Cabizbajo, con una mirada de cansancio y resignación, el exmandatario peruano Alejandro Toledo Manrique, de 77 años, sentado en una silla de ruedas y resguardado por alguaciles de Estados Unidos, en la sala de abordaje de un aeropuerto en Los Ángeles (California), espera su pronto traslado hacia el Perú.
Luego de su abordaje en el vuelo comercial de Latam LA535 que está programado para las 9:10 p.m. (hora peruana), se tiene previsto que el exjefe de Estado, arribe al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, a las 7:30 a.m., donde será entregado por los alguaciles estadounidenses a las autoridades peruanas.
A pocas horas para que el expresidente llegue a Lima y sea internado en el penal Barbadillo, en Ate, recordamos el ascenso y ocaso del líder y fundador de Perú Libre, partido político que lo catapultó a la presidencia del Perú tras el retorno de la democracia en 2001.
Antes de convertirse en el primer servidor público del país, el economista formado en la Universidad de San Francisco y en la Universidad de Stanford, en 1995, fue la primera vez que intentó llegar al sillón presidencial con su movimiento político, pero solo alcanzó el 3.5% de los votos válidos. En aquella ocasión el exdictador Alberto Fujimori ganó las elecciones generales con el 62% de las preferencias.
Lideró marchas contra dictadura fujimorista
Al transcurrir cinco años, en el nuevo milenio, Toledo volvió a ser candidato a la presidencia del Perú, pero en aquel tiempo el país atravesaba por un momento de profunda crisis de corrupción y gran concentración de poder en las instituciones del Estado que fue perpetrado en el gobierno del hoy encarcelado Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por delitos contra los derechos humanos.
Sin embargo, en sus primeros spots de campaña, el exjefe de Estado felicitaba a Fujimori por su trabajo: “Presidente Fujimori he venido hasta aquí para reconocer lo que hizo por nuestro país en su primer gobierno (...) Combatió el terrorismo y la inflación. Yo le aplaudí, pero ya es hora que usted descanse; no se preocupe, sus obras buenas serán continuadas, pero mejoraré aquellos aspectos que usted ha descuidado como trabajo y libertad. Hágale caso al país, usted no quisiera que otro gobierno suyo termine por cerrarnos las puertas del mundo. Gracias, presidente, nos vemos en el cambio de mando”, enfatizó.
En aquel entonces, el líder peruposibilista representó un liderazgo que amenazó la continuidad de Alberto Fujimori en las elecciones del 2000. Fue así que representó la esperanza de fuerzas políticas democráticas para terminar con la dictadura fujimorista que había tomado el Tribunal Constitucional, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) para reelegirse en elecciones con indicios de fraude.
Esto provocó una serie de movilizaciones ciudadanas, llamada ‘los Cuatro Suyos’, que comenzaron a poner en jaque el gobierno fujimorista. El fundador de Perú Posible, como opositor político, fue quien puso el rostro en las movilizaciones. Con una vincha roja y camisa verde recorría calles y plazas denunciando fraude con otros líderes políticos, incluso la manifestación llegó cerca al Congreso de la República, dominado por el partido oficialista Perú 2000 y parlamentarios tránsfugas, cuando Alberto Fujimori juramentaba como presidente del Perú.
Meses después de la gran movilización liderado por Alejandro Toledo se revelarían los ‘Vladivideos’, que son las grabaciones del asesor del Fujimori, Vladimiro Montesinos, comprando voluntades de políticos y periodistas con grandes rumas de dólares. Esto marcaría el fin de la dictadura fujimorista, tras la presión política y ciudadana, obligó que Alberto Fujimori renuncie por fax desde Japón a la presidencia del Perú, y, con ello, se inició la transición democrática del Perú.
Gobierno de apertura económica
Tras la transición democrática con el presidente Valentín Paniagua y luego de ganar las elecciones generales al líder aprista Alan García, el economista Alejandro Toledo asumió la presidencia del Perú, para el período 2001-2006. En su gestión consolidó el respeto a la democracia y a los derechos humanos. En su quinquenio se presentó el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y se llevaron las investigaciones a líderes del Grupo Colina, miembros del Ejército, que perpetraron crímenes de lesa humanidad en el régimen de Fujimori.
