Si hay alguien en el Perú que ha sabido llevar el apellido casi tan fuerte como su carácter es Javier Temple quien, a pesar de ya estar en sus cuarteles de invierno, no por voluntad propia sino por una lesión a la cadera, alzó su voz para dar su opinión en estos tiempos tan convulsos a todo nivel en la tan particular sociedad limeña.
Este ser humano parece incombustible al paso del tiempo. Ni la dura pandemia del COVID-19 pudo con ‘la madre de todas las divas’. Aunque tuvo su secreto para salir incólume de esta situación que afectó literalmente a todo el mundo.
“La pandemia no me afectó mucho. Nunca me dio el famoso virus. Yo hace tiempo ya vivía un poco apartado de todo, por eso no me afectó el no salir, el no tener contacto con la gente. Tampoco estuve tan expuesto. Lo que me sigue causando gracia es la reacción de la gente aún hoy”, confesó desde su apartamento, donde Infobae Perú lo fue a buscar para sostener una conversación divertida y honesta a la vez.
Pequeñas grandes diferencias
Para que no existan confusiones con lo que él tan bien desempeñaba desde la década de los 70; un travesti es la persona que se viste con la ropa del sexo opuesto para determinadas cosas. Una drag queen hace lo mismo, pero de manera más exagerada. “Es algo nuevo que ha salido”, señaló.
“Todos comienzan imitando a un personaje. Pero con el tiempo vas tomando tu propia identidad. En el caso de las drags queen, hay un maquillaje base, un poco exagerado a veces, pero es como repetido. Por eso las que sobresalen son las personas que van cambiando de maquillaje y de look. Y qué, además, tienen un talento, pues no solo se trata de doblar o bailar. Hay que tener ese algo más”, agregó.
Si ‘la Temple’, como es conocido por toda la comunidad LGTBIQ+, lo dice es porque sabe de lo que está hablando.
Una aventura llamada travestismo
La aventura del travestismo comenzó como un juego para Temple. Recordó que en 1973 conoció al que sería su amigo de la vida, Juan Carlos Ferrando, y en ese encuentro desataría toda la gran historia que es hoy.
Con él, y otras amistades, comenzaron a hacer concursos de belleza en las reuniones privadas que organizaban. Así se divertían y la pasaban bien.
Pero pasó el tiempo y la vena artística, lo llevó a hacer café teatro. No pasaría mucho para que el legendario Mario Carozzi lo invitara para que prepare un show en la histórica discoteca de ambiente ‘Perseo’.
Así fue como debutó imitando a la actriz argentina Nacha Guevara, que en ese momento era muy poco conocida en Lima. Pero ella no fue la única musa qué le sirvió de inspiración, pues también halló la fuerza que necesitaba en la imagen de otras grandes divas de la música de principios del siglo XX como Marlene Dietrich, Dalva de Oliveira y Jósephine Baker.
Al público de la época le gustó su trabajo y poco a poco fue conocida en la escena nacional. Y no paró hasta convertirse en la mejor.
‘La madre de todas las divas’
Para nadie en el Perú tampoco es un secreto que el tema de la homofobia es uno de los grandes males de esta sociedad, aunque para Temple tiene que ver más con las apariencias.
Como aquella noche de 1977, en la que en una discoteca de Miraflores terminó sentado en piernas de un conocido comisario de la zona; licencias que solo alguien como él se podía dar en esas épocas en las que, a pesar de todo, siempre habían espacios para ser libres.
En ese sentido, reconoce que la aceptación de la comunidad gay en la sociedad limeña ha cambiado muchísimo. Aunque todavía falta mucho por mejorar.
Debido a su experiencia y a los shows que ya hacía, poco a poco se ganó el sobrenombre de ‘La madre de todas las divas’. Tal vez porque muchas travestis y drags vieron en él lo que necesitan para emprender su propio camino, pero Temple lo toma con humildad.
“Me parece muy gracioso cuando me llaman así. A estas alturas soy uno de los pocos sobrevivientes de esa época”, reconoció.
Única en su estilo
A pesar que marcó un camino para muchos que se dedicaran al travestismo, nadie puede ser nombrado como su sucesor. Y no es soberbia, pues tiene una buena razón para explicarlo.
“No hay necesidad de decir que yo no me dediqué a ser vedette; las verdaderas vedettes fueron Coco Marusix, Naamin Timoyco o Jossie Tassi, quienes eran sensacionales. Yo me dediqué a otra cosa”, explicó.
Recordó con nostalgia y alegría la última vez que se travistió para un show. Fue en 2010, durante una temporada en la discoteca Legendaris.
Años más tarde, su amigo Mario Carozzi le propuso volver a las tablas, pero el enfisema que hoy padece lo complicó, aunque hubiese estado encantado de hacerlo. Prefiere el silencio, pero se nota en su rostro que quisiera volver subir a un escenario.
Hablando de los finales, la muerte es algo que todos vamos a llegar en algún momento y, según él, temerle puede ser absurdo. Sin embargo, hay otras cosas que le preocupan más cuando llegue el tiempo de partir.
“Lo que me preocupa es el tema del dolor o convertirme en una especie de ente que no se puede valer por sí mismo. Si me muero rápido y sin dolor sería genial. Pero no me gustaría convertirme en una carga de nadie. Eso no me haría feliz, aunque nadie sabe cómo va a ser ese momento”, complementó.
Un mensaje a ‘Con mis hijos no te metas’
Evidentemente alguien como él también tiene una opinión formada con relación al polémico colectivo ‘Con mis hijos no te metas’, la cual consideró como una “estupidez”.
“Los niños siempre van buscando, curioseando, y averiguando cosas. Y los de ahora mucho más que los de antes. ¿Por qué mejor no les enseñamos a prevenir? Porque si todo va a seguir por lo bajo, van a seguir habiendo mil niñas embarazadas por año o mil chicos violentados anualmente. Se debería hablar claro, con naturalidad qué es lo que siempre ha faltado en los colegios. Finalmente los chicos van a crecer y son los que van a elegir”, concluyó.
Javier Temple, reconocido como el pionero de la transformación en el Perú, es considerado un ícono clásico. Como protagonista de la famosa película Anastasha, que aún hoy se estudia en diversas universidades alrededor del mundo, su legado perdura.