Los constantes y crueles casos de feminicidios de las últimas semanas han conmovido a la sociedad peruana. Solo en el mes de mayo se han registrado, al menos, 10 feminicidios en distintas partes del país.
El pasado 28 de mayo, una madre a quien llamaremos ‘Paola’, de 44 años de edad, se encontraba dentro de su domicilio cuando fue apuñalada presuntamente por su expareja César Rodríguez Garamendi, quien también era el padre de sus cuatro hijos. El hecho sucedió en Arequipa.
También se conoció el crimen de una joven en Cajamarca, quien fue atacada por su expareja en plena vía pública. La víctima había denunciado hasta en cuatro ocasiones a su agresor por violencia física, además de haber solicitado medidas de protección por las constantes amenazas que recibía. Sin embargo, su pedido de ayuda no fue atendido.
Asimismo, recientemente se conoció la muerte de dos mujeres de origen venezolano, quienes fueron asesinadas y arrojadas a las vías de Pasamayito, en el distrito de Comas, en Lima. Según testigos de la zona, antes de que se encuentren los cuerpos se escucharon impactos de bala alrededor de las 5 de la mañana.
Aunque pareciese que el escenario para las mujeres está empeorando, la realidad es que se trata de una problemática que golpea fuertemente a las mujeres hace muchos años atrás. El hogar, que debería ser el espacio más seguro para ellas, es el lugar donde con más frecuencia se realizan estos crímenes. Los feminicidas acaban con la vida de una mujer cada 48 horas y cada 24 se intenta asesinar a una. Esta situación prevalece en el país hace 7 años.
Las cifras de violencia basada en género son preocupantes. Marzo, donde se conmemoró el Día internacional de la Mujer, fue uno de los meses más trágicos para las damas. Los casos de violencia sexual, tortura y asesinatos invadieron los medios de comunicación. Sin duda alguna, el feminicidio de Katherine Gómez fue uno de los casos que más conmovió a las familias peruanas. La joven tenía apenas 18 años cuando fue quemada viva por su pareja.
La violencia machista atenta sin piedad contra niñas, adolescentes mujeres y mujeres adultas. Una muestra de ello es el caso de una menor de 11 años que fue torturada por un hombre luego de que ella se resistiera a una violación sexual. A la niña se le encontró clavos insertados en el cráneo, lo que ocasionó que pierda masa encefálica y probablemente no pueda volver a caminar ni ver, según los especialistas que la atienden.
La crueldad con la que actúan los agresores es una de las características de estos feminicidios.
Crueldad, castigo y muerte
Las mujeres no solo encuentran en los feminicidas el fin de su vida, sino que sus muertes vienen acompañadas de hechos violentos y crueles. Es resaltante mencionar que estas agresiones suelen seguir un patrón: se agrede a las víctimas cuando estas toman decisiones que van en contra de su rol de subordinación. En otras palabras, cuando las mujeres determinan que ya no estarán bajo el control del hombre. Esto lo vemos reflejado en los anteriores casos mencionados, donde las víctimas fueron violentadas al intentar terminar una relación sentimental o al resistirse ser agredidas.
El caso de Eyvi Ágreda también es una muestra de este patrón. El feminicida de la cajamarquina la acosaba constantemente al intentar mantener un vínculo amoroso con ella, pese a que la joven le había manifestado su rechazo. “Si no eres para mí, no serás para nadie. Arderás”, le dijo Carlos Javier Hualpa Vacas antes de rocearle combustible en un omnibus.
“La violencia es una respuesta por parte de hombres, porque es necesario recalcar que la violencia es masculina, a que las mujeres se resistan a una situación de subordinación, de sumisión. Como el caso de la niña de Satipo, que se resisitió a una violación y como resultado a esa resistencia, a esa oposición, recibió una agresión. Es la falta de los hombres de no aceptar que las mujeres no son cosas, que tienen derecho a la autonomía, a decidir, que no son una posesión de los hombres”, explicó la abogada Josefina Miró Quesada a Infobae.
De acuerdo a la experta en temas de género y derechos humanos, los agresores utilizan la violencia para imponer su rol dominante y autoritario en las víctimas. En el caso de que estas no accedan a la manipulación y control, se les agrede como forma de castigo para “corregir” estas conductas. Cabe resaltar que la mayoría de atacantes mantenían un vínculo sentimental con la agraviada.
