Las décadas ente 1980 y 1990 fueron de crisis, violencia y caos para el Perú, esto debido a los malos manejos económicos de sus autoridades y el pánico instaurado por los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). De acuerdo con informes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, durante el conflicto armado interno hubo 69 mil 280 muertos y desaparecidos, de los cuales un 70% (48 mil 496) son atribuidos a estas organizaciones criminales.
A lo largo de esos nefastos tiempos se registraron numerosos ataques terroristas y uno de ellos alcanzó al fútbol nacional. Un 9 de mayo de 1991 quedó marcado en la historia de Deportivo Municipal, pues su primer equipo fue víctima de un vil accionar que dejó un fallecido y varios heridos.
Un entrenamiento fatal
Hace 32 años, el tristemente recordado jueves 9 de mayo de 1991, el plantel ‘edil’ culminaba sus entrenamientos en el estadio Municipal de San Isidro con la mente puesta en su próximo rival, Alianza Lima, al que se enfrentarían el sábado 11 por el Torneo Metropolitano. Los jugadores ingresaron al camerino y encontraron un artefacto que creyeron inofensivo. Pese al contexto social que se atravesaba, sin temor alguno, empezaron a jugar con el envase, sin prevenir el peligro que correrían.
El primero en hacer contacto con el objeto que se asemejaba a un desodorante fue Juan Vidales -fallecido progenitor del hoy jugador de Cusco FC, Jhonny Vidales-, quien lo encontró en la cornisa de una de las ventanas y tras curiosear unos momentos se lo entregó al delantero Alfonso Reyna. ‘Cococho’ repitió el acto con el defensor Juan Mármol. El zaguero dejó la pieza en su lugar inicial y se retiraron.
Casi de inmediato ingresaron a la locación Franklin Allemant -hijo del entonces presidente de Municipal, José Allemant- y Héctor Mathey -tío de Kevin Quevedo Mathey, futbolista de Deportivo Garcilaso-. Ambos repitieron el juego pero con diferente final. Lo que era un inocuo elemento terminó siendo una bomba casera y explotó en el vestuario.
Producto de la detonación, Allemant sufrió el desprendimiento de su mano derecha y se lo tuvieron que amputar. El entrenador de la ‘franja’ en ese entonces, Ramón Quiroga, también resultó herido, lo mismo que el golero Enrique Vega y Carlos Guillen. Todos ellos lograron sobrevivir, pero Héctor Mathey no.
El lateral de 19 años se desplomó al suelo, recibiendo los primeros auxilios por parte de sus compañeros, quienes intentaban controlar las heridas y sangrado, no siendo suficiente el esfuerzo. Tras una demora de 40 minutos en el arribo de la ambulancia, fue trasladado al Hospital de la Policía, llegando al nosocomio con un serio daño cerebral y muriendo a las 15:10 horas a causa de un paro cardiorrespiratorio. La explosión había sido contra su pecho y terminó desfigurando parte de su rostro.
Ramón Quiroga y el día que vio cerca la muerte
Desde 1972, Ramón Quiroga llegó al Perú para jugar en Sporting Cristal y desde entonces se convirtió en un hijo más de esta patria. Como jugador llegó a ocupar el arco de la selección peruana, participando en las Copas del Mundo en 1978 y 1982. Tras colgar los guantes con cuatro títulos nacionales en su palmares decidió ser director técnico, estrenándose en dicha faceta con Deportivo Municipal.
‘Muni’ le abrió las puertas en 1990 y al año siguiente, durante su segunda campaña en la institución, fue testigo de primera mano de aquel atentado. Ya arriba de los 70 considera que ese episodio fue donde más cerca estuvo de morir. Recién cumplido un año más de la explosión, Infobae Perú conversó con el popular ‘Loco’ al respecto.
- ¿Qué recuerda del fatídico 9 de mayo de 1991?
Nos ‘comimos’ la bomba. Fuimos a hacer el entrenamiento en el estadio Municipal de San Isidro, donde está ahora el Manuel Bonilla, y al frente estaba el cuartel San Martín. Nos ‘morfamos’ esa bomba famosa. (...) Supimos pasar ese mal momento que nos tocó vivir, porque en ese momento estábamos punteros y nos tocaba jugar con Alianza Lima.
- Fue testigo presencial, ¿recuerda cómo era el explosivo que estuvo a pocos metros de usted?
Me parece que ese aparato que encontramos en el vestuario era una bomba que se tiraba con fusil, porque después que pasa eso (la explosión) me van a revisar si había tocado la bomba con la mano, no sé si la Policía buscaba pólvora.
- Usted también salió herido y requirió atención médica...
‘Cococho’ Reyna me llevó al hospital. En un costado de mi pierna tengo 17 heridas, aún tengo las cicatrices. Me operaron porque las esquirlas me perforaron el colon y algunas tripas. Tengo 27 puntos en la barriga.
- ¿Qué tan cerca vio la muerte?
Creo que fue la vez que más cerca estuve de la muerte. En ese tiempo vino mi hermana a cuidarme porque yo estaba a un paso de morirme. Me acuerdo de que fueron todos mis compañeros a visitarme. Soy una persona muy agradecida al país, pues todos se preocuparon por mí, por mi vida.
- En ese plantel estaba el fallecido Héctor Mathey, ¿cómo lo recuerda?
Héctor Mathey era un lateral derecho, capitán de la selección peruana sub 17 y sub 20, venía siendo un proyecto para jugar en primera porque era alto y de contextura delgada. A la par sale Jorge Soto, el de Sporting Cristal, porque en ese tiempo Mathey era importante en la selección. Le dio el lugar que tuvo el ‘Camello’.
Una promisoria carrera cortada por el terrorismo
Héctor Mathey, nacido un 15 de agosto en el distrito limeño de Barrios Altos, llevaba siete años defendiendo la elástica de la ‘academia’ cuando la muerte lo encontró injustamente. Llegó al club en 1984 luego de un paso por el Teniente Arancibia de su localidad natal, enrolándose a las divisiones inferiores.
A inicios del fatídico 1991, el carrilero había recibido la convocatoria de César ‘Chalaca’ Gonzáles para formar parte de la selección peruana sub 20 en el Sudamericano disputado en Venezuela, donde se le recuerda una destacada actuación frente a Uruguay. Lamentablemente, pocos meses después su vida tuvo un trágico final.
El 10 de mayo fue enterrado en el cementerio El Ángel y con ello se cerró un caso que nunca obtuvo justicia, pues a la fecha no se logró determinar qué grupo terrorista fue el autor del siniestro y no se detuvo a los responsables del fallecimiento.