los mercados emergentes de Asia, los bonos verdes como los del caso egipcio, así como otras formas de financiamiento de deuda sostenible, pueden ser una poderosa fuerza de cambio. Entre otras posibilidades, puede ayudar a unir el rápido desarrollo económico con la necesidad esencial de desarrollar tecnologías para la reducción de contaminación ambiental a fin de proteger la biodiversidad al alentar a las empresas e industrias a cambiar la forma en que hacen negocios. Sin embargo, el mercado financiero sostenible y los marcos que lo rigen aún continúan desarrollándose. Esto significa que existen importantes desafíos de reputación, gobernanza y negocios para las empresas y los inversionistas que son pioneros en este nuevo tipo de financiamiento que podría ralentizar el flujo de capital que tanto se necesita en la región.

Ahora bien, cabe resaltar que el crecimiento económico en el sudeste asiático promediará alrededor del 5,5% anual durante los próximos cinco años, según las previsiones del Banco Asiático de Desarrollo. Gran parte de la región sigue dependiendo en gran medida de los productos agrícolas que históricamente se han asociado con los conflictos por la tierra y el agua, la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Al respecto, se estima que reducir las emisiones de carbono es una prioridad para la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Y es que la mayoría de los miembros tienen como objetivo llegar a cero-neto para 2050 mientras que Indonesia se ha comprometido a lograr ese objetivo para 2060. No obstante, algunos críticos de este planteamiento radical de eliminación total de los combustibles fósiles como Will Happer, profesor emérito de Princeton y experto en física, sostiene que una erradicación total de CO2 podría tener implicaciones serias en la vegetación. Arguye que por debajo de 150 partículas por millón (ppm) de CO2, la habilidad de las plantas para captar CO2 y llevar a cabo la fotosíntesis, se vería seriamente comprometida. En otras palabras, bajas concentraciones de CO2 tendrían implicancias directas en la agricultura y, por ende, en la capacidad del planeta para producir alimentos. Ciertamente es un tema complejo que seguirá generando debate.

¿Y América Latina?

En el caso de América latina resulta sumamente importante destacar que esta región es probablemente una de las más ricas del mundo tanto por su diversidad natural como por sus recursos hídricos y minerales. Por ejemplo, alrededor del 70% del litio global se encuentra en América Latina específicamente en Bolivia, Chile y en Argentina. Asimismo, el cobre que es un elemento indispensable en la tan promovida transición energética, es un recurso esencial para la generación de energía renovable. En este sentido, la demanda global por diversos minerales será enorme. En consecuencia, el rol de las finanzas sostenibles en la región podría ser de gran utilidad para, en teoría, proteger los espacios naturales propios de la Amazonía, así como promover el cuidado del agua y la integración económica de las poblaciones indígenas y de aquellas comunidades aisladas.

Una mirada breve a las finanzas sostenibles en el Perú

En 2014 el un banco multinacional de capitales españoles fue la primera entidad financiera que emitiera bonos verdes en el país. Nueve Años después, empresas de un conocido conglomerado económico familiar peruano, viene integrando de manera continua principios financieros sostenibles bajo los lineamientos ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza). Específicamente, estamos hablando de más de 160 millones de dólares. Se espera, por tanto, que ante la influencia de los mercados internacionales y de los principios y exigencias en materia de sostenibilidad social y ambiental y la generación de retornos económicos, se pueda desarrollar un mercado peruano de finanzas sostenibles más rico y con mejores propuestas.

Comentarios finales

La tesis del cambio climático antropogénico a nivel mundial impulsa una ambiciosa transición de los combustibles fósiles hacia nuevas formas de producción de energía menos intensivas en carbono, como la energía solar y eólica. No obstante, la extracción de una gran cantidad de minerales críticos es esencial para esta tarea. Dicho de otra forma, la generación de volúmenes de CO2 son considerables independientemente de las bondades y beneficios que se otorgan a este tipo de alternativas energéticas.

Sin embargo, en el marco de financiación sostenible las perspectivas son prometedoras porque el concepto de empresa responsable se ha registrado muy rápidamente en la conciencia pública como una obligación cuasi moral empresarial. Es por ello por lo que, en el contexto del cambio climático antropogénico, la financiación sostenible se ha convertido en un elemento definitorio para satisfacer las preferencias de los consumidores. Esto, impulsado por las regulaciones (no exentas de cuestionamientos vale indicar), ha creado una nueva realidad en la que las inversiones más sostenibles son aquellas construidas en torno a los principios ESG.

En síntesis, las finanzas sostenibles, así como los lineamientos ESG son mecanismos, es decir, herramientas y marcos referenciales de ejecución. Lo realmente importante, será el racional, sustento técnico y medición de iniciativas ejecutadas lo que finalmente debe primar tanto para los consumidores, como para los gobiernos y la sociedad en su conjunto. Solo así, propuestas financieras eficientes y eficaces, podrán ser elevadas a la categoría de sostenibles.

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