Para Alejandro Toledo quedó descartada totalmente la posibilidad de ser colaborador eficaz del Ministerio Público. La razón principal del exmandatario peruano, quien es investigado por el sonado caso Odebrecht, recae en que se siente y se cree “inocente”. Así lo expuso Hildebrandt en sus trece en su última edición de este viernes 28 de abril.
Pese a las confesiones de los directivos de la constructora brasileña y las sospechas fuertes en su contra de supuestamente haber recibido sobornos por más de 30 millones de dólares, el expresidente aseguró que “nunca” ha cometido algún acto ilegal.
“Si colaborar es admitir que soy culpable, nunca lo haré porque no hice nada ilegal como jefe de Estado. Si conozco hechos irregulares que hayan cometido otros altos funcionarios, lo descarto... Jamás seré colaborador eficaz porque eso sería aceptar que soy un delincuente”, manifestó a dicho semanario el jueves 20 de abril, horas antes de entregarse a la justicia norteamericana para ser extraditado al Perú.
Toledo insistió en que “es inocente” de todos los cargos que la fiscalía peruana le imputa y por los que piden una severa condena en su contra de 20 años de cárcel.
“Jamás he recibido un dólar que no sea producto de mi trabajo. Nunca me reuní con los empresarios brasileños para negociar nada ni encargué que otros busquen beneficios para mí”, declaró.
Además, en un intento por sustentar sus palabras, el expresidente recordó que siempre “ha combatido la corrupción”, firmando el acuerdo de Naciones Unidas contra este flagelo e impulsando el trabajo de las procuradurías. “Ahora no me pueden decir que soy corrupto”, acotó.
“Me han negado el derecho a la presunción de inocencia. Nunca me llamaron para declarar y decir mi verdad... Es el fiscal, quien prueba la culpa. ¿Me están pidiendo que pruebe mi inocencia?”, reclamó.
Según el exmandatario, está dispuesto a enfrentarse en las audiencias públicas con Marcelo Bahía Odebrecht, exdirector general de la constructora brasileña, así como con Jorge Barata, exgerente de la misma compañía.
“No tengo temor a enfrentarlos cara a cara... Al señor Marcelo Odebrecht lo vi una sola vez durante mi gobierno. Fue una audiencia donde estuvo el señor Pedro Pablo Kuczynski. Siempre las audiencias con particulares las coordinaba un ministro del sector. Es posible que el señor Barata haya estado. No recuerdo. El señor Barata sí asistía a Palacio de Gobierno con los empresarios de la construcción, de Capeco. Nunca negocié ni recibí nada de ellos”, aseveró.
Sobre su examigo Josef Maiman, quien se convirtió en colaborador eficaz de la fiscalía y reconoció que puso sus cuentas bancarias a disposición de Odebrecht para recibir y ayudar a lavar los millonarios sobornos de la Interoceánica, Toledo manifestó que “no soy abogado, pero he aprendido que los testimonios tienen que probarse, jamás conocí de los acuerdos y negocios de Josef Maiman”.
Toledo es consciente de que lo ha perdido todo: sus propiedades en Lima y Punta Sal, sus cuentas bancarias, su reputación y su libertad. Pero atribuye lo ocurrido a razones políticas y no a delitos cometidos. “Este es el precio de haber combatido al fujimorismo... Pero sé que saldré bien librado porque nunca hice nada indebido”, expresó.
“Soy un académico que ingresó a la política para ayudar a los más pobres. No tenía la experiencia de los políticos y ahora veo, en retrospectiva, que algunas personas aprovecharon beneficios y hasta utilizaron mi nombre. Creo que fue un error confiar abiertamente”, añadió.
Aunque le preocupa por ahora es morir en la cárcel. “No le corro a la justicia, pero los médicos que me tratan en California me dicen que mi salud está muy deteriorada. Hay males que se han disparado. Tengo un cuadro clínico de cuidado”, indicó.
Toledo aseguró que tiene un diagnóstico de cáncer a la próstata, al que se suman otros males, como hipertensión, depresión y ansiedad.