En enero de este año, dos meses antes de que la Municipalidad de Miraflores clausurara el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), Rafael López Aliaga atacó este espacio del Ministerio de Cultura que acoge las voces y rostros de quienes experimentaron la violencia terrorista entre 1980 y 2000.
El líder de Renovación Popular acababa de asumir la alcaldía de Lima Metropolitana y participaba en la juramentación de Carlos Canales, burgomaestre de Miraflores, cuando propuso ceder el museo a las FF. AA.
“Basta ya de estos museos de la memoria y reconciliación que no tienen nada de memoria ni reconciliación. Allí se escribe una narrativa donde los mismos guías te mienten descaradamente poniendo a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional como si fuera agresora, y eso no es así, han salido a defender a la patria porque esa es su misión”, dijo.
En 2008, el Gobierno alemán anunció una donación al Estado peruano para la construcción del lugar. La administración de Alan García la aceptó un año después y erigió este espacio dedicado a las víctimas.
Según el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, este periodo de terror a manos de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) dejó unas 69.000 víctimas, y actualmente los remanentes del primer grupo se encuentran asociados a las mafias del narcotráfico en zonas inaccesibles de la selva sur del país.
Ayacucho fue escenario de masacres por parte de Sendero y atrocidades cometidas por el Ejército, como la de Accomarca, en agosto de 1985. Entonces, los militares aplicaban la estrategia de tierra arrasada contra Sendero: mataban a sospechosos e inocentes en comunidades de población indígena. Miles de personas perdieron la vida y miles más siguen desaparecidos hasta el día de hoy.
“Pero [este espacio] de reconciliación no tiene nada, predica baños de sangre”, consideró López Aliaga, quien pidió al alcalde entrante, integrante de su organización política, coordinar con el Ministerio de Cultura y la embajada Alemana “para que esto sea administrado por las FF. AA.”, que desdibujaron su labor con crímenes de lesa humanidad.
“Que nos cuenten la historia como es. ¡Quién mejor que la FF. AA. para decirnos los que han sufrido! A mí no me cuentan cuentos, tengo gente muy cercana que ha vivido esto en defensa del país. Es momento de poner orden en la narrativa”, añadió.
A raíz de estas declaraciones, la embajadora de Alemania en Perú, Sabine Bloch, lo citó a su sede y explicó la importancia de un espacio sobre este período doloroso para el país. “Con mucho gusto [lo] invito a que visitemos las exposiciones, junto con las autoridades responsables, para que se entre en un diálogo de fondo”, escribió la diplomática.
“El LUM fue creado por recomendación del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Es un espacio del Ministerio de Cultura del Perú que ofrece, gratis, actividades culturales, de aprendizaje, investigación y conmemoración para dialogar en torno a temas de derechos humanos, enfocándose en el periodo de violencia 1980-2000 en el Perú, iniciado por los grupos terroristas”, especificó.
Agregó que, a partir del 2009, una Comisión de Alto Nivel, conformada por un grupo de distinguidas personalidades peruanas, bajo la presidencia del Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, se encargó del proyecto.
“Alemania contribuyó con 4,5 millones de euros y el LUM fue inaugurado el 17 de diciembre de 2015. Hoy en día, 1.300 personas en promedio visitan el Museo cada semana, más de 60.000 al año”, indicó la Embajada y detalló que, además, ofrece exposiciones temporales, como las del fotógrafo Domingo Giribaldi del Mar, que contiene memorias de familiares de miembros de las FF. AA. y de la PNP sobre el periodo de violencia.
Cierre arbitrario
La comuna miraflorina arguye que el cierre temporal del LUM se debe a que no contaba con el certificado de Inspección Técnica de Seguridad en Edificación (ITSE), el cual venció en mayo de 2016. Además, envidenció la ausencia de humo centralizado, luces de emergencia y señalización de seguridad en toda la edificación.
Sin embargo, el historiador Manuel Burga, director del museo, indicó que “es un acto abusivo contra una institución que cumple con todas las normas de seguridad”, y que configura un atentado para la memoria del país. “El recuerdo de esa época superada la conservábamos para que no se vuelva a repetir”, dijo a Nativa.
Ocurre el día de la presentación del Informe Anual 2022/2023 de Amnistía Internacional sobre derechos humanos, de modo que algunas voces políticas indican que se trata de una como “censura”.