Este 2023 tomó por sorpresa a muchos peruanos por diferentes fenómenos climáticos. El ciclón Yaku y el Niño Costero generaron deslizamientos y pérdidas a todo nivel en diferentes localidades. El ingeniero Humberto Suguimitzu, presidente del Capítulo de Ingeniería Geológica del Colegio de Ingenieros del Perú, Consejo Departamental de Lima, conversó con Infobae sobre los alcances de estos eventos y la necesidad de aplicar una política que se anticipe a los hechos.
— En los últimos meses, el país ha sufrido serios daños climáticos que nos tomaron por sorpresa y —al parecer— sin ninguna previsión. ¿Por qué es importante tener una política más preventiva que reactiva?
El país ha sufrido serios daños climáticos que nos tomaron por sorpresa y, al parecer, sin ninguna previsión. Es importante tener una política más preventiva que reactiva. Si las entidades que intervienen en la rehabilitación y/o reconstrucción tuvieran el enfoque preventivo, estaríamos solucionando gran parte del problema. Prevenir nos dará la posibilidad de alcanzar el desarrollo económico y social, pues estaremos aplicando bien los recursos en beneficio del país y no retroceder actuando reactivamente, reconstruyendo o rehabilitando los mismos lugares ya afectados en anteriores eventos naturales. Reconstruir zonas inundadas que van a volver a quedar inundadas, o construcciones derruidas por sismos que volvemos a construir sin mejores normas estructurales, o dejar que poblaciones habiten cerca de cauces de ríos o quebradas o zonas de laderas donde ocurren deslizamientos. Hay muchos escenarios que deberíamos corregir.
— ¿Cuál es el rol que juega la geología en los desastres naturales? ¿Por qué debe ser una especialidad neurálgica en lo que concierne al presente y futuro del país?
En primer lugar, debo aclarar que los desastres no son naturales. Es decir, los fenómenos geológicos son productos de la geodinámica externa e interna y estos sí son naturales. Por la propia evolución de la Tierra no podemos evitar la naturaleza, pero sí, entenderla y manejarla mitigando los riesgos. Los desastres son causados por nosotros mismos al exponernos al peligro, siendo vulnerables y correr el riesgo de sufrir las consecuencias.
En cuanto a la geología, es la ciencia que estudia la Tierra en un contexto global, y somos los indicados para entender los fenómenos producto de la evolución de esta.
— Mucho se habla de un terremoto de más de ocho grados que afectará a Lima y Callao. ¿Cómo debemos prepararnos como país?
Mi recomendación es que primero conozcamos nuestro entorno, identificando las amenazas que pueden afectarnos durante un sismo, por ejemplo, el ámbito donde trabajo en la oficina, en la casa. Preguntarnos si estamos preparados para soportar un sismo. En muchos casos, lo más probable es que no. Entonces, debemos prepararnos para saber cómo reaccionar ante dicha eventualidad, tener ubicadas vías de escape seguras, tener precaución ante caída de elementos contundentes. Tener lugares de reunión, mantener la comunicación vía mensajes para no saturar la línea de teléfono. Pero sinceramente, ante una eventualidad de que Lima y Callao soporte un sismo con una magnitud mayor a ocho grados, el impacto será muy grande.
Muchos de los distritos alrededor de Lima sufrirán destrucción de viviendas y vías colapsadas. Ente este escenario será muy caótico llegar con la asistencia a los lugares devastados por el sismo y dependiendo del hipocentro sísmico dependerá la venida de un tsunami, que es una gran amenaza para las localidades costeras. Este evento ya ha ocurrido en épocas coloniales. En resumen, en Lima y Callao no estamos preparados para un sismo de gran magnitud.
— Se habla de la posibilidad de un alud que podría afectar a una ciudad del Perú, tal como ocurrió hace algunos años en Yungay. ¿Qué se sabe al respecto?
Es el caso de la laguna Palcacocha que desagua a través del río Quilcay, que es un río que atraviesa la mitad de la ciudad de Huaraz. ¿Qué es lo que sucede? Cuando ocurrió el aluvión del año 1970, esta laguna albergaba 13 millones de metros cúbicos de agua. Cuando ocurrió el sismo y se desprendió un bloque del nevado Huascarán fue causante del aluvión. Hoy en día, esta laguna Palcacocha alberga 21 millones de metros cúbicos y lo que puede suceder es que si se produce un sismo de similar magnitud al ocurrido en el año 70, puede volver a desprenderse un bloque y rebasar la laguna originando un nuevo aluvión.