Entre sus mayores aportes se destaca la descentralización, el fortalecimiento de las instituciones estatales y la apertura hacia un acuerdo nacional. Su gestión también se caracterizó por el proceso de desarrollo del país, por el inicio del despunte macroeconómico con el fomento de la inversión extranjera y la firma de tratados de libre comercio; también destacó la implementación de varios proyectos de inversión en infraestructura y desarrollo humano.
Entre los motores del crecimiento que se inició con las empresas mineras instaladas principalmente en la década pasada, también se desarrollaron proyectos de gran envergadura, como el Gas de Camisea o la Carretera Interoceánica; así como la creciente expansión de diversos sectores como construcción, minería y agroindustria.
Un símbolo aspiracional
De acuerdo a la politóloga y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Katherine Zegarra, en los inicios de su gestión, el exmandatario contaba con un capital político importante, representado en su identidad.
“Provenía de un pueblo pobre y alejado del Perú, en donde trabajó como lustrabotas y vendedor de comidas, y llegó hasta la Universidad Harvard. En este sentido, el expresidente no solo tenía una carga representativa (muchos peruanas y peruanas viven en la pobreza y el recurseo es obligatorio para la supervivencia), sino también fue un símbolo aspiracional”, comentó Zegarra a Infobae.
Escándalos y ocaso de su liderazgo
La politóloga recordó que el gobierno del líder peruposibilista también estuvo marcado de escándalos; por un lado, por ser un político con una catadura moral cuestionable. En reiteradas ocasiones negó la paternidad de Zaraí, hija que tuvo en una relación fuera del matrimonio con Lucrecia Orozco. Además, en la corrupción existente en su gobierno, se le acusó de utilizar los bienes estatales para fiestas privadas, como el caso del avión presidencial parrandero.
“Si bien su gobierno fue el primero en democracia, también dio inicio al desencanto ciudadano ante este régimen político. Toledo acabó su mandato en el 2006, siendo uno de los presidentes con menor apoyo ciudadano. En el Perú, el fin de un mandato presidencial significa también la caída de la relevancia política. Con una ciudadanía siempre en búsqueda de la novedad, el exmandatario fue perdiendo notoriedad luego de su gobierno”, sostuvo la docente de la PUCP.
Más adelante, el economista postuló dos veces más a la presidencia del Perú en las elecciones generales de 2011 y de 2016, donde ya no volvió a tener el apoyo ciudadano. Desde ahí no volvió a ser un candidato con reales posibilidades de ganar; pero pronto el Ministerio Público comenzó a revelar serios indicios de pagos de coimas por grandes obras de infraestructura.
Investigado por caso de megacorrupción Lava Jato
Desde 2015, Toledo es investigado judicialmente por dos casos de presunta corrupción. Primero fue acusado de lavado de activos por la compra de dos inmuebles a nombre de su suegra, valorados en unos USD 4.5 millones, con fondos presuntamente no declarados. Estas adquisiciones se realizaron, según la fiscalía, a través de una empresa ‘fantasma’ creada en Costa Rica bajo el nombre de Ecoteva, según publicación de BBC.
Poco después fue vinculado con el escándalo internacional de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. En noviembre de 2016, Jorge Barata, exdirector de Odebrecht en Perú, aseguró a la fiscalía que la constructora le pagó USD 20 millones a Toledo a cambio de la adjudicación de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur.
El contrato para construir esta vía, que une el sur de Perú con Brasil, se firmó en agosto de 2005. Barata, sin embargo, habló de un monto superior y dijo que los sobornos ascendían a USD 31 millones. Finalmente, la fiscalía peruana ubicó el monto en alrededor de USD 25 millones.
