Jaime Bayly: “Mi padre cojeaba físicamente y a mí me hizo lisiado del alma, mi cojera fue saber que nunca me quiso”

El popular periodista y escritor peruano contó lo que fue la infancia de su padre y replicó en su vida, las veces en la que lo castigaba físicamente y lo que ello habría causado más adelante respecto a su sexualidad, entre otros detalles.

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“Era un hombre desdichado, era
“Era un hombre desdichado, era un hombre infeliz”. Así de claro y directo respondió Baily a la pregunta sobre quién era su padre. | Gustavo Gavotti

El popular periodista y escritor peruano Jaime Bayly brindó una reciente entrevista a La Nación en la que se refirió a diversos sucesos complicados en la relación con su padre, Jaime Bayly Llona.

En esta entrevista, contó lo que fue la infancia de su padre, lo que replicó en su vida, las veces en la que lo castigaba físicamente y más.

Sobre su padre

“Era un hombre desdichado, era un hombre infeliz”. Así de claro y directo respondió Baily a la pregunta sobre quién era su padre. Enseguida, narró detalles de la infancia de su progenitor y la “tragedia” que le tocó vivir.

“Cuando tenía 8 años, se volvió cojo. Le dio una enfermedad que le dañó los huesos de una pierna. Entonces, tenía una pierna ligeramente más larga que la otra, cojeaba. Sus papás, una familia inglesa afincada en Lima, muy envarados como pueden ser los ingleses, lo escondían. Les daba vergüenza que fuese cojo el hijo mayor. Entonces, cuando daban fiestas, los otros hijos que no eran cojos estaban en la fiesta y a mi papá lo mandaban a los cuartos de servicios domésticos”, narró.

Para Baily, estos episodios le “arruinaron la vida” a su padre, además de dejar consecuencias que, posteriormente, se terminarían volcando contra él mismo.

“Entonces, él era un cojo desdichado, era un cojo malo. Y, como él fue infeliz, no podía darme amor del bueno a mí. Él me volcaba su desdicha, su amargura y su frustración. Y él quiso que yo también fuera cojo”, comentó.

-JB: Y yo soy cojo. Es decir, que él cojeaba físicamente y a mí me hizo cojo, lisiado del alma.

-Periodista: ¿Cuál es tu cojera?

-JB: Saber que mi padre nunca me quiso, saber que mi padre deploraba, diré más detestaba, todo lo que yo hacía, los programas, los libros, los amores, todo.

A diferencia de su padre, Baily contó que su madre, Doris Mary Letts, hoy de 83 años, sí le brindó en gran parte de su vida su apoyo y amor, salvo en ciertas ocasiones.

“A ella [mi madre] le duelen ciertas cosas mías. Cuando he tenido novios, no los ha querido conocer, por ejemplo. Nunca. Y cuando he escrito estas novelas traspasadas de sensibilidad gay, creo que ha sufrido”, comentó.

"[Mi cojera ha sido] saber
"[Mi cojera ha sido] saber que mi padre nunca me quiso, saber que mi padre deploraba, diré más detestaba, todo lo que yo hacía", dijo Jaime Bayly en una reciente entrevista con La Nación. | La Nación

La marca de los golpes

En otro momento, Jaime Baily narró que su padre lo castigaba físicamente cuando niño y que ello habría tenido un impacto en su sexualidad años después.

“Sí, sí, me pegaba, son las peores, me pegaba. Y me pegaba de una manera que yo no sé si tuvo que ver luego con mi identidad sexual”, empezó a contar.

“Mi padre me decía: ‘date la vuelta, bájate el pantalón’. Y me bajaba el pantalón y me bajaba los calzoncillos. En una escena tremenda y se sacaba el cinturón y me pegaba en las nalgas. Fíjate esta cosa tremenda y era un niño. Yo no había asomado todavía la pubertad del deseo erótico. Pero que un hombre que yo pensaba que debía quererme naturalmente me diese correazos y con la hebilla en las nalgas... Me educó en esa forma, retorcida autodestructiva, de relacionarme con los hombres”, precisó el escritor.

Vivir como acto de rebeldía

Más adelante, Jaime Baily también contó un episodio cuando le confesó a su padre un deseo suicida, bajo los efectos de la cocaína, pero al escuchar su respuesta, se recompuso.

“En mi peor momento de cocainómano, digamos, yo tenía 20 años, en Lima. No dormía. Eran las 3:04 de la mañana, estaba tieso yo. ¿Qué tanta cocaína [habré consumido]? Entonces, lo llamo, no sé por qué, pero lo despierto y le digo: ‘papá, quiero decirte que me voy a matar esta noche, quiero despedirme de ti’. Y me dijo: ‘bueno, buena suerte, pero no llames a esta hora porque estoy durmiendo, adiós”, narró.

Baily agrega que dicha respuesta fue como un golpe en su vida que le sirvió para dejar la cocaína, toda vez que significaba ir contra los deseos de su padre, como un acto de rebeldía.

“En ese momento dije: ‘voy a dejar la cocaína porque mi padre quiere que yo me mate de una sobredosis de cocaína. Él quiere enterrarme, no me va a enterrar’. En ese momento comprendí que todo lo malo que yo me metía en el cuerpo era una manera de odiarme como él me había educado en odiar. En ese momento descubrí que yo tenía que ir a la guerra contra él, afirmando mi identidad y queriéndome como él no sabía que me había querido”, relató.

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