La congresista María del Carmen Alva (Acción Popular) desató una ola de controversia este jueves cuando se refirió a la actitud coercitiva que desplegó hacia su colega Francis Paredes (Bloque Magisterial) durante la crucial votación sobre la propuesta de restaurar la bicameralidad con una cámara compuesta por 130 diputados y otra conformada por 60 senadores.
El voto de Paredes, quien fue tomada del cuello por Alva en reiteradas ocasiones, era determinante para que el Congreso pueda ejecutar esta norma de forma de exprés y sin recurrir a un referéndum, una acción que finalmente no obtuvo los 87 votos requeridos.
La implicada no ofreció disculpas a su colega, con quien dijo mantener una buena amistad, y alegó que no le faltó el respeto. Sin embargo, las imágenes difundidas por Canal N evidenciaron una versión distinta. Alva tiró del brazo a Paredes, le habló al oído y, ante la negativa del cambio de voto, cerró la tapa de su tablet con vehemencia y abandonó el hemiciclo.
“Hemos estado conversando nomás. De hecho, han venido otros congresistas para tratar de convencer, ese es nuestro trabajo, ya que faltaba un voto. Soy una persona de gestos, de abrazar. No es una mala forma, no es presión. No agrandemos esto. Cuando converso, abrazo a la gente“, dijo Alva ante la prensa para desdeñar el incidente.
“Hasta mi madre me ha llamado a preguntarme por esto. [...] Soy muy feliz como soy, me gusta el carácter que tengo, porque gracias al carácter que tengo estamos en democracia, gracias al Congreso que tuve el honor de presidir”, siguió.
Paredes, por su parte, evitó pronunciarse específicamente sobre lo que le decía al oído su colega. “Siempre tenía mi voto claro y quiero dar la oportunidad a la población a través de un referéndum, que sea el soberano que decida. Puedo decir que tengo sentimientos encontrados. Ha habido de todo”, comentó.
El fujimorista Hernando Guerra, presidente de la Comisión de Constitución, sustentó la fórmula que plantea, entre otros puntos, que el próximo Legislativo cuente con una cámara de senadores —a la que podrían postular los actuales congresistas—, y una de diputados con el mismo número del actual Parlamento unicameral.
Sin embargo, al haber sido aprobada la propuesta sin haber superado los dos tercios que indica la ley, se ratificó que deberá ser sometida a una consulta popular, según remarcó el presidente del Congreso, José Williams.
Tras presentar el texto sustitutorio de los proyectos de ley que planteaban la bicameralidad, Guerra García aseguró que el tema fue sometido a “un debate muy amplio, de muchos meses, porque esta norma se dejó en reconsideración”.
Aunque su propuesta contó con el apoyo de la mayoría de las bancadas, los representantes de la izquierda manifestaron su abierto rechazo o, cuando menos, exigieron que sea sometida a un debate profundo.
Estos parlamentarios recordaron que el posible retorno a la bicameralidad ya fue rechazado abrumadoramente por la ciudadanía en un referéndum realizado en diciembre de 2018 y que el actual Congreso cuenta con una desaprobación que supera el 90 % en las encuestas.
Tras la votación del año pasado, la expresidenta de Constitución, Patricia Juárez —también fujimorista—, anunció que pediría una reconsideración al considerar que volver a la bicameralidad sin consulta popular era “lo mejor para el Perú”.
Paradójicamente, Alberto Fujimori cerró el Congreso bicameral en 1992 y promovió la actual carta magna firmada en 1993. Juárez consideró esta semana que el contexto político y social es oportuno para poner nuevamente en agenda este debate.
“Es el momento adecuado si es que queremos mejorar nuestro sistema político. La intención de la Comisión de Constitución siempre ha sido de generar el consenso. Hernando Guerra está abocado a generar el consenso de este proyecto que está en camino”, dijo a RPP.
Para el analista e investigador José Alejandro Godoy, autor de El último dictador, “la bicameralidad es necesaria” como el “aumento de congresistas”, aunque una institución “con tan poca legitimidad, escándalos de ‘mochasueldos’, tendencia a capturar el poder y un proyecto con pocos criterios técnicos no es la mejor fórmula para aprobar ambas cosas”.