Fue el lunes 16 de octubre de 2006 cuando las noticias informaban sobre la muerte del expresidente Valentín Paniagua. Sin embargo, en otro lugar, en su propia residencia, se llevaba a cabo el funeral del magnate Elías Musiris Chahín, un exitoso empresario textil, destacado miembro del Jockey Club del Perú y propietario del casino Atlantic City, entre otras empresas.
A pesar de sus logros, el empresario se vio envuelto en rumores de rituales de hechicería y supuestas conspiraciones en su contra. Durante más de 10 años, estuvo confinado a una silla de ruedas debido a una enfermedad penosa y extraña, aunque su fallecimiento atrajo mucha atención debido a una denuncia de posible envenenamiento.
El anuncio de su enfermedad conmocionó a la alta sociedad limeña. La neuróloga Pilar Mazzetti, quien fue ministra de Salud en los gobiernos de Alejandro Toledo, Martín Vizcarra y Francisco Sagasti, así como ministra del Interior en el segundo gobierno de Alan García, le diagnosticó esclerosis amiotrófica lateral. Esta rara enfermedad fue debilitando progresivamente su cuerpo, hasta dejarlo completamente paralizado. Musiris Chahín había buscado atención médica por el entumecimiento de uno de los dedos de su mano izquierda.
Algunos meses antes, su médico personal le había dado una lista de prohibiciones para ayudarlo a superar una obstrucción respiratoria. Siguió al pie de la letra todas las indicaciones, dejando de consumir alcohol, tabaco y alimentos fritos. Además, trotaba todas las mañanas durante 40 minutos.
Sin embargo, no lograba comprender cómo le habían diagnosticado la esclerosis amiotrófica lateral, ya que ningún miembro de su familia había padecido dicha enfermedad. Aunque buscó tratamientos e incluso viajó a Estados Unidos, su cuerpo se fue debilitando gradualmente hasta quedar postrado en una silla de ruedas, y solo podía comunicarse mediante leves movimientos de su párpado izquierdo. Así, aquel hombre atractivo, alto y fuerte de 53 años, propietario de diversas empresas textiles, un casino en Miraflores y algunos caballos, se encontraba ahora en silencio.
Nadie podía creerlo. Ni sus amigos ni sus familiares, quienes lo recordaban como una persona atlética y siempre en buena forma. Tan solo cinco meses antes de recibir la triste noticia, había inaugurado el casino Atlantic City, uno de sus últimos proyectos que se mantiene en pie hasta el día de hoy.
María Peña, su asistente personal en el Jockey Club del Perú, lo recordó, en una entrevista al diario La República en 2006, como una persona que siempre estaba haciendo bromas con los demás directores y luego se enfocaba en su trabajo.
“Del señor Musiris guardo la imagen de un hombre alto, robusto, de ojos oscuros y un bigote perfectamente cuidado (...) Siempre seguía el camino de la legalidad, nunca lo vi haciendo cosas extrañas, sino muy preocupado por sus empresas”, relató
La vida de Musiris Chahín
Elías Víctor Musiris Chahín provenía de una familia de origen palestino que estableció sus primeros años de residencia en el distrito de Rímac. Realizó sus estudios en Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y, al mismo tiempo, emprendió un negocio de prendas de vestir que fue ganando fuerza. Optó por abandonar su educación universitaria con el objetivo de impulsar el crecimiento de su compañía, la cual tuvo un destacado impacto en los años posteriores.
Desempeñó diversos roles en la junta directiva del Jockey Club del Perú. Mantenía una estrecha relación con los empleados y otros empresarios. Incluso, gracias a su iniciativa, los trabajadores del hipódromo fueron provistos de uniformes confeccionados con un tejido especial, cuidadosamente seleccionado por el emprendedor.
Cuando su salud se deterioró y quedó confinado a una silla de ruedas, era acompañado a las instalaciones de su casino por su sobrino Polo Ripamonti, quien afirmaba entenderlo a través de gestos y pulsaciones que solo él podía descifrar.
Debido a sus frecuentes problemas respiratorios, se le impidió salir y se le suministró un respirador artificial, lo cual dificultó aún más su comunicación.
Supuesta brujería y conspiración en el caso Musiris Chahín
La falta de una explicación clara sobre la repentina enfermedad de Elías Musiris Chahín dio lugar a la proliferación de teorías, siendo la principal de ellas la relacionada con la brujería. Surgieron especulaciones de que su segunda esposa, María Estrella Aguad Vaccari, en complicidad con su cuñada Gladys Simon (esposa de su hermano Antonio), así como sus propios hijos Arturo y Javier, estuvieran involucrados en envenenarlo con el objetivo de apoderarse de sus compañías.
El programa televisivo dominical Panorama emitió un video en el que aparecía Gladys semidesnuda, lanzando maldiciones hacia sus familiares. Además, una supuesta bruja llamada Eva Egúsquiza, residente de Balconcillo, declaró haber aceptado preparar una poción para el empresario bajo petición de Gladys. Estos testimonios fueron respaldados por el exguardaespaldas Juan Dávila, quien reveló que una serie de maleficios habían sido enterrados en cerros cercanos a la playa Santa María, un lugar que los Musiris solían frecuentar durante los veranos.
