Patricio Quiñones sorprendió a todo el Perú luego de que se diera a conocer que formó parte del staff de baile de Daddy Yankee, para su última gira mundial, en la que se despedía de los escenarios. El peruano compartió la noticia en sus redes sociales y rápidamente llamó la atención de sus seguidores, pues un compatriota estaba haciendo patria fuera del país y nos representaba de la mejor manera.
Sin embargo, esta no fue la primera vez que Patricio acaparaba portadas. Antes lo hizo cuando fue pareja sentimental de la modelo Milett Figueroa, pero esta vez su talento para la danza lo puso en los ojos de los mejores, por lo que su familia y los peruanos estábamos más que orgullosos.
Patricio Quiñones tiene mucho que contar. Su camino no ha sido fácil. Llevaba años pensando en salir del Perú, pues siempre vio que su carrera estaba fuera y aunque le costó mucho decidir, terminó siguiendo sus sueños.
“Salí de Perú por mis sueños”
En 2013, Patricio Quiñones dejó Perú y se embarcó en un viaje hacia Miami que transformaría su vida por completo. Durante su estancia como turista, se percató de un sinfín de oportunidades para su crecimiento como bailarín y, lo más importante, para cumplir su sueño de brillar en los escenarios.
En ese tiempo conoció gente del medio y se empapó de lo que sucedía. Dos años más tarde, recibió una invitación para hacer un pequeño show: no le iban a pagar, pero sintió que iba a conocer más de lo que esperaba. Fue ese instante en el que decidió que su vida estaba lejos de casa.
En esta conversación con Infobae Perú relata que aquí no le iba mal: tenía un buen sueldo, un carro y hasta casa. Sin embargo, sus deseos de crecer eran mucho más grandes. La lucha consigo mismo para dejar el país era constante.
“Me llevó cinco años tomar la decisión de marcharme. ¿Por qué tanto tiempo? Debido a lo que estaba experimentando en Perú. Cada vez que regresaba, me veía inmerso en la televisión y en una relación. Luego me alejaba, regresaba y comenzaba otra relación. Enamorarme se convirtió en una manera de evitar partir, porque el miedo me paralizaba”, menciona.
Pero el punto clave llegó en 2019. Recibió una nueva invitación para Puerto Rico y se tuvo que quedar por la pandemia. Casi obligado por las circunstancias y fuera de sus planes, comenzó a encaminar sus objetivos.
“Allí mi abogado me dice que no me puedo ir, fue por eso que yo me quedé, porque mi plan era totalmente distinto”, comenta a Infobae Perú.
Sus días se volvieron complicados: tenía una visa de turista que le impedía trabajar. A pesar de continuar impartiendo sus clases de baile para Perú a través de Zoom, no era lo mismo. Aunque le otorgaron la visa en julio de 2020, se encontraba con las manos atadas hasta el 2022, sin poder ejercer legalmente ningún trabajo en ese país.
Enfrentaba la batalla contra la depresión, solo y alejado de su familia, pero contaba con el apoyo incondicional de su madre. A pesar de los ruegos de su progenitora para que regresara, él se negaba a rendirse. No veía su experiencia como un fracaso, sino como una sensación de impotencia al no poder realizar sus aspiraciones en el país donde anhelaba triunfar.
“Yo quería irme de gira”
Patricio Quiñones tuvo otra visión del baile. Afirma que en nuestro país ser bailarín tiene una carrera muy distinta a la que él vio en el extranjero. Menciona que puedes ser muy exitoso en el Perú siendo profesor y el sueldo no es nada envidiable, pero allí no estaba lo que él quería.
Otra de las aristas en nuestro país es la televisión, en programas concursos y demás. Revela que ser bailarín en el Perú es una carrera muy corta que puede terminar a los 25 años aproximadamente, porque luego de ello las miradas se van a ser profesor o jurado, pero pocos están sobre un escenario. Incluso, comenta que “la televisión paga súper mal. La televisión se aprovecha mucho del tema de la exposición y de la oportunidad”.
Su sueño era otro. Patricio no quería ser coreógrafo, profesor o jurado, él quería bailar en un escenario grande, quería hacer una gira y lo logró con un artista de talla internacional
Mi objetivo era embarcarme en una gira por Estados Unidos. Eso era lo que siempre anhelaba; seguía de cerca a mis amigos que ya estaban en esa situación. Muchos de ellos que están aquí, saben y me han felicitado enormemente porque conocen los sacrificios que hice y lo fervientemente que deseaba lograrlo”, dice, muy emocionado.
“Cerré un círculo al volver a Perú con Daddy Yankee”
El momento en el que el Perú se sintió orgulloso del talento de un compatriota, fue cuando Patricio bailó junto a Daddy Yankee en el Estadio Nacional en sus dos últimas presentaciones para nuestro país. El experto en baile menciona que este fue un momento que cerró una etapa de su vida.
Quiñones tuvo una relación con la modelo Milett Figueroa. En ese tiempo las cámaras estuvieron detrás de él por su romance, pero no supo cómo manejar toda la presión mediática. Ambos se enamoraron cuando bailaban juntos en El Gran Show, pero vivir esa experiencia no fue lo mejor para él.
