La selección peruana de vóley vivió una época dorada en la década de los 80. Tuvieron varios resultados positivos como la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 o el segundo lugar en el campeonato mundial de 1982. Todo ello fue bajo las órdenes del entrenador Man Bok Park. Antes de esa etapa, hubo un director técnico que consiguió dejar en alto el nombre del Perú. Su nombre fue Akira Kato y, gracias a su gran trabajo, dejó un gran legado para que los éxitos continúen.
El estratega japonés consiguió dejar la base para los triunfos a la ‘bicolor’ en todo el tiempo que estuvo en el cargo. Uno de ellos fue el ganar seis sudamericanos de manera consecutiva. Además, se superó y derrotó en varias oportunidades a una de las potencias del continente: Brasil.
Llegada de Akira Kato al Perú
En mayo de 1965, Akira Kato llegó al Perú tras la invitación de José Pezet Miró Quesada, una de las personas que más difundió el deporte de la net alta en nuestro país. A sus 32 años, el entrenador japonés asumió un nuevo reto para su carrera en un lugar con un idioma y cultura diferente a la de su ciudad natal, Tokio.
En los primeros días, la gran acogida que tuvo en Lima generó que decidiera traer a su esposa e hijo a vivir con él. Tuvo a su cargo un traductor que lo ayudaba a poder comunicarse. Con ello comenzó su trabajo como seleccionador peruano, teniendo como base las siguientes ideas: disciplina rigurosa y mucho trabajo.
Metodología de Akira Kato
Uno de los primeros labores de Akira Kato fue inspeccionar la bombonera del Estadio Nacional. Al ver el estado de la cancha, el entrenador japonés pidió que se cambie el piso de cemento por uno de parquet. Esa modificación era poder mejorar el juego de Perú e ir adaptándolo a la idea que tuvo en mente el estratega nipón.
En esa época, era muy común que los partidos de vóley se disputen en canchas con suelo de parquet. Les permitió a las jugadoras poder moverse con facilidad en el campo de juego. Además, así podían realizar sus salvadas al ras sin salir muy lastimadas. Con ese cambio, se pasó a comenzar el reclutamiento de jóvenes voleibolistas.
Akira Kato recorrió todo el país para ir reclutando a las chicas con mayor potencial. Ellas también tenían que estar dispuestas a hacer varios sacrificios para poder alcanzar el éxito. En su metodología, estaba muy presente el trabajo duro en los entrenamientos. Por ese motivo, el entrenador japonés aumentó las horas de práctica: pasaron de dos a cinco horas. Las jugadoras entrenaban de lunes a sábado.
El incremento de las horas de entrenamiento tuvo como fin el poder ir perfeccionando el nuevo estilo de juego. Para Kato era necesario dejar atrás el competir de manera temerosa y simple para un salto de calidad. Su idea era que Perú juegue de manera con agresividad, pero sin perder la picardía que siempre nos caracterizó.
En el tiempo que estuvo a cargo de la ‘bicolor’, Kato mezcló el estilo de Japón con la potencia de Europa. En el caso de la nación del continente asiático, se caracterizaron por su agilidad, rapidez y gran trabajo defensivo. En esa época, las ‘fénix’ destacaban por sus grandes estiradas para evitar que el balón caiga en su campo. Incluso innovaron la manera para recepcionar con el antebrazo: le daban el esférico a la armadora más cerca a sus manos en lugar de elevarlo lo más alto posible.
Además, Japón realizaba movimientos en ataque, en donde cambiaban posiciones, que desconcentraban a sus rivales. También que el mate de la punta o la opuesta o la central, posiciones ofensivas en el vóley, se realice en el primer tiempo. Esta jugada consiste en que la armadora le lance el balón a la atacante más cercana, mientras que esa jugadora ya se elevó para realizar su acción.
En el caso del estilo europeo, consiste más en la potencia y fuerza para hacer sus ataques. Varias de sus jugadoras eran bastante altas. Incluso en la actualidad, miden más de un 1.90 metros de altura como la sur coreana Kim Yeon-koung. Eso les permitía realizar mates con mucha fuerza, que hacía complicado que las defensas rivales pudieran detener.
Asimismo, en el viejo continente también adaptaron su potencia al momento de ejecutar el saque. Varias de sus jugadoras empezaron a realizar esa variante, que consiste en pegarle con más fuerza al esférico. Eso les permite complicar a su rival desde el inicio de su jugada y que no puedan armar su ataque con comodidad.
Esas dos influencias permitieron que Perú mejore su nivel de juego. A pesar de la poca altura, en comparación de otras selecciones, el bloqueo fue uno de los fundamentos que se fue perfeccionando. La rapidez impuesta por el entrenador Kato benefició a que las jugadoras puedan detener los ataques rivales con esa acción.
El otro fundamento que se benefició fue la defensa. Tanto la velocidad como la disciplina que impuso el estratega japonés fueron los pilares para que las voleibolistas peruanas puedan mejorar su recepción. Es así que se fueron consolidando esas ideas, que hasta ahora prevalece en las selecciones actuales.
En su etapa, tuvo como grandes a figuras como Irma Cordero, Betty Saénz, Lucha Fuentes, Pilancho Jiménez, Norma Velarde, Ana María Ramírez, Ana Cecilia Carrillo y Olga Asato. Con ellas, Akira Kato ganó los Campeonatos Sudamericanos de 1967, 1971 y 1973. Además, logró la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 1967 y 1971.
Fin de la era de Akira Kato
En 1974, la etapa de Akira Kato como seleccionador peruano terminaría de forma inesperada. El estratega japonés tuvo que salir de su puesto por temas de salud. Tuvo la enfermedad de mal al hígado, hepatitis viral. Al principio, no quiso que nadie sepa de su condición y continuó trabajando.
Con el pasar del tiempo, su salud fue empeorando hasta que ya no pudo continuar en su cargo. Aún así, siguió ligado a la selección, trabajando de manera ad honorem por petición de Norma Velarde, una de sus antiguas dirigidas que perteneció a la Federación de vóley. Siguió batallando con su enfermedad hasta que en 1982 falleció después de años de lucha.
El trabajo realizado por Akira Kato fue fundamental para los siguientes éxitos del vóley peruano. La base que dejó permitió a Man Bok Park seguir cosechando éxitos en los siguientes años. En la actualidad, aún se aprecia el legado del estratega japonés en el estilo de juego de la ‘bicolor’. Incluso hay un torneo con su nombre y es para los equipos puedan ascender a la segunda división de nuestro país.