La foto del rey Felipe VI en la entrada del Gran Teatro Falla en Cádiz, tocando el cajón flamenco durante la inauguración del Congreso Internacional de la Lengua Española en la ciudad andaluza, ha destacado la importancia del instrumento que tiene una rica historia, así como una cadena de comentarios de peruanos que han alzado su voz de reclamo al leer varios titulares en el que no se reconoce al elemento como cajón peruano.
Pero, ¿qué dice la historia sobre esta disputa? En el siglo XVI, un instrumento fue creado como una alternativa para que los esclavos puedan mantener sus tradiciones culturales e nuestro territorio. Este elemento, que actualmente es considerado Patrimonio Cultural de la Nación, fue diseñado porque a los oprimidos se les prohibió tocar música con sus tambores de cuero tradicionales cuando fueron llevados a Lima para trabajar en hogares españoles y campos de algodón en el sur de la ciudad.
A pesar de esto, los hombre en cautiverio continuaron llevando el ritmo en su sangre y encontraron otras formas de tocar sus melodías, utilizando cajas de madera y trozos huecos de calabazas en sus reuniones para bailar, compartir y olvidar que se encontraban en un país extranjero. Estos encuentros se convirtieron en una forma de resiliencia y un testimonio de su perseverancia para mantener su cultura viva.
Porfirio Vásquez, un músico de ascendencia afroperuana, realizó mejoras al cajón en el siglo XIX, dándole su forma y medidas actuales. El instrumento consiste en una caja de madera que mide 47 cm de alto, con un agujero circular en la parte central de uno de sus lados. Para producir las melodías pegajosas, este debe ser tocado con las palmas de las manos y con la punta de los dedos.
Durante la década de los 80, Rafael Santa Cruz, de nacionalidad peruana, se convirtió en uno de los principales promotores del cajón. Viajó por todo el mundo con su instrumento y, en 2008, fundó el Festival Internacional de Cajón Peruano, que actualmente lleva su nombre y es reconocido a nivel mundial. Debido a sus esfuerzos, fue conocido como el “embajador del cajón peruano”.
¿Cómo llegó el cajón peruano a España?
La responsabilidad de unir al cajón peruano con la música flamenta recae en el guitarrista español Paco de Lucía. Este sonido encantador se mantiene como un elemento indispensable, y mágico, para el arte andaluz, por lo que la fusión no tardó en llegar.
Las narraciones indican que Francisco Sánchez Gómez, el nombre con el que fue bautizado el artista, llegó a la capital del Perú para una presentación. Durante su estancia, fue el invitado de honor en una celebración que organizó el entonces embajador de España.
Chabuca Granda fue una de las figuras que llegó a este punto de encuentro, además de otros músicos locales junto a sus instrumentos.
Caitro Soto acompañó a la cantante criolla en el tema “La flor de la canela”. El sonido que emitió el intrumento del artista simplemente deslumbró al extranjero.
Paco de Lucía estaba muy interesado en poseer un cajón, por lo que hizo una negociación con Caitro. El objetivo principal de llevarlo a Europa era para reemplazar las palmas, bongós y congas con este elemento.
Esta creación que se armó con manos y creatividad de los esclavos tiene su origen en el país, y que, por su popularidad, escaló a España, siendo un objeto que encaja como ficha en rompecabezas en la música flamenca.