El expresidente Alejandro Toledo enfrenta un proceso de extradición que pronto le obligaría responder ante la justicia peruana. Mientras este intenta dilatar su retorno presentando recursos legales ante la corte estadounidense, desde el Perú su exvicepresidente, David Waisman, espera el día que en lo que vea prisionero en Barbadillo donde también se encuentran Alberto Fujimori y Pedro Castillo.
“No lo odio”, indicó a Correo el exaliado del investigado. Este dice sentir amargura por la traición cometida contra los millones de peruanos que confiaron en él durante el fin de la dictadura. “Tengo hambre de justicia por el daño que le ha hecho al país. (...) Creo que el mejor puñete que le podría dar a él es verlo en la cárcel al lado de (Alberto ) Fujimori”, indicó con la esperanza de que Toledo se acoja a la confesión sincera.
De compartir los detalles sobre los presuntos actos de corrupción cometidos durante su gobierno, la ciudadanía conocería al resto de figuras involucradas. “Que esos también paguen para que haya un castigo ejemplar contra todos los funcionarios público y los postulantes sepan que no se van a escapar de la justicia si cometen robos”. indicó el exvicepresidente quien, además cuestiona, a Pedro Pablo Kuczinski.
David Waisman recordó la ocasión en la que Alejandro Toledo amenazó a Pedro Pablo Kuczinski con “hablar”. “PPK era una de las personas más cercanas a Toledo. Estoy seguro, casi seguro, que un porcentaje muy grande de todos los actos de corrupción que comprometieron a Toledo los ha hecho con él”, agregó el entrevistado al medio citado sobre el también expresidente investigado por las autoridades peruanas.
“Una de las personas que tiene que estar profundamente preocupado por el próximo arribo de Toledo debe ser PPK. Creo que si Kuczynski hubiese tenido el tiempo para cumplir su periodo, aunque estaba terriblemente peleado con Toledo, se hubiese visto obligado a hacer todos los esfuerzos para ir limpiándole el camino a Toledo, y limpiarse él mismo. Pero no le alcanzó el tiempo”, agregó David Waisman.
Historia conmovedora
Un viaje a Cabana, el pueblo originario de Alejandro Toledo, tocó a David Waisman quien entonces, a sus 62 años, escuchó la historia del muchacho de pobreza extrema que triunfó académicamente en el extranjejo. “Eso para mí fue muy conmovedor. Nos mostró esa casita tan pequeña donde todavía se podían ver las huellas quemadas en la pared por velas, porque no tenían electricidad, agua ni desagüe”, contó el exvicepresidente.
La oposición al gobierno de Alberto Fujimori fue lo que marcó la unión política entre ambos. A pesar de haber votado por el entonces mandatario, estaba convencido de que debía enfrentar a un gobierno con grandes cuestionamientos de corrupción. “Voté por Alberto Fujimori. Me gustó su lema: honradez, tecnología y trabajo. ¿Tu te adhieres a eso, le pregunté Toledo? “No me jodas, respondió Toledo, en su manera de hablar. “Yo estoy contra esa dictadura”, recordó Waisman.
Un ideario compartido consolidó su cercanía. El apoyo a la industria nacional, trabajo con valor agregado y la transformación de la materia primera en el Perú eran los pilares de los planes de David Waisman que convencieron al entonces candidato presidencial. “Me volvió a dar la mano. Así fue como iniciamos todo”, indica el hombre que por momentos estaría encargado de la presidencia durante un gobierno en el que se habrían cometido escandalosos actos de corrupción que aún quedan por resolver.