La contadora Leydi Figueroa Uceda conoció al asesino holandés Joran Van der Sloot en el penal de Castro Castro (San Juan de Lurigancho), un día en que fue a visitar a un amigo recluso. Ha contado que se detuvo en sus ojos: “Cuando conversaba con él, sentía que lo conocía de años. Un día leyendo la biblia encontré la respuesta: serás bendecido hasta por un pillo”.
El criminal que ocupó portadas en 2010 por el feminicidio de la estudiante Stephany Flores había sido sentenciado a 28 años de prisión tras ser expulsado de Chile, de donde fugó. Pero Figueroa no tuvo aspavientos.
“No, no le tuve miedo [...] Lo conozco lo suficiente y sé que está bien arrepentido”, dijo a Univisión en una de las entrevistas que concedió entonces. Las visitas conyugales devinieron en matrimonio en julio de 2014.
Fue una ceremonia mínima en la prisión de Piedras Gordas (Ancón), adonde fue derivado. Solo asistieron cuatro invitados. El exalcalde de Ancón, Jhon Becerra, presidió la ceremonia.
Ella llegó enfundada en un vestido blanco. Él le regaló un cuadro que había pintado en un taller de arte y manualidades, y le prometió que se casarían de nuevo una vez que abandonara su celda, el 20 de junio del 2038.
“Se casó porque está enamorado y porque [su esposa] está embarazada, quiere que su hija nazca dentro de un matrimonio”, dijo Máximo Altez, abogado del procesado.
En agosto de ese año, tras agredir a otro interno y amenazar de muerte al director de la prisión, el holandés fue trasladado al penal de máxima seguridad de Challapalca, justo tres meses antes de que naciera su primogénita. Lady alumbró en el Instituto Nacional Materno Perinatal.
La pequeña fue bautizada como Dushy, en honor a su bisabuela paterna holandesa. Un mes después de su parto, la contadora recibió a la cadena de TV. Mostró, además, un regalo que le había enviado desde prisión: una mano que sostenía un corazón y rezaba ‘Joran y Leidy por siempre’.
“Joran estaba metido en drogas, llevaba una vida muy liberal, pensaba que lo tenía el mundo a sus pies. Es la verdad, no lo puedo ocultar —dijo—. Pero la cárcel lo ha golpeado tanto y ahora es otra persona”.
Figueroa lideró entonces una campaña mediática en la que expuso las condiciones carcelarias en las que se encontraba su esposo, quien desde entonces permanece en esa prisión remota a más de 4.800 metros sobre el nivel del mar, donde la temperatura roza los 9 grados centígrados durante el día y 20 grados bajo cero en la noche.
En 2018, la pareja fue implicada en un caso de lavado de activos. Según The Telegraph, Van der Sloot habría recibido 350 mil dólares por crear un sitio de juego desde prisión. Con ese monto, Figueroa habría comprado un departamento y un automóvil, pese a que para la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp) no tenía ingresos significativos.
La historia de amor entre el asesino y la mujer que lo humaniza ha recobrado visibilidad este miércoles, cuando el Ejecutivo aprobó la entrega temporal de Van der Sloot a EE.UU, donde es requerido para responder por delitos de extorsión y estafa.
El recluso dejará el penal de Challapalca para ser extraditado y responder por la desaparición de la estadounidense Natalee Holloway.
Los cargos que se le imputan derivan de ese caso, en el que es sindicado como uno de los principales sospechosos de la desaparición de Holloway, vista por última vez junto a él en 2005, durante su viaje de graduación a Aruba, una isla del Caribe de soberanía holandesa donde residía el acusado.
“El país requirente deberá mantener en custodia al procesado durante todo el procedimiento que se siga en su territorio”, se lee en un comunicado difundido por el Poder Judicial.
“Una vez concluido el proceso penal”, que enfrentará 50 años después en un tribunal federal en Alabama, Van Der Sloot será devuelto “inmediatamente” a las autoridades peruanas.
Beth Holloway, madre de la desaparecida, señaló en un comunicado que su hija habría cumplido 36 años el último miércoles. “Ha sido un viaje muy largo y doloroso, pero la persistencia de muchos valdrá la pena”, mencionó en la misiva, en la que también agradeció a la administración de Dina Boluarte.
Hace casi una década, cuando aparecía en medios, la esposa del holandés contó que, en una de sus conversaciones, le había confesado un proyecto cuando deje la prisión. “Joran tiene muchos sueños, pero el principal —dijo— es abrir una ONG para ayudar a los ludópatas”. Se lo dijo él, un ludópata y asesino confeso.