Al enterarse de estos hechos, Dávila y el hijo de Elías Musiris, Javier, encontraron frascos llenos de sangre junto a fotografías de la familia y las hijastras de Gladys Simon.
María Estrella Aguad Vaccari se enteró de lo sucedido y presentó una denuncia ante el Ministerio Público, la cual fue recibida por la titular de la Sexta Fiscalía Provincial, Mirtha Chenguayen Guevara. Sin embargo, todo dio un giro inesperado cuando la propia representante del Ministerio Público denunció a la pareja de Musiris Chahín como presunta autora del envenenamiento contra su esposo. La denunciante pasó de ser acusadora a ser acusada.
El informe detallaba que en los análisis toxicológicos realizados al empresario se encontraron sustancias como talio, mercurio y arsénico, elementos extraños y tóxicos para la salud humana que afectan gradualmente el sistema nervioso central y, en función de las dosis administradas, causan la pérdida progresiva del sistema locomotor, llegando al estado en el que fue encontrado. Estos hallazgos se basaron en documentos del Centro Toxicológico de la Universidad de San Marcos (CICOTOX).
Es importante tener en cuenta que las creencias y las explicaciones basadas en la brujería son subjetivas y no cuentan con fundamentos científicos comprobados. Este es un tema relacionado con la superstición y las creencias populares, y su interpretación y validez dependen de las perspectivas individuales.
José Ugaz, quien defendía los intereses de los Musiris, contradecía lo que se suponía según los datos: “Tanto en el informe de CICOTOX como en los resultados de las pruebas realizadas a Elías Musiris en el extranjero y en Lima, se revela que todos los seres humanos tenemos ciertas dosis de arsénico, mercurio y talio en nuestro organismo, y las que él posee se encuentran dentro de los valores normales”.
En resumen, el abogado afirmó que los análisis realizados tanto en el informe de CICOTOX como en las pruebas realizadas al empresario informaban que la presencia de arsénico, mercurio y talio en su organismo se encuentra dentro de los niveles normales que todos los seres humanos tienen.
La familia Musiris preparó una sólida argumentación y recurrió a los exámenes realizados por el Hospital General de Massachusetts, el laboratorio clínico Roe y la prueba toxicológica de la Policía Nacional del Perú (PNP). De esta manera, la acusación de la fiscal carecía de fundamentos.
“Es habitual tener algunos de estos metales (talio, mercurio y arsénico) en nuestros tejidos y orina... estos estudios no detectaron la presencia de sustancias tóxicas”, explicó el centro médico estadounidense, demostrando así que Musiris no fue envenenado.
La conclusión del Hospital General de Massachusetts de que la presencia de arsénico, mercurio y talio en el organismo de Elías Musiris se encuentra dentro de los niveles normales fue apoyado por los resultados de los análisis realizados. Estos, tanto en el extranjero como en Lima, respaldan la afirmación de que dichos metales están presentes en cantidades comunes en los tejidos y la orina de los seres humanos. Por lo tanto, la conclusión del hospital es considerada viable y apoya la idea de que Musiris no fue envenenado.
La jueza Ana Paredes Rojas decretó el archivo del caso y exoneró a Aguad Vaccari de toda sospecha. Aunque la fiscal Chenguayen Guevara afirmó que no creía en la brujería, mencionó que en algún momento había consultado a una vidente para conocer su futuro. Fue ella misma quien descartó del caso a Gladys Simon y Eva Egúsquiza. Ocho años después del incidente, la misma representante pública aseguró que su investigación se realizó conforme a lo establecido por la ley.
Muerte de Elías Musiris Chahín
Elías Musiris Chahín falleció el 16 de octubre de 2006, coincidiendo con la muerte del expresidente Valentín Paniagua. Su muerte fue causada por un infarto que se complicó debido a la neumonía que padecía. Después de su fallecimiento, se retiraron las cintas que mantenían sus párpados abiertos para que pudiera descansar. Sus restos fueron sepultados en el cementerio Jardines de la Paz, en medio del silencio de sus familiares, quienes optaron por no hacer más declaraciones a la prensa.
A pesar de las numerosas especulaciones y misterios que rodearon la muerte del empresario, el caso finalmente fue archivado sin una conclusión definitiva. A medida que el tiempo avanza, el enigma que envuelve su muerte se convierte en una parte inextricable de su legado. Elías Musiris Chahín será recordado no solo por su éxito en el mundo de los negocios, sino también por el enigmático destino que lo acompañó hasta el final de sus días.
La trama de brujería, los supuestos complots y la extraña enfermedad que lo aquejó agregaron una dimensión intrigante a su historia. Aunque las investigaciones no lograron arrojar luz sobre la verdad detrás de su muerte, las teorías y conjeturas persisten en la memoria colectiva. Este misterio sin resolver continúa capturando la imaginación de quienes se sumergen en los detalles y las incógnitas del caso.