Los líderes indígenas están en la mira de las bandas criminales. Hace una semana, el dirigente ashaninka Santiago Camilo Contoricón Antúnez fue asesinado por un desconocido en el centro poblado Puerto Ocopa, distrito de Río Tambo, provincia de Satipo (Junín). A pesar de esta trágica perdida, la ola de amedrentamiento continua.
Esta semana, la reconocida artista shipibo Olinda Silvano denunció en sus redes sociales que es víctima de extorsionadores. En diálogo con Infobae nos detalla cómo inició este asunto y qué medidas adopta para salvaguardar su propia vida y la de su familia. Desea que las autoridades la ayuden y no la abandonen.
¿Cuándo empezó a recibir las amenazas de muerte?
Hace un mes me llamaron, pero no hice caso [28 de febrero]. Luego, la segunda vez volvieron hacerlo, pero no tenían audio ni voz [1 de marzo]. Solamente yo había escuchado. Entonces, me asusté y me acerqué para denunciar a la comisaría, pero no me recibieron porque no había audios que sirvan de prueba. Pasó así y, justamente, estaba echada en mi cama [la tercera llamada que ocurrió el 12 de abril] y sin ver la llamada respondí con un ‘Aló’ y escuché raro. Comenzaron a decirme que ellos estaban investigándome casi un mes y, entonces, dijeron que yo era una persona muy buena, trabajadora y luchadora. De esa manera, no me quieren matar y querían que les entregue un sobre con dos mil soles.
¿Los autores de las llamadas se identificaron? ¿Le dijeron a qué banda pertenecían?
Me dijeron que eran del Tren de Aragua de Venezuela.
¿Pidieron expresamente dinero?
Querían quitarme plata. Si yo aceptaba eso, me iban a citar en un sitio para entregarme un sobre con video [de mis actividades] que si no les doy [un monto de dos mil soles], me iban a matar. Que ellos ya no me protegen, sino que me matarían. Si mis imágenes llegaban a otro lado, mi vida correría peligro si estaba en la radio, en la televisión y cosas así. La tercera y última llamada ya pude grabarles y así denunciar.
La Defensoría del Pueblo publicó un tuit señalando que la Policía no se le está dando seguridad ante estas amenazas. ¿Es cierto esto?
No. Ayer [viernes] no vinieron, pero hoy [sábado] sí han estado de manera permanente. Se acaban de ir [la conversación se realizó al promediar las seis de la tarde], pero no sé si van a regresar.
¿Qué ministerios le han ofrecido respaldo por la delicada situación que vive?
Sí, mañana [domingo] va venir la ministra de Cultura [Leslie Urteaga]. Vendrán a visitarme porque eso me dijo. Ya habían venido personas que los ministerios de Cultura, Justicia, Mujer y la Dirincri.
Antes de que se dieran las amenazas contra usted, otro líder ashaninka como Santiago Camilo Contoricón Antúnez fue asesinado la semana pasada. ¿Usted percibe que existe alguna fijación en los dirigentes de los pueblos indígenas por parte de estas bandas criminales?
Vengo siendo líder de la comunidad y hago muchas cosas acá en Cantagallo. No lo sé, pero algo que tengo certeza es que detrás de las amenazas no son peruanos, sino de Venezuela. En las primeras llamadas me dijeron que estaban detrás de mi casa cuando justamente había salido. Yo les había dicho: ‘A ver, dónde vivo y cómo es mi casa’. Se molestaron y empezaron a insultar.
Su rutina ha cambiado por el permanente miedo a que le pase algo.
Sí, ahora que ha salido al público el audio [de la llamada] porque hay que difundirlo, tengo miedo. Ahora, si tengo que morir, pues tengo que morir. Solamente Dios sabe nuestro destino: qué día vamos a morir o no.
Mi familia está preocupada. Mis hermanas e hijos. Todo esto también afecta mi salud porque sufro de diabetes. A veces quiero llorar, soltar y gritar. Sin embargo, recuerdo a mi padre Miguel Silvano, y digo que soy líder de la comunidad y tengo que estar fuerte. Me está afectando todo, soy una mujer trabajadora. Mis compañeros han ido a realizar un mural, y no he podido ir. Estar en casa me perjudica porque yo vivo del arte. Yo no tengo una mensualidad. Sé que Dios es grande, me va ayudar y calmar.
Sin embargo, ¿ha tenido problemas con alguna persona para que puedan venir las amenazas? Usted es una artista y su trabajo resulta muy reconocido.
Casi no lo tengo [problemas con nadie]. Creo que han visto que difundo mi trabajo en Facebook e Instagram. Por mis viajes habrán investigado. Últimamente he estado con representantes de las embajadas del Reino Unido, Alemania y la Unión Europea. He estado en diferentes exposiciones y con mujeres luchadoras. Incluso, me vieron con los embajadores por el Día de la Mujer. De repente han pensado que yo tengo mucho dinero, ¿no? El dinero que ganamos lo dividimos entre otros.
¿Ha pensando que detrás de las amenazas también puedan estar los traficantes de terrenos?
No lo sé, pero mi hijo también piensa lo mismo. Me dijo que dos personas cercanas a mi dieron mi nombre e imagen. Por eso, es que me buscan y los extorsionadores piden dinero. No tengo lo que quieren [dos mil soles] y tampoco podía.
Su caso también podría incluirse dentro de las amenazas que líderes indígenas recibieron antes en la selva. ¿Usted observa que el Estado protege a los dirigentes de los pueblos originarios?
Bueno, yo pediría que haya una protección a los pueblos originarios porque dedican su tiempo en sacar adelante a sus pueblos sin ganar un sueldo. Por amor a su comunidad y tienen derechos como todos nosotros. Tantos líderes han muerto por las marchas de los últimos meses. Nadie tiene derecho de quitarle la vida a otro.
Esclarecer la muerte del dirigente ashaninka Edwin Chota demandó más de 8 años para conseguir una sentencia. Digamos, en un buen ejemplo de cuánto tiempo se demoró para hallar a los culpables.
Así es porque no hay dinero para pagar y encontrar justicia. La justicia debe ser igual para todos. Tanto para los que tiene más y menos recursos que tienen. Nosotros [los pueblos indígenas] damos la lucha por amor a nuestra patria, comunidad y gente sin ganar un sueldo.