El arqueólogo peruano Walter Alva, reconocido a nivel internacional por el notable descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, considerado uno de los hallazgos más destacados del siglo XX, se encuentra fuera de peligro luego de estar en la unidad de cuidados intensivos de una clínica en Lima.
La ministra de Cultura, Leslie Urteaga, ha confirmado que el Alva experimentó un deterioro en su estado de salud debido a una caída. Sin embargo, se informó que su condición se encuentra estable y está siendo monitoreado de manera constante.
“Él se encontraba en la unidad de cuidados intensivos y lo que ha informado la ministra de cultura es que afortunadamente él se encuentra fuera de peligro. Gracias a Dios puedo comentarte que él ha salido de esta gravedad. Ya está en cuidados intermedios y está en una habitación intermedia con los cuidados que corresponden, pero sí hemos estado haciendo el seguimiento y monitoreo de su salud”, comentó la titular del Ministerio de Cultura.
El distinguido arqueólogo, con el respaldo de entidades nacionales e internacionales, construyó y fundó el Museo Tumbas Reales de Sipán, un importante centro cultural y turístico, ubicado en Lambayeque, al norte del Perú.
La tumba de este influyente líder de la cultura Mochica despierta un gran interés entre expertos tanto nacionales como extranjeros, lo cual ha llevado a la publicación de numerosos libros y artículos dedicados a su estudio y análisis.
Tras 47 años de incansable labor dedicada a la investigación y conservación, el Estado peruano ha jubilado al arqueólogo, quien ahora recibe una pensión mensual de USD 200.
En ese sentido, más temprano, sus familiares dijeron que lamentablemente, esta cantidad resultaba insuficiente para cubrir los gastos básicos de subsistencia, situación que se había agravado recientemente debido a múltiples problemas de salud.
“El arqueólogo ha debido someterse a cinco intervenciones quirúrgicas y ha sido internado en la unidad de cuidados intensivos de una clínica en la ciudad de Lima. Estos eventos han sumido tanto a él como a su familia en un estado de angustia y desesperación”, comentó un familiar de Alva.
Con la esperanza de recuperar su salud, Alva anhela continuar escribiendo y abogando por la preservación del patrimonio cultural peruano. Pero, lamentablemente, en su estado actual de salud y con la necesidad de un tratamiento médico constante, le resulta imposible llevar a cabo esta labor.
“Es lógico que su pasión convertida en una vida dedicada íntegramente a la investigación de campo en lugares áridos del norte peruano, sin más apoyo que su propio esfuerzo y arriesgando su salud y seguridad, con el tiempo ha deteriorado su salud y bienestar”, dijo uno de sus familiares.
Debido a que la salud del arqueólogo Walter Alva que se encontraba en un estado frágil y delicado; su esposa Emma Eyzaguirre de Alva, así como sus familiares y amigos cercanos, hicieron un llamado al espíritu solidario de aquellos que valoran y se enorgullecen de la obra universal del descubridor del descubridor de la tumba del Señor de Sipán.
Con este llamado, se buscaba obtener apoyo para cubrir, al menos parcialmente, los gastos médicos posteriores a la operación, así como los cuidados permanentes y el proceso de rehabilitación que él requiere.
Trayectoria profesional
Walter Alva nació el 28 de junio de 1951 en el distrito de Contumazá, provincia del mismo nombre, en el departamento de Cajamarca. Sus padres, Lorenzo Alva Lezcano y Carmen Alva Mostacero, lo llevaron a temprana edad a la ciudad de Trujillo, donde comenzó su educación en el Colegio Nacional San Juan.
Durante sus años escolares, el arqueólogo entabló amistad con el profesor Max Díaz, quien había sido director del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo. Fue gracias a esta relación que despertó su interés por el estudio de las antiguas civilizaciones prehispánicas del Perú.
Aun siendo un estudiante, Alva organizó excursiones a sitios arqueológicos en el valle de Jequetepeque, donde recolectó fragmentos encontrados en la superficie. Con estas piezas, montó una exposición en su colegio, marcando así el inicio de su extensa trayectoria en el campo de la arqueología.
Después de completar su educación secundaria, Walter Alva solicitó e ingresó a la escuela profesional de Antropología de la Universidad Nacional de Trujillo. En 1975, el programa de Arqueología se separó de dicha escuela, y Walter continuó sus estudios en este nuevo programa.
En 1982, obtuvo su licenciatura con una destacada tesis titulada “Las Salinas de Chao: un asentamiento temprano en el norte del Perú”. Este trabajo fue posteriormente publicado en Alemania en 1987.
En el año 1975, Walter Alva se unió al entonces Instituto Nacional de Cultura (INC) como supervisor de monumentos arqueológicos en Lambayeque. Desde entonces, llevó a cabo una profunda labor de investigación en esta área.
Labor museográfica y excavaciones
En 1977, Walter Alva fue designado como director del Museo Brüning de Lambayeque. Durante su tiempo en este cargo, llevó a cabo importantes excavaciones arqueológicas en diversos sitios.
En 1977, realizó excavaciones en las Salinas de Chao, seguidas por trabajos en el valle de Zaña en 1977-1978. En 1979, dirigió excavaciones en el Morro Eten, y en 1983, en Purulén. Estas excavaciones contribuyeron significativamente al conocimiento y la comprensión de la historia antigua de la región.
Hallazgo del Señor de Sipán
Sin embargo, sería el hallazgo de las tumbas reales moches en Sipán lo que le otorgaría renombre a nivel mundial. En febrero de 1987, Walter Alva, arqueólogo originario de Cajamarca, recibió una alerta de la policía sobre el saqueo de una tumba perteneciente a la civilización moche en la localidad de Sipán, cercana a la ciudad de Chiclayo. Este sitio arqueológico era conocido anteriormente como Huaca Rajada.
Lo que inicialmente fue una campaña de arqueología de rescate pronto se transformó en un proyecto arqueológico continuo, ya que quedó evidente que el sitio podía albergar otras tumbas de similar importancia.
En efecto, durante ese año y los siguientes, se descubrieron las tumbas íntegras de dos reyes moches reconocidos popularmente como ‘El Señor de Sipán’ y ‘El Viejo Señor de Sipán’, quienes estaban acompañados por sus respectivos séquitos funerarios.