Ahora, con el efecto del cambio climático y la aceleración de la pérdida de estos glaciares, es muy probable que sin ocurrir un sismo pueda desprenderse parte de este glaciar y afectar al espejo de la laguna Palcacocha produciéndose un aluvión de magnitudes muy superiores a lo ocurrido en el año 70. Si se produce este aluvión va a arrasar con más de un tercio de la ciudad de Huaraz, porque atraviesa justo a la mitad de la ciudad. Aún más, va a afectar hasta el Cañón del Pato, donde hay una central hidroeléctrica, lo que significaría que se afecte gran parte de la producción de energía que consume el país.
Asimismo, en esa área del Cañón del Pato está la bocatoma del proyecto Chavimochic. Entonces, imagínense, se estaría afectando la pérdida de vidas e infraestructuras en Huaraz. Se estaría la Central Hidroeléctrica de Cañón del Pato y a su vez esto va a afectar al proyecto de irrigación de Chavimochic que está en La libertad. Aparte que va a afectar los caminos y la carretera Panamericana Norte. Entonces el impacto va a ser muy grande de producirse esta eventualidad que colapse la laguna Palcacocha.
Es por ello que nosotros, a través del capítulo de ingeniería geológica del Colegio de Ingenieros del Perú, en la Departamental Lima, estamos llamando la atención de las autoridades de la Región Ancash. Es de urgente intervención para hacer las obras necesarias y evitar el colapso de esta laguna en la que ya hemos hecho la propuesta en el conversatorio realizado el último viernes 12 de mayo.
— Sería una gran tragedia.
En efecto. A propósito, este 31 de mayo se cumplen 53 años del aluvión que arrasó gran parte de la ciudad de Yungay. Ya hemos presentado como acápite de riesgo glaciológico para que esté inserto en el manejo de la Gestión de Riesgo de Desastres.
Es el caso de la laguna Palcacocha, el 13 de diciembre de 1941, hubo un aluvión que se originó por el rompimiento del dique de esta laguna, a consecuencia del desprendimiento de masas de hielo de los nevados Palcaraju y Pumaranra. El aluvión cruzó la ciudad de Huaraz, con la muerte de aproximadamente 2,000 personas, llegando sus efectos hasta el Océano Pacífico.
Luego, el 10 de enero de 1962 se produjo otro aluvión originado en la cara noreste del nevado Huascarán, destruyendo gran parte del poblado Ranrahirca. Lamentablemente, allí murieron cerca de 1,500 personas. Este alud fue originado solo por gravedad, o sea por la caída de bloques de hielo, y no tuvo un origen sísmico.
Posteriormente, el 31 de mayo de 1970, el alud se origina en la cara noreste del nevado Huascarán. Fue una destrucción casi total de la ciudad de Yungay, muriendo aproximadamente unas 20 mil personas, y esta tuvo también su impacto hasta el Océano Pacífico. Este alud tuvo consecuencias, como la desestabilización de la parte superior del nevado Huascarán, por el viento sísmico originado ese día 31 de mayo.
— ¿En el Estado se escucha a los geólogos? ¿Debería haber una mayor participación de esta especialidad en el sector público?
Buscamos la coordinación entre las entidades del Estado para que la participación de los geólogos intervengan en los tres niveles de gobierno. Que los trabajos científicos y evaluaciones del Ingemmet sean de aplicación con carácter obligatorio para la planificación del desarrollo del país.
Por ejemplo, hay casos como Secocha, ocurrido hace semanas atrás en Arequipa; o lo ocurrido en Retamas, en Pataz, que se produjo un gran deslizamiento. Estos lugares habían sido advertidos ya en estudios realizados por el Ingemmet, pero ignorados por las autoridades de turno. Es por ello que, a través del Capítulo Ingeniería Geólogica del Consejo Departamental de Lima, estamos impulsando el proyecto de un geólogo por municipio. Así como la modificación del reglamento de edificaciones y cimentaciones a cargo del Ministerio de Vivienda, y nuestra participación en las contrataciones del Estado, ya que el ingeniero geólogo no está considerado dentro de las especialidades respectivas.