“Cerré un capítulo en mi vida porque enfrenté una gran injusticia al adentrarme en el mundo del espectáculo. Fui objeto de duras críticas y comentarios hirientes que me afectaron profundamente. Presencié a mi madre y a mi familia llorar, desesperarse por rumores infundados. Recuerdo claramente que me tildaron de ser un simple bailarín y me atacaron sin importar cuánto intentara demostrar que mi único deseo era seguir bailando, sin aspirar a nada más”, asevera.
En su lucha en el extranjero, menciona que siempre tuvo en mente volver a su país siendo parte de algo grande, incluso cuando su padre se enteró de que Daddy Yankee daría una gira que incluiría Perú, le pidió que busque la manera de estar allí, aunque no creía que podía pasar, finalmente así sucedió.
“Yo decía: yo quiero volver a Perú haciendo algo grande. Me encantaría volver a Perú como parte de algo de afuera. Fue todo muy bonito porque fue todo como que las cosas se dieron perfectas. Como que tenía un resentimiento porque decía: tanto han hablado de mí, tanto daño me han hecho y ahora sí. Cuando yo nunca dejé de hacer esto. Yo nunca dejé mi camino”, agrega el artista.
Haberse enamorado de Milett Figueroa no fue un motivo para dejar de luchar por lo que quería. Afirma que nunca dejó ese camino y no paró hasta llegar a su meta. “Que yo me haya enamorado de alguien mediático no quiere decir que yo dejé ese camino. Yo siempre tuve claro dónde yo quería ir. Lo que hice con Daddy Yankee fue lo que yo soñé cuando decidí venir a este país”, comenta.
“El Gran Show fue mi escuela”
Patricio Quiñones saltó a las portadas de farándula por su paso en El Gran Show. Pese a lo difícil que fue estar frente a cámaras, señala que aprendió mucho por el manejo del programa y también a sobrellevar lo que es convertirse en una figura pública.
“Yo siento que ha sido una escuela bien grande. Aparte fue el primer lugar donde tuve que hacer tantos bailes. Por el lado mediático no me arrepiento, pero siento que si lo volviera a vivir, volvería a cometer los mismos errores porque nadie está preparado para eso. Yo pensaba que no podía ser tan difícil ese mundo”, señala.
Sin embargo, recalca que si bien estos programas son una ventana para darte a conocer, lo que pasa detrás de cámaras no es muy favorable para los profesionales, por lo que menciona que “podrían valorar un poco más al bailarín”.
Además, recuerda que lo llamaron para formar parte de Esto es Guerra, y aunque en un principio no quería aceptar por el orgullo de mantener su posición de que solo iba a dedicarse al baile. Notó que esta podía ser una gran oportunidad de ganar dinero para ir trabajando a la par en sus objetivos internacionales.
“Cuando estaba en Esto es Guerra yo que decía ‘con esto voy a poder pagar mi visa’. ‘Esto voy a usar para poder pagar mi pasaje’. Yo nunca tuve descuidado mi objetivo, pero sí utilicé y me aproveché de cosas que me pasaron para poder lograrlo, porque si no, se me iba a hacer mucho más complicado”, agregó.
“Como bailarín ya cumplí todas mis metas”
El éxito de Patricio Quiñones no llegó de la noche a la mañana, y él asegura que la perspectiva de la danza en Miami es completamente distinta. En este momento, busca explorar otras oportunidades y confiesa que puede forjar una trayectoria profesional en el campo que ama: el entretenimiento.
“Como bailarín mi meta era irme de gira. Además, aquí como bailarín hay una línea de carrera y yo quiero seguir producción, es algo que a mí me gusta. Hay muchos bailarines que dan el paso por el conocimiento que adquieren en todo este tiempo y la confianza que tienen con las producciones. Por ello pasan a hacer road manager, tour manager, al otro lado, pero se vuelve una línea de carrera, ese mundo del entretenimiento. Es lo que yo quiero lograr”, señala al inicio.
Aunque le encanta bailar, se esfuerza mucho por abrirse camino en otro rubro, pues siente que luego de tres años de lucha ya cumplió sus objetivos. “Como bailarín yo tengo un tema y es que a mí me encanta bailar, me encanta el baile, pero ya como bailarín yo ya cumplí todas mis metas. La última meta que yo tenía era hacer una gira y me demoré tres años en cumplir esa meta”, señala.
Pese es probable que en pocos años ya no lo veamos bailar con los grandes artistas con los que trabaja, Patricio Quiñones es consciente de que su trabajo ha marcado. El público ha visto su proceso de crecimiento, desde su aparición en la televisión y finalmente bailar junto a Daddy Yankee. Se siente orgulloso de sus triunfos y sabe que este ejemplo ayudará a que más personas no vean lejano sus sueños.
“La gente ha sido testigo de todo mi proceso, o al menos de la mitad hacia adelante, desde que ingresé al mundo de la televisión. Sin embargo, para muchos, al principio yo no era nada, al menos eso es lo que decían. Era considerado insignificante. Ese chico, que parecía insignificante, logró llegar hasta donde pudo, y el hecho de que haya logrado algo que parecía imposible hace que mucha gente se sienta más cerca de ese sueño. Y siento que eso es lo que, al final, hace que la gente valore mi trayectoria”, sentencia.