“Cuando se indaga de los contextos en los que han perpetrado los feminicidios, hay un porcentaje de aproximadamente 70% que indica que se dio en la fase de ruptura. Es decir, que ocurre cuando el varón recibe esta respuesta de una mujer que quiere decidir por sí misma, que quiere cortar con la relación porque quiere preservar su seguridad, porque quiere ser libre. Ese acto de decidir por sí mismas, que es un derecho, los hombres no lo pueden tolerar porque prima el imaginario de que el hombre debe controlar. Y si la mujer lo desafía, hay que castigarla”, explicó.
Feminicidio, un delito constante
Más de mil mujeres han sido víctimas de feminicidio en los últimos 7 años en Perú. De forma anual se registra un promedio de 128 casos de este delito desde el 2016. Esta cifra refleja una triste realidad: cada dos días se reporta un nuevo feminicidio en el territorio peruano. La tentativa de feminicidio es otra de las problemáticas que atañe a las mujeres. Según el Ministerio de la Mujer, en este período de tiempo se intentaron asesinar al menos, a 1900 mujeres.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUSDH) realizó una investigación sobre el delito de feminicidio y descubrió que la mayoría de estos son de tipo íntimo. Son perpetrados por sus parejas o exparejas. Además, se suelen registrar en el domicilio de las víctimas. “Una de las características más estables en el delito de feminicidio tiene que ver con el caso de las mujeres que son asesinadas por personas de su entorno más cercano, y de forma particular, por aquellas personas con las que tenían una relación de convivencia”, asegura.
“El sentido común señala que los espacios familiares o el hogar deberían ser espacios de protección para las mujeres; sin embargo, en contextos de violencia se convierte en el espacio más hostil e inseguro para su integridad y bienestar”, agrega el estudio.
Además, el informe realizado por el MINJUSDH resalta que el 59% de los feminicidios se registraron en la etapa de ruptura del vínculo amoroso, como informó la abogada Josefina Miro Quesada Gayoso. “Nuestros resultados indican que la mayor parte de los feminicidios se dieron durante las fases de conflicto, inestabilidad, alejamiento y separación”, indica.
La investigación, practicada con feminicidas recluidas en el penal Castro Castro, también evidenció un dato resaltante: un considerable porcentaje de estos criminales convivió en un ambiente violento cuando era pequeño. Según esta encuesta, el 60% de ellos afirmó que fue maltratado por sus padres, sobre todo, por la figura materna. El 35% precisó que su madre fue golpeada continuamente por su padre cuando este era menor.
Además, más del 60% de los feminicidas respondieron que las familias de ambos no intervenían en las discusiones de pareja que la víctima y el agresor tenían.
En los casos de feminicidio también se han tejido muchos mitos. Uno de ellos es que los feminicidas tienen algún desorden mental que los impulsa a cometer estos actos. Sin embargo, el estudio desarrollado en Perú en el año 2018 con presos sentenciados por el delito de feminicidio desmiente esta afirmación.
“[La investigación] concluye que la mayoría de agresores no presenta trastornos de personalidad, lo cual permite señalar que la mayoría ejerce violencia contra las mujeres sin que probablemente ninguna enfermedad mental los exima de su responsabilidad moral o social [...] asimismo, se debe tener en cuenta que la mayoría de los hombres con problemas de salud mental no son abusivos, y la mayoría de los abusadores no son diagnosticables como enfermos mentales”, asegura.
Muertes impune
El asesinato de una mujer por su condición como tal no solo perjudica a la víctima, sino a todo su entorno cercano. Muchas veces, los más perjudicados suelen ser los hijos de estas mujeres que quedan huérfanos tras perder a su madre. Pese al doloroso hecho que representa un feminicidio, no todos los casos alcanzan la justicia.
De acuerdo a data a la que accedió Infobae mediante una solicitud de acceso a la información pública, solo el 23,47% de los feminicidas ha recibido una condena en Perú. Hasta agosto de 2021, se contaba solo con un total de 289 procesados por el delito de feminicidio. Es decir, hay más de 1200 hombres denunciados por el delito de feminicidio que no han recibido una sentencia.
Esta contabilidad se realiza sin tomar en cuenta los casos de feminicidio del año 2022 y 2023, los cuales suman, al menos, 138 hasta mediados de abril.