En julio de 2012, una joven llena de esperanzas, ambiciones y deseos de salir adelante se presentó en el reconocido programa El valor de la verdad, donde sería la protagonista indiscutible. Ruth Thalía Sayas, con tan solo 19 años, compartió una verdad que, con el tiempo, se convertiría en su cruel verdugo. Después de unos meses, su novio Bryan Romero confesó haberla asesinado debido a las revelaciones que ella hizo ese día.
El controvertido pero popular programa de los sábados por la noche presentaba a concursantes que respondían preguntas íntimas, las cuales habían sido formuladas previamente fuera de cámara con un polígrafo, a cambio de grandes sumas de dinero. La joven era la primera participante del reality del sillón rojo que tenía como conductor al presentador Beto Ortiz.
El premio en efectivo por responder 21 preguntas era de 50 mil soles (13 mil dólares). Sayas decidió retirarse después de ganar 15 mil soles (4.100 dólares).
El valor de la verdad se volvió tendencia y ocupó las planas de los diarios en los siguientes días por las revelaciones de esta joven desconocida: le preguntaron si sus padres se avergonzarían de su trabajo, si era empleada en un club nocturno y si alguna vez le habían pagado por sexo.
La respuestas causaron revuelo: efectivamente trabajaba en un night club como bailarina y no como operadora de un call center como pensaban sus progenitores; había cobrado dinero a cambio de favores sexuales y sentía vergüenza por el comportamiento de su familia.
Sus padres, consternados, la observaban desde un sofá cercano, mientras que Bryan Romero, con una expresión cada vez más enojada, también la miraba.
Otra pregunta fue si estaba con Bryan, un mototaxista humilde, solo hasta que apareciera alguien mejor, a lo que la joven contestó que sí. El novio se quedó en silencio, solo se quedó perplejo por la respuesta. Luego, agregó que “no quería escuchar más”.
El valor de la verdad terminó con su primera protagonista revelando muchas cosas íntimas de su vida. El programa fue un éxito de rating, pese a la pesadumbre de los progenitores de Ruth Thalía y el comportamiento extraño de la pareja de la joven.
La muerte de Ruth Thalía Sayas
Después de su polémica aparición en el programa de Frecuencia Latina (ahora Latina), parecía que Sayas retomaba su vida con normalidad. Volvía a trabajar, estudiar y convivir con sus padres en el distrito de Huachipa. Sin embargo, en la mente de Bryan se incubaba una despiadada sed de venganza, incapaz de perdonara por haberlo dejado en ridículo a nivel nacional.
El programa de televisión, con su intrusiva dinámica de preguntas y respuestas, había dejado secuelas en la relación de ambos. Aunque la joven de 19 años buscaba seguir adelante; su novio no podía olvidar la humillación pública que había sufrido. Se alimentaba de un resentimiento ardiente, planeando meticulosamente cómo devolverle el golpe a quien fuera su compañera.
Un mes había transcurrido desde su polémica aparición en el reality show. Nunca se conoció exactamente si eran novios durante la emisión del programa. Romero extendió una invitación a Sayas para asistir a una fiesta en su casa.
A pesar de las dudas que la rodeaban, Ruth Thalía decidió darle una oportunidad y aceptó el ofrecimiento. Esa misma noche, en medio de una discusión por las verdades del sillón rojo de El valor de la verdad, Bryan la drogó. Fue violada , asfixiada y brutalmente golpeada hasta la muerte.
El cuerpo sin vida de la mujer fue ocultado con la ayuda del tío del asesino, Redy Leiva, quien desempeñó un papel siniestro en este horrendo crimen. Juntos, enterraron su cuerpo a un lote baldío en Jicamarca, en las afueras de Lima.
Durante diez angustiantes días, los familiares de la participante de El valor de la verdad la buscaron desesperadamente, esperando encontrarla sana y salva. Su madre, Vilma Sánchez, agotada y llena de dolor, acudió a la casa de Bryan con la esperanza de obtener respuestas. Suplicó de rodillas, desesperada por saber el paradero de su hija. Pero solo obtuvo una respuesta fría y carente de remordimiento: Romero afirmó ignorar cuál era el paradero de su expareja.
El 24 de septiembre marcó un punto de quiebre trágico y devastador. En ese día fatídico, una llamada telefónica repentina llenó de terror y desesperación al padre y a la hermana de Ruth Thalía.
