Demanda interna en el Perú se recuperaría a partir del segundo trimestre de este año

Esta evolución positiva estaría liderada por la aceleración del consumo privado, según el Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank.

Consumo privado

La demanda interna en el Perú cayó 1.4% durante el primer trimestre del 2023, su primera evolución negativa en los últimos dos años. Este desempeño se debió básicamente a la contracción de 12% de la inversión privada, en un contexto de deterioro de la confianza empresarial como resultado de las protestas sociales registradas a inicios de año. Esto último, junto con los altos niveles de inflación, afectó también el consumo privado que registró su menor nivel de crecimiento desde la pandemia.

Para el segundo trimestre de este año, el Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank prevé una reactivación de la demanda interna, la cual crecería incluso a un ritmo superior al del PBI. En ese sentido, proyecta una expansión superior al 2%.

“Esta evolución positiva estaría liderada por la aceleración del consumo privado -el empleo y los ingresos han seguido con su recuperación-, así como por la inversión pública -la ejecución de los gobiernos subnacionales ha sido mejor a la prevista a pesar de su curva de aprendizaje-”, indicó Pablo Nano, analista del Scotiabank.

Además, el especialista dijo que esperan una menor caída de la inversión privada no minera pues el menor ruido político registrado desde marzo viene incidiendo en la recuperación de la confianza empresarial.

Demanda interna por componente - Scotiabank

Primer trimestre de 2023

Durante el primer trimestre del 2023, la inversión privada (-12.0%) registró su mayor caída desde el 2 trimestre del 2020, cuando la mayor parte de la actividad económica se vio paralizada temporalmente por el inicio de la pandemia.

Si bien se esperaba un retroceso de la inversión minera (-23.2%) como consecuencia del fin de la construcción del megaproyecto de cobre Quellaveco, la contracción de la inversión no minera (-11.0%) fue superior a la esperada como resultado de la mayor incertidumbre política tras la vacancia de Pedro Castillo y las protestas sociales que se registraron entre diciembre y febrero.

El consumo privado (+0.7%) mostró una fuerte desaceleración, pues si bien continuó la recuperación del empleo y los ingresos -en particular en el sector formal-, esto fue limitado por los altos niveles de inflación -que afecta el poder adquisitivo de las personas- y las mayores tasas de interés -que viene influyendo en el menor ritmo de crecimiento de los créditos de consumo-.

En el trimestre la confianza del consumidor, medida a través de la expectativa de los agentes sobre su situación económica familiar presente, se redujo de 60 puntos en enero a 51 puntos en febrero, caída que no se observa desde junio de 2022, mes en el que la inflación llegó a 8.81%.

Encuesta expectativas empresariales - BCR

El volumen de las importaciones de bienes de consumo no duradero disminuyó 0,7% interanual y el crédito al consumidor, el cual viene perdiendo dinamismo desde noviembre de 2022, registró un crecimiento interanual real de 8.6% en el primer trimestre (12.3% en el cuarto trimestre de 2022).

Además, ya no se cuenta con la disponibilidad de ingresos extraordinarios (retiros de fondos de pensiones y depósitos CTS), que impulsaron el consumo durante el 2021 y 2022.

La inversión pública (-1.0%) reportó una evolución mejor a la esperada, pues la caída en la inversión de los gobiernos subnacionales (-18.4%) fue menor al usual retroceso que muestra esta variable durante el primer año de gestión de las nuevas administraciones regionales y locales.

Inversión privada minera y no minera - Scotiabank

Por su parte, la inversión del Gobierno Nacional (+30.2%) continuó con el dinamismo observado desde el cambio de gobierno en diciembre -pues se ha nombrado a personas con perfiles más técnicos en los distintos ministerios- así como por la mayor ejecución en los proyectos asociados al Fenómeno El Niño. El consumo público (-6.0%) cayó en línea con lo esperado.

Cabe anotar que el repliegue del Covid-19 a nivel mundial ha reducido la demanda local de servicios de salud pública y posibilitado el retiro de subsidios a hogares vulnerables, permitiendo recortar el gasto público asociado a la pandemia.