En el mundo laboral, tanto en Perú como en cualquier oficina del mundo, suelen vivirse una serie de situaciones que, con el pasar el tiempo, se convierten en el día a día de jefes y compañeros de labores.
Sin embargo, muchas veces algunos de los empleados son testigos o víctimas de ciertas actitudes de algunos jefes que, amparados en su superioridad jerárquica dentro de una empresa, puede de llegar a cometer ciertos atropellos o abusos en contra de sus subordinados.
Estos casos suelen ser pasados por alto, en la mayoría de las veces, por el temor de ser despedidos y quedarse sin empleo. Y en estos tiempos, nadie quiere que le falte el trabajo.
Pero siempre hay que tener un ‘plan B’ y los ojos bien abiertos para no tolerar ningún mal trato de ningún superior. Es por eso que enumeramos las características de todo mal jefe, para que lo tengas en cuenta y, eventualmente, no te conviertas en uno.
1. No es un líder
La idea de ser un buen jefe está lejos de convertirse en un dictador al que hay que temerle por cada palabra que dice. Una de las principales virtudes que debe tener un jefe es inspirar a la gente que tiene a su cargo. Si tu jefe se busca que sus subordinados bajen la cabeza ante él, sin lugar a dudas será un pésimo jefe.
2. Humilla a sus empleados delante de todos
Nadie está libre de cometer un error, pero el problema estará si tu superior se encarga de decirlo a todo el grupo con la única intención de dejarte mal ante los demás. Lo peor es que un mal jefe tiene hasta dos maneras de hacerlo: una es llamándote la atención en público.
La otra es peor, infiltra el error como un rumor que muy pronto se esparce por toda la oficina y hace que tus compañeros te miren diferente.
3. No se pone de acuerdo él mismo
Un buen jefe demuestra confianza en su equipo para poner en práctica nuevas ideas para el trabajo. Con uno malo, esto pude cambiar de una idea para otro y la gente a su cargo no sabrá qué esperar ante el cambio constante de opinión. Esta situación no le dará seguridad a nadie del grupo.
4. Pusilánime arriba, valiente abajo
La clásica actitud de mostrarse complaciente con la plana mayor de la compañía, incluso eso es del agrado de los gerentes. Pero con los subordinados la historia es otra, pues prefiere difundir el miedo para que nadie cuestione su autoridad y seguir siendo el líder de un grupo temeroso.
5. No elogia a nadie
A quién no la ha pasado alguna vez que luego de haber cumplido una gran labor, lo mínimo que le gustaría es ser reconocido por sus superiores.
Y es que un buen líder es consciente que un equipo trabaja mejor cuando es motivado. Pero un mal jefe, es temeroso de tomar nuevos rumbos y no felicita a nadie.
En ese sentido, el grupo de trabajo podrías sentirse desmotivado para tratar de innovar y realizar un mejor trabajo.
6. Nunca está
Mantener una buena relación con tu equipo de trabajo no debería ser una misión imposible. De esa manera se puede mantener una conversión informal con cualquiera de sus empleados y luego dar alguna instrucción en una reunión. La idea es que siempre esté presente.
Un mal jefe siempre va a negar su presencia y va a evitar cualquier situación que lo exponga ante su gente. No es capaz de compartir con sus empleados ningún momento de distensión.
7. Todas son malas ideas, menos las suyas
Los malos jefes odian que cualquiera les haga la competencia, más aún si esta viene de un empleado que se encuentra debajo de él. Lo único a los que le dicen sí es a sus propias ideas.
O a veces pueden presentar proyectos ajenos como si fueran propios para ganarse la simpatía de los superiores. Además, solo promueven a los que le siguen el amén sin criticar sus fallos, mientras que a los talentosos los tiene en el olvido.