El dinero habría sido transferido a cuentas offshore del empresario peruano-israelí Josef Maiman, amigo de Toledo en ese entonces y luego colaborador de la fiscalía peruana. Maiman, en declaraciones a los fiscales citadas por medios peruanos, afirmó haber recibido hasta USD 35 millones como sobornos para Toledo. De esta cantidad, cerca de USD 4 millones corresponderían a sobornos de Camargo Correa, otra constructora brasileña, para la adjudicación del tramo 4 de la Interoceánica, según Maiman.
Proceso de extradición llega a su final
El 9 de febrero de 2017, el Poder Judicial dictó 18 meses de prisión preventiva contra Alejandro Toledo por el caso Odebrecht, ya que habría indicios que recibió USD 20 millones a cambio de la licitación de la carretera Interoceánica Sur. Luego, en 17 de abril de 2017, nuevamente el Poder Judicial le dictó otros 18 meses de prisión preventiva por el caso Ecoteva.
Después, el 13 de marzo de 2018, la Corte Suprema de Perú aprobó el pedido del Ministerio Público para la extradición de Toledo por el caso Odebrecht. La Fiscalía le acusa de delitos como lavado de activos, tráfico de influencias y colusión. Más adelante, el 18 de marzo fue detenido por estar en estado de ebriedad al sur de San Francisco. Su situación se complicó más, cuando el 24 de abril de 2019, Jorge Barata dijo que le entregó USD 31 millones en sobornos por la Interoceánica.
No obstante, su proceso de extradición al Perú, inició el 15 de mayo de 2018, cuando la embajada peruana en Washington entregó el cuaderno de extradición a Estados Unidos; luego el 31 de enero de 2019, Estados Unidos informó que analizaba el pedido de extradición; transcurridos unos meses, el 2 de febrero de 2019, el gobierno autorizó que el estudio de abogados Foley Hoag LLP - en Estados Unidos- viera la defensa del Estado peruano en el proceso. Y el 16 de julio de 2019 fue arrestado por mandato de extradición en Estados Unidos.
Después, el 19 de julio de 2019, el expresidente asistió a su primera audiencia ante la Corte Federal de California. El juez Thomas S. Hixson le negó la fianza y dispuso que enfrente detenido el proceso de extradición. Sin embargo, el 20 de marzo de 2020, Alejandro Toledo sale de la correccional Maguire, en el condado de San Mateo, California, luego de que sus familiares y amigos depositaron una fianza de USD 500.000 en efectivo.
El 28 setiembre 2021, la justicia de Estados Unidos decidió que Alejandro Toledo puede ser extraditado. Considera que hay las pruebas sobre la existencia de un acto criminal y las considera suficientes para apoyar las acusaciones de conspiración y lavado de dinero. Luego, el 21 de febrero de 2023, la Fiscalía de la Nación confirma que el Departamento de Estado de Estados Unidos concedió la extradición del expresidente por los delitos de colusión y lavado de activos.
Tras presentar una serie de recursos para evitar su extradición, el 19 de abril 2023, fue finalmente que el juez Thomas H. Hixson, de la Corte del Distrito Norte de California, revocó la libertad bajo fianza del expresidente y le ordenó que se ponga a disposición del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos a fin de ejecutar la extradición a Perú.
Llegada de Alejandro Toledo a Perú
El exmandatario se entregó el viernes 21 de abril, a las 9.00 a. m. (hora California), en la Corte de San José. Así comienza una nueva historia para que el expresidente rinda cuentas a la justicia peruana. El sábado por la noche abordó un vuelo comercial de Latam que hace la ruta desde Los Ángeles a Lima.
Se estima que la aeronave toque suelo peruano alrededor de las 7 a.m. Luego de su llegada al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, se le conducirá a la Dirección de Aviación Policial para el debido control. Aunque por la cantidad de periodistas, podría haber un cambio de planes a última hora.
Otra posibilidad es que se desplace a la sede policial de Cibeles en el Rímac. Luego será llevado a la sede del Poder Judicial, precisamente a la Corte Superior de Justicia Penal, ubicado en la cuadra 7 de la avenida Tacna, donde pasará por un control de identidad.
Todavía se debe confirmar si finalmente será recluido en el penal Barbadillo en Ate, aunque dicha información debe ser corroborada por el INPE.