Cuando cualquiera de nosotros visita la parte de norte de Lima Metropolitana, es muy probable que tenga que pasar por una de las avenidas más antiguas y conocidas: la famosa Morales Duárez.
Sin embargo, hay mucha gente que, a pesar de que la transitan casi todos los días, lo cierto que siguen sin saber la razón del porqué esa vía tiene ese nombre.
Lo cierto es que Vicente Morales Duárez fue ilustre peruano que no tiene la fama de otros, pero que en su época fue uno de los compatriotas más reconocidos debido a que llegó ser presidente de las famosas Cortes de Cádiz y era tratado como ‘majestad’. Y esta es su vida.
Pequeño prodigio
Nacido en Lima, un 24 de enero de 1755, desde muy niño, Vicente mostró sus intenciones de dedicar su vida a la religión. Tal vez por eso sus padres, Vicente Antonio Morales y Santisteban, y de María Mercedes Duárez y Anzúrez lo inscribieron en el Seminario de Santo Toribio.
Pero justo por esos años, el Convictorio de San Carlos recién había sido fundado y pasó a ese lugar como profesor en el año 1771. Tenía solo 16 años. En San Carlos, el joven Morales Duárez fue seducido por las leyes, en las que se perfeccionó. Sin dejar de lado su vocación teológica.
Justamente estas dos materias serían el combustible para que, el 20 de marzo de 1773, diera un encendido discurso en el que disertó por tres horas seguidas sobre filosofía cristiana. Para su suerte, entre el público asistente se encontraba el virrey Manuel Amat y Juniet (el de ‘La Perricholi’).
Luego de realizar sus prácticas en el estudio de Juan Felipe Tudela, se graduó como abogado el siete de julio de 1779, en la Real Audiencia de Lima. Más tarde lograría el grado de doctor en Leyes y Canónes, en la Universidad Mayor de San Marcos.
Asesor de Virreyes
Para 1804, organizó y fundó lo que hoy es el Colegio de Abogados de Lima. En su honor, esta institución entregan una medalla en su nombre a los personajes ilustres.
Entre sus primeros logros como profesionales se encuentra el haber asesorado en temas administrativos a dos virreyes del Perú como Francisco Gil de Taboada y Ambrosio O’Higgins.
Justamente recomendado por este último ante el mismo rey Fernando VII, a Morales Duárez se le otorgó la primera vacante en alguna de las audiencias reales que hubiera. Así fue como decidió viajar a España.
Ante esa circunstancia, en 1809, se nombró a José Ostolaza como su reemplazante en las diferentes cátedras que regentaban. A su vez, la Universidad San Marcos y el cabildo de Lima lo nombraron como procurador en la corte.
Tras dejar todo listo, el destacado jurista salió del puerto del Callao un 13 de enero de 1810.
En Cádiz
Luego de varios meses de travesía (los viajes en el siglo XIX no eran lo que son hoy), Morales Duárez y toda la delegación de la San Marcos llegó al Nuevo Mundo en agosto de ese 1810.
Instalado en Cádiz, fue nombrado alcalde de corte en la Real Audiencia de Lima, en setiembre de ese mismo año. Pero su destino estaba en España y allá decidió quedarse luego de haber sido elegido como diputado a Cortes. Y una vez que fueran instaladas, lo nombraron como vicepresidente.
Siendo parte de la comisión de Constitución, el hombre de leyes peruano fue parte de los debates sobre el derecho a la soberanía del pueblo y la igualdad de los americanos con los hispanos.
El 24 de marzo de 1812 fue elegido Presidente de las Cortes de Cádiz, y como tal recibió el trato de ‘majestad’. En total fueron 72 los votos que lo pusieron al frente de la reunión más importante de toda la península ibérica que terminaría con la promulgación de la nueva Constitución Española.
Pero en esta última parte de su vida, la suerte no acompañó a Morales Duárez, que el mismo día de su nombramiento cayó enfermo. Y aunque fue uno de los firmantes de la mencionada Constitución, el dos de abril de 1812 fue hallado sin vida en su habitación..
La versión más extendida sobre su muerte dice que nuestro compatriota murió a causa de una apoplejía. Sin embargo, algunos historiadores señalan que bien pudo haber sido envenenado. En su reemplazo fue elegido el político de nacionalidad mexicana, José María Gutiérrez de Terán González.
A su entierro, en Cádiz, asistieron todas las personalidades políticas de aquel entonces y sus restos recibieron todos los honores propios de un Infante de España.
La avenida
En su honor, y ya en tiempo en los que Lima estaba siendo urbanizada, las autoridades peruanas decidieron colocar su nombre a la enorme vía que une al Callao, Carmen de La Legua-Reynoso con el Cercado de Lima.
La avenida Vicente Morales Duárez da inicio en la avenida Néstor Gambetta, cruza la Universitaria en un bypass. Más adelante se superpone la Vía Expresa Línea Amarilla y llega al final cerca al jirón Juan Agnoli.