La prostitución callejera sigue siendo un dolor de cabeza para diversos distritos de Lima Metropolitana. Las denominadas ‘mafias del sexo’, integradas por proxenetas, sicarios y extorsionadores, tienen tomadas varias calles de Lince, Los Olivos, Santa Anita, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, Ate y otros.
Numerosas mujeres, en su mayoría de nacionalidad venezolana, ecuatoriana y colombiana, ofrecen sus servicios a todas horas del día en concurridos jirones y avenidas, a donde llegan hombres dispuestos a pagar cientos de soles para satisfacer sus deseos sexuales.
La situación ha motivado que los alcaldes de los distritos mencionados realicen una serie de acciones, a través de su personal de serenazgo y con el apoyo de la policía, para erradicar este tipo de practica que no es delito, pero que está fomentada por el proxenetismo.
Uno de los alcaldes que viene liderando esta lucha contra la prostitución callejera es Olimpio Alegría. A través de las redes sociales de la municipalidad de Santa Anita, ha recibido constantes amenazas de muerte. Hace pocas semanas, sicarios en motos asesinaron a su primer regidor, tras un violento ataque a balazos en plena vía pública.
Alegría sospecha que este tipo de mensajes para amedrentarlo podrían estar vinculados a un sector de las mafias de proxenetas venezolanos que estarían disgustados con los constantes operativos en Santa Anita. Se sabe que estos delincuentes mueven millones cobrando “cupos” o “plazas” semanales a las trabajadoras sexuales.
“Tenemos zonas álgidas en Santa Anita y hemos estado combatiendo frontalmente... Hay bastante prostitución, alcoholismo y drogadicción en el distrito, me imagino que puede ser también de esa parte de los proxenetas. Vemos bastantes motorizados ubicados en diferentes partes, que son los guardianes, los que cuidan a las trabajadoras sexuales”, dijo el burgomaestre al noticiero Buenos Días Perú.
Infobae Perú constató que los operativos contra la prostitución callejera también se han intensificado en la zona de Risso, en Lince, distrito cuya alcaldesa es Malca Schnaiderman. Aunque no se ha conocido de amenazas en contra de ella, trascendió que estas mafias estarían sintiendo que se les está afectando el “negocio” y podrían tomar represalias.
Los fines de semana personal de serenazgo de Lince y la policía viene cerrando algunas cuadras de la avenida Arequipa y alrededores para evitar que las trabajadores sexuales ronden durante toda la noche y parte de la madrugada en busca de clientes. Además, hay mayor patrullaje y presencia de agentes del orden para espantar a los parroquianos.
Otro alcalde que también está tomando medidas para resguardar su integridad es Hernán Sifuentes, burgomaestre de San Martín de Porres, quien se ha visto en la obligación de usar chaleco antibalas para cuidar su vida.
“En mi caso ha sido amenazas verbales, directas, en la calle. Me dijeron que me iban a matar, que ya sabemos donde vives, esto es producto de la informalidad. Cuatro personas entre extranjeros y peruanos”, denunció Sifuentes.
Algunos puntos de su distrito también se han convertido en ‘zonas rosas’, donde se aprecia mañana, tarde y noche a mujeres extranjeras ofreciendo sus servicios sexuales. Ante esto, el alcalde de San Martín de Porres ha dispuesto intensificar los operativos en hoteles y hostales que prestan sus habitaciones a la prostitución.
Al igual que con las otras autoridades, las ‘mafias del sexo’ ven con malos ojos estas acciones de Sifuentes y se muestran desafiantes con todo aquel que quiera poner orden.
Ate, Los Olivos, San Juan de Miraflores, Independencia y San Juan de Lurigancho son otros puntos fuertes del comercio sexual informal. En todos esos distritos, las autoridades municipales vienen coordinando certeros golpes contra los proxenetas, lo que ha llevado a que se ganen la antipatía de peligrosos y avezados delincuentes.
Su propio sistema
A mediados de marzo de este año, se conoció que la policía capturó una banda que había implementado todo un sistema de monitoreo de cámaras con el que controlaban el movimiento de las mujeres a las que extorsionaban, así como el número de hombres que estas atendían.
“Habían puesto un centro de monitoreo con el cual observaban a las meretrices cuando atendían al parroquiano y al momento en que ingresaban al hotel. Cuando salían iban a cobrarle 50 soles a la meretriz”, señaló el coronel de la Policía, Marco Conde Cuéllar, jefe de la División de Investigaciones de Robos de la Dirincri, en la presentación a la prensa de los bienes incautados.
Además, añadió que, si en promedio una de las mujeres atiende a cuatro personas y si en total 30 meretrices ofrecen sus servicios en esa zona, las mafias extorsionadoras podían obtener ingresos ilícitos de hasta 6 mil soles por día.