“Los autistas no quieren ser gente”: la indignante frase de un médico durante un foro organizado en el Congreso

El neurólogo David Huanca generó la molestia de la sala en un evento organizado por el Día Internacional del Autismo. Activista Carolina Díaz advierte un intento de un sector del Parlamento por modificar la Ley del Trastorno del Espectro Autista con métodos desactualizados

Foro por el Día Internacional del Autismo

Este viernes 31 de marzo, se realizó en el Hemiciclo Raúl Porras Barrenechea del Congreso de la República el Foro Soy Consciente y Me Comprometo, a propósito del Día Internacional del Autismo. El evento fue organizado por la primera vicepresidenta de la Mesa Directiva, Martha Moyano. También participaron el presidente del Parlamento, José Williams; la ministra de Salud, Rosa Gutiérrez; el congresista Arturo Alegría y el ministro de Educación, Óscar Becerra.

Lo que llamó fuertemente la atención de los asistentes fue la exposición de uno de los médicos y sus polémicas declaraciones. David Huanca, neurólogo pediatra con posgrado en neurpsicología del aprendizaje, señaló que “los autistas no quieren ser gente, porque no miran a la gente”. Agregó que lo que debemos tratar en los niños pequeños es estimular la parte visual para que miren a la gente y aprendan.

En otro momento, el ministro Becerra lanzó una frase desde el desconocimiento. “Si todos tenemos un cerebro único, podríamos decir que todos somos un poco autistas”, dijo.

El ministro de Educación, Oscar Becerra, también lanzó una frase desde el desconocimiento. Instagram

Los presentes inmediatamente reaccionaron a las palabras de los ponentes. Como explica la periodista, activista, autista y cofundadora de la Coalición Neurodivergente Peruana, Carolina Díaz, desde la comunidad autista se encuentran sumamente indignados por la actuación de algunos profesionales en el foro.

“Claramente, esto generó que el público se indignara, porque es un capricho. La idea de que ‘solo mirando a los ojos nos entendemos’ es una construcción social. Huanca nos deshumanizó y violentó”, explica en Twitter.

En declaraciones a Infobae, Díaz señaló que en principio es importante entender que el autismo es un neurotipo que normalmente se ha difundido como un déficit o un problema, cuando en realidad es una forma diferente de existir y de expresarse, de ver el mundo. “Muchos profesionales, todavía desactualizados, quieren modificar, en lugar de generar adaptaciones o ajustes para las personas autistas. Eso es lo que pasa en el caso de este doctor y de muchísima gente que está detrás de este intento de modificación de la Ley TEA (Trastorno del Espectro Autista)”, refirió.

Efectivamente, existe la ley, pero Díaz indica que la congresista Moyano junto a padres de hijos autistas y un centro llamado Apeplac —que ofrece este tipo de terapias, que se llaman ABA (applied behavior analysis)—, quieren lograr este cometido, de volver lo más ‘normales’ a los niños autistas. “En este foro se ha puesto en evidencia esta intención, que ya se sabía, pero que con el discurso de este doctor ha sido mucho más evidente”, expresó.

La activista sostiene que es un problema, porque no se les escucha como comunidad. Por ejemplo, para hacer la ley jamás se pensó en invitar a personas autistas. “Los adultos autistas prácticamente no existimos, y desde nuestra tribuna también denunciamos este tipo de cosas. Normalmente, hay un punto de vista no solo patologizante, sino también infantilizante. Se cree que no vale la pena ponernos un micrófono de alguna manera, o darnos un sitio en la mesa”.

Métodos para el debate

Médico alienta métodos arcaicos para autistas

Investigando al médico Huanca, Carolina Díaz descubrió algunas de las recomendaciones para “mejorar el aspecto social” de los niños autistas. Entre ellos, sugiere sujetarle el mentón al menor y hacer que lo mire a los ojos, o abrazarlo así no quiera, mirándole a los ojos, y decirle que lo quiere.

“Este médico cree que la única forma de socializar es mirarlos a los ojos, o que si el niño tiene problemas para socializar, que lo obligue a jugar con otros niños, o que lo abrace aunque no quiera, y eso es violencia, es tortura”, comenta la activista. “Sobre todo para personas que tenemos sensibilidad sensorial y que algunas cosas no son agradables, incluso se sienten muy incómodas y nos pueden generar crisis”, agrega.