El Perú padece porque los casos de afectados por dengue ya ascienden a más de 90 mil y la cifra de fallecidos supera los 100. Aunque una de las ciudades más afectadas ha sido La Merced, en la provincia de Chanchamayo, Junín, incluso en el hospital Julio Demarini se promueve el uso de la ivermectina para tratar los síntomas que produce el virus, pese a que no cuenta con evidencia científica que respalde su eficacia.
En la misma región, en San Ramón, el médico Gustavo Elera publicita que él utilizó exitosamente la ivermectina durante la pandemia por el coronavirus. “Ante el incremento de casos de dengue utiliza este producto en dosis adecuadas con excelentes resultados en esta enfermedad viral”, señala en una publicación local de la región.
Incluso critica a sus colegas por no utilizar este tratamiento sin base científica.
“El problema es que hay colegas incrédulos que no aceptan nuevos tratamientos por el hecho que no está documentado, se ciñen a las directivas de los órganos rectores. Eso es bueno, pero cuando algo se sale de control tiene que haber innovación”, dijo en una entrevista.
En este diálogo también brinda detalles sobre la dosificación al usar ivermectina, lo que puede conducir a un peligroso camino de automedicación de quienes accedan al texto y repliquen sus ideas.
Este fármaco antiparasitario también fue promovido durante las peores olas de la pandemia por la COVID-19, que causó estragos en el país. Ante la falta de atención médica, muchas familias acudieron al uso de la ivermectina para intentar salvar a sus seres queridos.
En diálogo con El Comercio, Leslie Soto, médico infectólogo del Colegio Médico del Perú, explicó que del 10% de personas que presentará síntomas fuertes por el dengue, el 6% tendrá dolor de abdomen y constante sangrado, mientras que el otro 4% sufrirá de disfunción de órganos, daño en las arterias y poco almacenamiento de oxígeno; sin embargo no es posible curar a ninguno de ellos con ivermectina.
“Es como cuando decían que el dióxido de cloro curaba el cáncer o el VIH, cuando claramente no es así. Es una tremenda irresponsabilidad que algunos profesionales recomienden este tipo de procesos”, dijo al citado medio.
La ivermectina durante la pandemia por Covid-19
La Organización Mundial de la Salud señala que la ivermectina es un antiparasitario de amplio espectro incluido en la lista de medicamentos esenciales de la OMS como tratamiento de varias enfermedades parasitarias. Se emplea para tratar la oncocercosis (ceguera de los ríos), la estrongiloidiasis y otras geohelmintosis, así como la sarna.
Cuando el índice de casos y muertes empezó a crecer a nivel mundial, los ciudadanos empezaron a utilizar la ivermectina y fue incluso recomendada por médicos y personal de salud.
Luego, la publicación de un estudio que informaba que la ivermectina se utilizó con éxito in vitro para el tratamiento del SARS-CoV-2 en células infectadas experimentalmente y dos prepublicaciones que destacaron la aparente utilidad del medicamento para tratar pacientes con COVID-19 que requirieron ventilación mecánica, ayudó a popularizar su consumo.
Finalmente, la OMS se pronunció al respecto y concluyó que las pruebas de que la ivermectina reduce la mortalidad, la necesidad de respiración mecánica, la necesidad de hospitalización y el periodo que se tarda en lograr una mejoría clínica en los enfermos de COVID-19 eran “muy poco fiables”.
La organización alertó que pese a estas consideraciones, en algunos países se implementaron guías de manejo (protocolos) clínico que han incorporado este medicamento como tratamiento estándar sin tener en cuenta la evidencia científica disponible. Esto supone un riesgo para la seguridad de los pacientes y tiene implicaciones bioéticas.