Paola Ugaz, la periodista que reveló los abusos en el seno del Sodalicio junto con el escritor Pedro Salinas, se encontró el último viernes con Martín Baron, quien conformó la unidad de investigación del periódico The Boston Globe y destapó un escándalo de pederastia en la Iglesia católica de Estados Unidos.
Spotlight, como se denominó esa unidad —la más antigua en ese país―, dio origen a un film que se ganó el Óscar en 2016, la cual sigue los abusos del exsacerdote John Geoghan, quien victimizó a más de 80 menores.
“Con uno de mis héroes del periodismo del mundo”, tuiteó Ugaz, quien viajó a Brasil para el News Geis, un congreso de Google que reúne a más de 150 periodistas, empresarios de medios y tecnólogos.
La coautora de “Mitad monjes, mitad soldados” enfrenta una nueva investigación preliminar por supuesto enriquecimiento ilícito, una acción del Ministerio Público que ha sido “deplorada” por la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú (APEP).
La acusación fue presentada por Luciano Revoredo, director del portal La Abeja, “una web en donde se cuestiona el trabajo de Ugaz y, en varias oportunidades, se le ha difamado, insultado y acosado”, según el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys).
Revoredo alega que la periodista se benefició de su cargo cuando era parte del equipo de prensa de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán (2011-2014). En rigor, se trata del mismo caso por el cual es investigada, desde enero de 2021, por presunto delito de lavado de activos.
“La nueva acusación es inconstitucional porque afecta el derecho a la no doble persecución penal. Una doble investigación es un problema que afecta derechos. Pero también repercute en la credibilidad del sistema judicial: no es posible dejar abiertas investigaciones tanto tiempo”, expresó APEP en un comunicado.
Según el gremio, Revoredo la denunció “hasta en tres ocasiones con el fin de difamarla y sembrar dudas sobre su trabajo, que incluye las denuncias de abusos a integrantes del Sodalicio y las finanzas en Perú, Panamá y Estados Unidos de América”.
“No huyo de nada ni de nadie y menos de aquellos que utilizan a la justicia como un látigo contra la prensa libre. Quédese tranquilo, que a mi regreso a Lima nos veremos en tribunales”, tuiteó Ugaz en respuesta a las voces que desinformaron sobre su vuelo a Brasil, entre ellas su acusador.
Los ataques contra la periodista, materializados en procesos judiciales, amenazas en redes y acusaciones mediáticas, se desataron a partir de 2018, luego de que revelara el escándalo más grande en Perú contra una asociación católica, acusada de abusar física, psíquica y sexualmente de menores.
En noviembre del año pasado, en una audiencia en el Vaticano, el Papa Francisco la recibió en su despacho y escuchó los hallazgos vertidos en el libro, publicado en 2015.
Ugaz también le habló sobre las finanzas de esta congregación religiosa, manejadas por los sacerdotes Jaime Baertl y José Antonio Eguren, con el fin de que se indemnice a las víctimas de los abusos.
Precisamente Eguren, arzobispo de Piura, la demandó por difamación al considerar que lo había acusado sin pruebas de tráfico de tierras y de encubrir los abusos dentro del Sodalicio, por lo que reclamaba para la periodista tres años de cárcel y una indemnización de 200.000 soles.
“Ese libro abrió una caja de Pandora dentro de la Iglesia católica de Perú”, pero “no imaginamos que esa caja iba a ser tan grande, tan fuerte y tan importante”, ni qué “poderosa y vengativa” podía llegar a ser “esa organización”, dijo en una entrevista con EFE.
Las denuncias sacudieron al país, aunque después empezaron a visibilizarse más casos y modalidades de abuso, hasta dar con la “esclavitud moderna”, un sistema supuestamente establecido dentro del SVC que obligaba al grupo que rodeaba al fundador, Luis Fernando Figari, a ser “sus esclavos las 24 horas del día”.
Tras la repercusión de la primera publicación, Ugaz emprendió otro viaje, esta vez sola, para indagar en las finanzas de SVC y escribir su nuevo libro que, según dice la autora, ha hecho saltar todavía más las alarmas de esa asociación.
“Cuando descubrimos todas las víctimas de esta organización no estaban tan preocupados, pero cuando tocamos el tema de dinero, allí sí, ellos realmente se sintieron tocados”, afirmó.
Según Ugaz, “Mitad monjes, mitad soldados” figura en el escritorio del Papa Francisco quien, mediante su equipo, envió a los autores “un mensaje solidario”.
La periodista recordó también las muestras de apoyo que recibió de la escritora y activista mexicana Elena Poniatowska, y el surafricano John Maxwell Coetzee, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2003.