Durante años, El placer de los ojos ha servido como brújula para los nuevos cinéfilos y un deleite para los más experimentados. Entre sus miles de seguidores, hoy uno de ellos tiene la oportunidad de asumir la tarea de guiar a aquellos que cada sábado a las 10:00 p.m. prenden el televisor para conocer las novedades del séptimo arte. Juan Carlos Fangacio ha dado inicio una nueva etapa en la historia de un programa único en nuestra programación.
En conversación con Infobae, el periodista recuerda los días previos a la llegada del internet cuando el programa de Ricardo Bedoya era la única fuente de recomendaciones y referencias a películas que nunca llegaron a la cartelera peruana.
El placer de los ojos sigue siendo una especie de oasis en medio del prime time sabatino, aunque con el enorme reto de andar a la par de un mundo audiovisual donde la pantalla grande compite con el streaming.
Superada la peor parte de la pandemia del covid-19, hombres y mujeres han preferido permanecer en la comodidad del hogar frente al televisor antes que regresar a las salas de cine. Esto a pesar de estrenos importantes para la industria como Avatar. El camino del agua o Pantera Negra. Wakanda por siempre, cintas que coparon un importante número de salas frente a otras como Willaq Pirqa o Reinas sin corona, desde la producción nacional, y Tár y Los espíritus de la isla por nombrar algunos aclamadas filmes extranjeros.
“Una alternativa interesante sería crear una forma de distribución de cine que apunte a más nichos; por ejemplo, para un público interesado en el cine de autor. Obviamente no para llenar cinco funciones al día, pero sí un número limitado de proyecciones que puedan llegar al público que le interesa realmente”, señaló el conductor de El placer de los ojos a este medio.
En el caso de los recientes estrenos de cintas peruanas, aquellas con mayor audiencia han sido los que han copiado el formato de comedia televisiva y la han llevado a la pantalla grande. Al respecto Fangacio entiende el fenómeno al tratarse de un producto fácil.
“Es lo que al consumidor le resulta más fácil ver y está bien que tenga su lugar. El problema es cuando este tipo de películas anulan o restringen por completo otras alternativas”, comentó.
La respuesta usual de las salas de cine es que aquellas otras propuestas, quizás más arriesgadas y distantes de lo que uno encuentra en la pantalla chica, no cuentan con un público sólido. “Siempre he creído que es un círculo vicioso. Si tú no muestras esa película, no vas a crear un público para ese tipo de obras”, dijo y mencionó a Willaq Pirqa, cinta que se mantuvo 12 semanas en cartelera gracias al boca a boca.
Polémica premiación
Como suele suceder tras cada ceremonia de los Oscar, prevalece la discusión en torno si acaso el ganador se merecía la estatuilla a Mejor película. “No me gustó mucho la película”, aseguró Fangacio sobre Todo en todas partes al mismo tiempo. “Creo que la Academia suele premiar momentos, coyunturas, como lo sucedido el año pasado con una película que no me agrada, Coda”, agregó.
El nuevo conductor de El placer de los ojos no la considera una mala película, reconoce su origen desde el cine independiente, sus logros visuales y la historia optimista que presenta, “pero si la analizamos creo es una historia muy conservadora, nada arriesgada como mucha gente cree”.
Para Fangacio, la estatuilla debió ser para Los espíritus de la isla. “Pero el Oscar es así, son premios. Es un espectáculo”, concluyó.