El cuerpo sin vida de la joven fue descubierto en un macabro escenario: un profundo y sombrío hoyo de aproximadamente seis metros de profundidad, ubicado en una casa situada en la comunidad campesina de Viña de Media Luna, en Jicamarca.
La escena era desgarradora y la tristeza se mezclaba con la ira y la conmoción. La participante de El valor de la verdad había sido arrebatada de manera brutal y su vida había llegado a un trágico final.
Confesión del asesinato
La Policía fue tras los pasos de Bryan Romero. La familia Sayas lo había señalado como el principal sospechoso. Después de unos días, el homicida confesó.
Durante el interrogatorio, no tuvo más opción que admitir abiertamente su responsabilidad en el asesinato de la mujer, revelando detalles desgarradores sobre el crimen. En sus propias palabras, afirmó que actuó en solitario y utilizó sus propias manos para estrangular a su expareja.
Según Romero, el fatídico 11 de setiembre de 2012, él contactó a Ruth Thalía para encontrarse. Compartieron una botella de vino en su dormitorio y mantuvieron relaciones sexuales. Sin embargo, la armonía se vio rápidamente eclipsada por una discusión acalorada.
En medio de la tensión creciente, la víctima le propinó una cachetada, desencadenando una reacción violenta por parte de Bryan. En un arrebato de ira incontrolable, él la sujetó del cuello, sin tener conciencia de la fuerza letal que estaba ejerciendo, pero cuando se percató de la situación ya era muy tarde: Sayas ya no respiraba.
Tras cometer el crimen, Romero ocultó el cuerpo en su propio baño y continuó su vida como si nada hubiera ocurrido, recurriendo al acohol para apaciguar su conciencia perturbada. Al día siguiente, sin ayuda alguna, transportó el cadáver en su mototaxi hasta un silo abandonado, donde finalmente lo abandonó.
La PNP recibió otro dato: el tío de Bryan, Redy, también había participado del asesinato. Fue detenido, aunque siempre negó que estuvo involucrado. Se defendió indicando que ese día estaba borracho celebrando el cumpleaños de su madre. El mismo Bryan reconoció que su familiar no estuvo el día del crimen, pero los detectives del caso concluyeron que fue un complot entre los dos, pues ese espacio donde fue enterrado el cadáver le pertenecía a él.
El asesino confesó su plan de escapar a Ecuador y reveló que había vendido su vehículo, equipos de sonido y otros dispositivos electrónicos para financiar su huida. Sin embargo, gracias al arduo trabajo de los agentes de la Dirincri, su plan se vio frustrado antes de que pudiera ponerlo en marcha.
En su testimonio frente a los agentes de la División de Investigación de Personas Desaparecidas, Romero admitió de manera contundente haber ahorcado a la víctima y propinado golpes mortales como consecuencia de su negativa a entregarle los S/.1,500 que previamente le había prometido por acompañarlo al programa de televisión. Sin embargo, más tarde enfatizó sentirse humillado y engañado ante todo el país cuando la joven reveló haber tenido relaciones con otras personas.
Cambio de sentencia
El asesino Bryan Romero y su cómplice Redy Romero fueron sentenciados a cadena perpetua. Pero el 2021 se cambió la condena: 33 y 30 años de prisión, respectivamente. La noticia fue un torbellino en los padres de Ruth Thalía Sayas.
“Esta decisión nos destroza, nos mata en vida, ¿qué podemos esperar de la justicia, de estos jueces y fiscales? Ahora nos vamos a organizar para realizar una marcha frente al Congreso para que dicten leyes más severas. Es indignante, todos los días matan, cometen feminicidios, pero la justicia no dice nada, la ley está hecha para los asesinos. La corrupción es terrible. Haremos llegar nuestra voz de protesta, no es dable”, dijo Leoncio Sayas, padre de la víctima, a La República.
Durante los últimos siete años, el asesino confeso y el copartícipe han presentado múltiples apelaciones en un intento por evadir la responsabilidad de sus actos. Sin embargo, todas sus solicitudes fueron rechazadas y la sentencia dictada en el 2015 por la Corte Superior de Justicia fue ratificada. No obstante, sí se aceptó la reducción de sus condenas.
Los padres de Ruth Thalía siguen buscando justicia para que los Romero reciban la cadena perpetua. Ninguno de los dos ha pagado los 700 mil soles (191.833 dólares) de reparación civil que le impuso la justicia peruana.