La tragedia del Titanic: el peruano que sobrevivió y retó a la muerte con una estampita religiosa

En los pasajes de la historia, el nombre de Peter Daly quedó grabado como el único peruano que logró sobrevivir a la fatídica noche del hundimiento del Titanic el 15 de abril de 1912. Aunque nació en Liverpool, Inglaterra, el empresario tenía la sangre peruana corriendo por sus venas, gracias a su madre, cuyo origen se remontaba a la ciudad de Lima. Esta peculiar mezcla cultural y su apasionante vida nos invitan a adentrarnos en los entresijos de su historia.

A los 27 años, dejó su tierra natal para establecerse en el territorio peruano. Fue en ese lugar donde el destino lo llevó a conocer a María Rosalba Ramos, una mujer que se convertiría en su esposa en el año 1887. Juntos, formaron una familia numerosa, bendecida con diez hijos e hijas. Sin embargo, la llamada de Londres resonó en 1912, y sin imaginar lo que le depararía el futuro, decidió emprender el viaje de regreso a su lugar de origen.

Los antecedentes familiares también merecen una mención especial. Fue hijo de Bernard Daly e Isabel Fermina Charon, el empresario británico-peruano adquirió una educación esmerada en su juventud y se graduó en la prestigiosa Universidad de Cambridge. Pero sus raíces peruanas siempre ejercieron un fuerte magnetismo sobre él, y finalmente encontró su hogar en la tierra de su madre.

Ya en el Reino Unido, y con 51 años, vivió en carne propia aquel fatídico abril de 1912, embarcándose en el majestuoso Titanic como pasajero de primera clase. Un lugar privilegiado en una nave que albergaba a casi mil personas, quienes tuvieron un trágico final.

Fue durante el transcurso del viaje que el desastre se desencadenó con el impacto del iceberg. Durante días, los seres queridos de Peter en Perú desconocían su paradero y temieron lo peor. Sin embargo, su regreso con vida fue una paz que los consumió por completo.

La noticia del inesperado superviviente del Titanic sacudió Lima, atrayendo la atención de los medios de comunicación. Los diarios lo buscaron y entrevistaron ávidamente, deseosos de conocer su relato. Daly reveló los escalofriantes detalles de la tragedia que habría comenzado a las 11:00 p.m., cuando el navío chocó contra el iceberg. Al principio, los oficiales trataron de mantener la calma entre los pasajeros, pero pronto el pánico y el caos se apoderaron de los pasajeros.

Según los relatos de sus familiares, cuando se percató de la magnitud de la situación, regresó a su camarote y se abrigó con todas las prendas de ropa que pudo encontrar para enfrentar el gélido clima. En medio del tumulto, se lanzó al mar y nadó desesperadamente hacia los botes salvavidas. Su intento de abordar el primero que encontró fue frustrado por los tripulantes, pero su determinación por salvar su vida no hizo que persistiera en su intento.

El hundimiento ha sido objeto de especulación sobre sus causas y cómo se podrían haber salvado más vidas. El barco llevaba botes salvavidas insuficientes y los vigías no tenían binoculares adecuados para detectar icebergs. Aunque se prestó atención al diseño del barco, hubo errores importantes, como un timón demasiado pequeño y un acero frágil en aguas frías.

Se cuestiona si la maniobra de viraje fue un error, pero era comprensible ante el riesgo inminente. El impacto pasó desapercibido para muchos pasajeros, quienes no se dieron cuenta de la gravedad de la situación. Hubo demora en dar la alarma y comenzar la evacuación, aunque se ordenó la evacuación y se lanzó un llamado de socorro.

Fueron varias causas que limitaron la capacidad de rescate. Algunos botes que estaban en el agua no regresaron por temor a ser arrastrados por la succión del barco. Se estima que se podrían haber salvado más personas si las embarcaciones no se hubieran llenado completamente.

Ser tragado por el mar fue rápido e inevitable. A medida que los compartimentos se inundaban, el Titanic se hundió hacia adelante. La proa quedó sumergida por completo, levantando la popa y provocando la ruptura del barco en dos partes. Desapareció en las profundidades, llevándose consigo a casi el 70% de las personas a bordo.

El RMS Titanic se encuentra actualmente en el fondo del océano Atlántico, cerca de la costa de Terranova, Canadá. Después de chocar con un iceberg el 15 de abril de 1912, el transatlántico se hundió y descansó a una profundidad aproximada de 3.800 metros (12.500 pies) en el lecho marino.