Ciudad Nueva. Así se llama el distrito de Tacna, en la frontera con Chile, donde nació Betssy Chávez, la política más controversial de los últimos años. Dirigente estudiantil y graduada como abogada, encabezó la nómina de candidatos al Legislativo por esa región a través de Perú Libre, el partido que llevó a la presidencia a Pedro Castillo.
“Soy un cuadro joven. En Perú necesitamos ideologías para contribuir dentro del Parlamento”, dijo en 2019, durante una de sus primeras apariciones en medios para promocionar el número de su candidatura, el 1.
Fue la primera vez que tentó una curul y fue definitiva: llegó al Congreso en julio de 2021 y asumió de plano la vocería de una bancada que abandonaría como lo hizo el exmandatario.
Asumió la cartera de Trabajo y Promoción del Empleo en octubre de 2021 hasta mayo de 2022, pero fue censurada por su desempeño sobre la huelga de controladores aéreos en el primer día de Semana Santa y su propuesta de cambio de la Ley Servir.
Despachó también en la cartera de Cultura, entre agosto y noviembre de 2022, cuando dimitió por la difusión de un beso y una supuesta historia de amor que desencadenó en una investigación en la Fiscalía.
La pesquisa fue abierta después de que Cuarto Poder denunciara que Betssy Chávez había contratado en esa cartera, y supuestamente facilitado el vínculo con otra entidad estatal, a los familiares del empresario Abel Sotelo, su novio.
Sin embargo, optó por el mutis a la prensa y canalizó sus declaraciones en TikTok, la plataforma que más emplea. Negó el presunto aprovechamiento del cargo y tráfico de influencias agravado. Defendió con tenacidad a Castillo, aún cuando había acumulado seis investigaciones en el Ministerio Público.
Dijo: “Él viene de las canteras dirigenciales, y acaso encabezó la protesta más grande de los últimos lustros de los docentes. Yo noto en él una capacidad nata”. Al poco tiempo, contra todo pronóstico, juró como su quinta presidenta del Consejo de Ministros.
“Por el respeto al estado de derecho y la restitución del equilibrio y la separación de poderes, sí juro”, dijo en una ceremonia fugaz en la que estuvo presente su predecesor, Aníbal Torres, cuya renuncia aceptó Castillo minutos antes de la medianoche.
Al inicio de su premierato, Betssy Chávez prometió diálogo, descartó una segunda moción de confianza para cerrar el Parlamento, propuso terminar con la confrontación y respetar la separación de poderes.
“No puedo decir qué es lo que vayan a votar mis colegas congresistas en este lapso que 30 días que se tiene para dar la confianza como generalidad, pero desde mi perspectiva, este gabinete tiene toda la intención de tender puentes de diálogo”, anotó.
Fue una apuesta breve. El 7 de diciembre, Castillo cerró el Congreso, instauró un Ejecutivo de emergencia que debía gobernar por decreto y dictó una reforma del sistema de Justicia. Chávez estuvo presente en la lectura del discurso y fue denunciada como coautora de los delitos de rebelión y conspiración.
Su acusación constitucional, que salpica también a los exministros del Interior Willy Huerta y Comercio Roberto Sánchez, se debatió este miércoles y acabó con su suspensión para que pueda ser investigada por la Fiscalía y, eventualmente, procesada por la Justicia.
“Me allano. Es mi voluntad solicitar a este pleno: líbrenme de este cáliz; paz, justicia y libertad”, dijo Chávez, integrante de Perú Democrático, al escuchar el dictamen de acusación presentado por la Subcomisión de Acusaciones Constitucional. Leyó un discurso contra la prensa y las desigualdades, y después de que la sala entrara a receso, se marchó.
A pedido de la Corte Suprema de Justicia, tiene una alerta en todos los pasos fronterizos, por 15 días, para que no salga del territorio nacional. Tiene, sobre todo, un porvenir enrevesado: fuentes de la Fiscalía han adelantado que hay suficientes elementos de convicción para solicitar su pronta prisión preventiva.