Peruanos que han hecho historia por diversos motivos, buenos o malos, hay muchos en el paso inexorable del tiempo. Sin embargo, hay algunos que pasaron a la posteridad y se volvieron universales.
Ejemplos de ellos en nuestro país tenemos algunos como Miguel Grau o, más recientemente, Mario Vargas Llosa. Pero hace poco casi de 150 años nació el más universal de todos, aunque hoy muchos simplemente lo relacionen con una escuela pre militar.
Y es que Pedro Paulet, no solo fue un peruano talentoso más, sino que gracias a su ingenio y visión del futuro es considerado como el padre de la astronáutica y esta es su historia.
A los pies del Misti
Nacido un dos de julio de 1874 en la calle San Francisco del distrito de Tiabaya (Arequipa), Pedro Eleodoro Paulet Mostajo, fue hijo de Pedro Paulet y Antonina Mostajo y Quiroz; desde pequeño mostró grandes aptitudes para el estudio a pesar de provenir de una familia de muy bajos recursos económicos. El arte y las ciencias eran sus materias preferidas en las que más resaltaba.
Lamentablemente, cuando tenía solo 10 años de edad, su padre murió y fue acogido por el padre francés de la orden lazarista, Hipólito Duhamel, quien dirigía el colegio San Vicente de Paúl en la ‘Ciudad Blanca’.
En este centro educativo descubriría grandes clásicos de la literatura universal, entre ellos la obra ‘De la Terre à la Lune Trajet direct en 97 heures’ (De la Tierra a la Luna: Ruta directa en 97 horas) del francés Julio Verne. Este libro sería fundamental para su futura formación, pues sería su principal inspiración para su sueño de llegar al espacio exterior.
Una vez acabada la etapa escolar, y debido a su condición de pobreza, estuvo a punto de quedarse sin la posibilidad de seguir sus estudios universitarios.
Sin embargo, la intervención de Luciano Bedoya, rector de Universidad Nacional de San Agustín y conocedor de sus talentos, pidió que se le tomará el examen de admisión que aprobaría sin problemas. Así fue como en 1892 logró ingresar a la Facultad de Letras y Ciencias.
Poco tiempo después, el gobierno del entonces presidente Remigio Morales Bermúdez, lo becó para que estudie en París, Francia.
Periplo por la ‘Ciudad Luz’
Durante su estancia en la capital francesa, Paulet estudió en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París y más tarde se graduaría como ingeniero químico del Instituto de Química Aplicada de la Universidad La Sorbona, una de las más exclusivas de toda Europa. Como tal se convirtió en miembro de la Sociedad Astronómica y la Sociedad Química de París.
De igual manera, se dio tiempo para su primer gran invento en tierras extranjeras: el motor cohete de combustible líquido. Pero mientras realizaba sus pruebas con panclastitas (unos explosivos), estos tuvieron que ser suspendidos debido a las quejas de sus vecinos por las constantes explosiones que sucedían. Algunos creían que se estaba probando explosivos para alguna protesta anarquista, algo normal en la Europa de aquellos años.
Luego su fallido intento, ingresó al servicio diplomático del Perú y desempeño varios puestos en diversos países del Viejo Continente. Al llegar 1902, cuando era cónsul peruano en Bélgica, diseño lo que sería considerado como el primer paso de una nave impulsada por cohetes, le llamó ‘El Avión Torpedo’.
Tan solo un año después, los famosos hermanos Wright realizaron su hazaña de volar un aeroplano con hélices.
A pesar de eso, Pedro Paulet seguía convencido que su idea era mejor, ya que los aeroplanos parecía, según él, unas simples ‘cometas automotrices’.
De vuelta en el Perú
Luego de su fructífero paso por varios países de Europa, Paulet fue convocado por el entonces presidente José Pardo y Barreda para que sea parte de la Reconstrucción Nacional que se seguía llevando a cabo luego de la Guerra del Pacífico.
Una vez en territorio peruano se encargó de reabrir la Escuela de Artes y Oficios, mandó a construir el hospital Goyeneche de Arequipa, también se hizo cargo de las primeras casas de corte económico para los trabajadores en el distrito limeño de La Victoria, fue director del diario El Peruano y hasta lideró un movimiento para renovar la flota de nuestra, entonces, alicaída armada peruana.
A pesar de toda esta labor, el sabio arequipeño quedó frustrado con sus colegas peruanos, a quienes no pudo convencer, que el futuro de la aviación eran los motores y no las hélices, por lo que decidió volver a Europa. Aquí se casaría con Luisa Wilquet y tuvieron siete hijos.
La polémica
Hasta que una carta enviada y publicada al diario El Comercio, el siete de octubre de 1927, explicó que la idea de su motor, que él había tenido 30 años antes, había sido tomada por varios científicos alemanes y franceses, sin que nadie del gobierno peruano le dé una respuesta a su proyecto.
Esta carta fue traducida y publicada en diversos medios de Europa, causando el revuelo de toda la comunidad científica de ese continente. En especial del inventor austríaco Max Valier, quien de inmediato se declaró su seguidor y usó su teoría del motor cohete para darle forma al futuro
Así fue como Valier le comenzó a dar el crédito que le correspondía al arequipeño y a reconocer, a pesar de la negativa de sus colegas, que el motor de combustible líquido del peruano era mucho mejor que el motor de combustión de pólvora. Solo el tiempo le daría la razón.
Antes de dejar Europa, Paulet es contactado por la Sociedad para Vuelos Espaciales (Verein für Raumschiffahrt), con siglas VfR, con la propuesta de construir la nave que se necesitaba para darle vida a sus ideas. Pero al descubrir que le quedarían dar un uso militar, nuestro compatriota se negó.
Para esas épocas Adolf Hitler ya era uno de los líderes de Alemania, pero todavía no era Canciller.
Fue así que continuo su labor de diplomático por el mundo. Pasó por Japón, volvió una vez más al Perú y su último trabajo fue como consejero comercial del embajador en Argentina, Óscar R. Benavides.
En tierras bonaerenses propuso la creación de una industria aeronáutica sudamericana. Pero la muerte lo sorprendió un 30 de enero de 1945, dentro de la embajada peruana en la capital argentina.
Hoy el nombre de Pedro Paulet ha sido tomado por varios centros educativos e instituciones pre militares.