A inicios de mayo en Puno anunciaron el reinicio de las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte; sin embargo, aunque el rechazo de la región continúa vigente, especialistas, fuentes del gobierno y hasta los propios dirigentes sociales reconocen que acatar un paro masivo en la región no sería viable.
De acuerdo al semanario Hildebrant en sus Trece, esta semana un equipo de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), al mando de la politóloga Alexandra Ames, viajó de emergencia a Puno. Allí se reunió a puerta cerrada con el gobernador Richard Hancco y con algunos alcaldes de la región, a fin de reunir datos sobre los paros anunciados.
“El gobernador de Puno le dijo a Ames que la protesta sería menor por dos razones: están golpeados económicamente y la resignación se ha instalado en la población al ver que las manifestaciones no condujeron a la salida de Dina Boluarte”, dijo una fuente del Ejecutivo al citado medio.
Luego de las masivas protestas antigubernamentales, que fueron respondidas con tal represión que ocasionaron 49 muertes, una aparente calma retornó a la región sureña casi inmediatamente tras el retorno a clases del 20 de marzo.
Nuevas coordinaciones para protestas
Las organizaciones sociales y las comunidades quechuas y aimaras continúan coordinando para protestar contra el régimen de Dina Boluarte. El último 6 de mayo al menos 150 dirigentes de diferentes zonas de Puno se reunieron en la ciudad de Yunguyo para anunciar y coordinar nuevas medidas de protesta. En esta cumbre se prohibió grabar y tomar fotografías y estuvo a cargo del Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú (CONULP), un organismo que integra a dirigentes de las regiones de Puno, Huancavelica, Madre de Dios, Apurímac, Áncash y estudiantes universitarios.
Según Hildebrant en sus Trece, el evento estuvo conducido por los dirigentres Lucio Ccallo Callata y César Tito Rojas, exmiembros del Movadef.
Durante el encuentro, acordaron convocar a uyn paro regional de 24 horas el próximo 30 de mayo, otra marcha de “repudio contra el gobierno nacional” para el 7 de junio, además de un paro macrorregional del sur para mediados de junio.
El acuerdo que más destaca es el envío de delegaciones a la capital para la “Tercera Marcha a Lima” para el 19 de julio.
Sin embargo, analistas apuntan a que las convocatorias no llegarían a ser masivas.
“No existen las condiciones objetivas para un nuevo paro en el sur. La economía está muy golpeada y es difícil que sectores como el de los comerciantes o el transporte se unan a la protesta. Si hay paro será una cosa reducida. No hay unidad en torno a ciertas demandas del norte (quechuas) y el sur (aimaras) de Puno”, señaló al semanario el analista político y experto en relaciones comunitarias Iván Arenas.
Asimismo, detalló que los dirigentes tampoco están unificados, pues hay sectores que culpan al Movadef de radicalizar la protesta y entorpecer el paro, mientras que por el otro lado están dirigentes vinculados a esta cuestionada organización, como Ccallo y Tito Rojas.
Orlando Sanga, uno de los máximos líderes del CONULP señaló que le incomoda el rol de Ccallo y Tito hasta el punto de deslindar públicamente de ellos. “Les he dicho que tienen derecho a la lucha, pero que lo hagan desde sus propios espacios. Como rondero, no voy a permitir que la lucha se radicalice y se lo he dicho a Ccallo, que ha comprendido y se ha hecho a un lado. Tito Rojas dice que representa al magisterio, pero no representa a nadie. Se entromete en las reuniones”, dijo el dirigente.
Por otra parte, Felipe Supo, sociólogo de la Universidad Nacional del Altiplano, cree que los paros no tendrán la fuerza de los movimientos que los anteceden.
“Las nuevas protestas se van a realizar para decir que no se ha fracasado, pero no creo que lleguen a algo contundente. Se van a hacer las cosas para cumplir nomás. La gente sacrificó demasiado a inicios de año y ahora necesita comer y trabajar”, manifestó.
Las fuentes del Ministerio del Interior, consultados por el semanario, también coincidieron en que las marchas no conseguirían convocatorias masivas, pues el movimiento antigubernamental es principalmente campesino y rural y durante los meses de la convocatoria en el campo están en plena época de cosecha, lo cual limita su participación.
En el caso de la marcha a Lima, los dirigentes acordaron reclutar unas 20 mil personas, pero el Mininter considera que el tope sería de unos tres mil convocados.
Sin embargo, si bien la región mantiene vigente el rechazo contra Dina Boluarte, incluso la dirigencia del CONULP reconoce que la población está ahogada por la crisis económica.