Ciclón Yaku: Piura corre el riesgo de incrementar casos de dengue a raíz de inundaciones

Hasta inicios de marzo, Piura era la tercera región a nivel nacional con más casos positivos de esta enfermedad. La experta Angela Uyen, de Médicos Sin Fronteras, precisó que las inundaciones que atraviesan los pobladores de la zona, la falta de atención médica y controles para disminuir la reproducción del vector, podrían propiciar la propagación de esta infección

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El norte del país viene siendo duramente afectado por las intensas lluvias que ha dejado el ciclón Yaku en las costas peruanas. Ciertas localidades de Piura, Lambayeque, Tumbes, La Libertad y Cajamarca se encuentran inundadas por desbordes de ríos que aumentaron su caudal como producto de las fuertes precipitaciones. Esta problemática, que ha dejado miles de damnificados, no solo daña las viviendas, negocios y espacios públicos de estas zonas, sino que expone a los ciudadanos a enfermedades infecciosas que podrían ser no atendidas por la falta de centros de salud en óptimas condiciones.

Piura es una de las regiones que más ha padecido por la presencia de este fenómeno. Sus calles, avenidas y principales espacios se encuentran bajo los altos niveles de agua. El gran porcentaje de humedad que se registra propicia la difusión de una de las enfermedades más recurrentes en esta región: el dengue.

Hasta febrero de este año, Piura era considerada el cuarto departamento con más casos de dengue a lo largo del país. De acuerdo al Ministerio de Salud, durante el período mencionado, en esta zona se identificaron más de 1.200 personas infectadas. Sin embargo, hasta la novena semana del año —que comprende hasta el domingo 5 de marzo— esta cifra se ha duplicado alcanzando los 2 mil 490 casos.

“En el norte del país están las enfermedades transmitidas por vectores como el dengue y la malaria. Al haber más agua estancada, es más fácil para los vectores reproducirse y, por ende, la enfermedad también. Además, en un momento de distrés la gente deja de usar sus mosquiteros o repelentes. Dengue es una de las enfermedades más comunes que vemos después de una inundación. Y Piura es un lugar donde hay transmisión activa”, explicó Ángela Uyen, asesora de políticas de salud de Médicos Sin Fronteras, a Infobae.

Para la especialista, el riesgo de propagación de dengue no solo está enfocado en las condiciones climáticas actuales de la región, también se destaca la falta de presencia de medidas preventivas para el control del dengue. “No solo están los factores para que este se reproduzca más, sino que normalmente hay una serie de actividades que el Minsa realiza para el control del vector y para el control de la enfermedad, y todo esto se va a interrumpir súbitamente”, dijo.

“Además, debido a las circunstancias, es posible que hayas menos vigilancia y menos atención de los pacientes. Por ejemplo, un paciente en condiciones normales cuando tiene los primeros síntomas acude al centro de salud y se le trata. En estas condiciones, puede ser que los pacientes esperen más o lleguen en estadíos más avanzados de la enfermedad”, recalcó.

Establecimientos de salud dañados

La presencia de Yaku en la región también podría impactar en la atención médica a estos casos. De acuerdo al Ministerio de Salud, solo en Piura se han visto perjudicados un total de 88 establecimientos médicos como producto de las fuertes precipitaciones.

Uno de los centros más afectados de este departamento fue el Hospital Regional José Cayetano Heredia, en el distrito de Castillo, el cual quedó completamente inundado luego de la lluvia. El área de Unidad de Cuidados Intensivos fue una de las salas más perjudicadas, pues el techo colapsó y dejó camillas, estantes y equipos operativos fuera de servicio.

Hasta el pasado 10 de marzo, el Sistema de Registro de Eventos de Emergencias y Desastres reveló que al menos 211 establecimientos del Minsa y EsSalud se vieron dañados por las fuertes lluvias y 5 se calificaron como inoperativos en todo el territorio nacional.

Afectación a la salud

En las zonas afectadas por el ciclón Yaku no solo se ha propagado el agua de ríos, sino que muchas localidades padecen por la presencia de aguas residuales que traen consigo una serie de virus y bacterias. Lamentablemente, esta agua contaminada entra en contacto con los pobladores generando una reacción adversa.

Para la experta en políticas de salud, Ángela Uyen, la convivencia con este tipo de fluidos expone a las personas más vulnerables a este tipo de afectaciones a la salud. Sin embargo, los daños que este fenómeno desencadenará dependerá de una serie de factores.

“Son problemas complejos y en cascada. Es decir, no solo está la parte aguda, sino también hay una parte que se da a manera de mediano plazo. El riesgo para la salud dependerá de qué tan vulnerable sea una comunidad determinada: quienes viven más cerca a las zonas afectadas, quienes tengan más medios para evacuar, quienes vivan cerca a establecimientos de salud que son funcionales, la edad, factores de riesgo y demás. Los factores de riesgo van a ser muy diversos”, dijo.

Según informó la médico, los primeros problemas de salud son los traumatismos que surgen a raíz de los intentos de las personas de desplazarse en medio de las localidades perjudicadas. La corriente del agua, las piedras y demás residuos sólidos que traen consigo los huaicos pueden ocasionar golpes en los pobladores. Sin embargo, acotó que en el mediano plazo surgen enfermedades más complicadas como las infecciones.

“En el caso de las enfermedades infecciosas, nos guiamos mucho de los brotes que se ocasionan luego de las inundaciones. En estos brotes hay distintos tipos de enfermedades. Las primeras se dan porque son transmitidas por agua contaminada, por beberla o estar en contacto con ella”, precisó.

“En estos casos hemos tenido experiencia en ver brotes de cólera, diarreas, fiebres tifoideas y otros. Todas estas son enfermedades que se transmiten por agua y que podrían aparecer después de una inundación”, indicó.

La experta también resaltó que las masas suelen desplazarse a otras localidades como producto de sus planes de evacuación y concentrarse en espacios en común, lo cual produce otro tipo de brotes. “Si no hay un centro de recepción, como a veces se habilitan para las personas afectadas, suelen ir a casas de familiares o centros comunitarios y allí tiende a haber hacinamiento. A veces eso genera brotes de infecciones en piel o respiratorias. Es un factor importante a tomar en cuenta”, enfatizó.

Por otro lado, los pacientes que reciben tratamientos en centros ubicados en zonas de riesgo también se ven perjudicados, pues su asistencia médica será interrumpida por el deterioro de las condiciones de estos centros de salud como producto de las intensas precipitaciones y desborde de los ríos.

“Estos fenómenos no solo van a afectar a la población que reside en estos lugares, sino que afectan a la infraestructura y al personal de salud. Además, a un sistema de salud que, dada la situación, ya se encuentra con sobrecarga. Tenemos que pensar en las personas que van a interrumpir sus tratamientos o no van a llegar a tener una atención médica. Los pacientes que ya están en estado crónico tienen una disrupción de sus tratamientos. Es una serie de problemas”, afirmó.

Ángela Uyen afirmó que es necesario que las autoridades inviertan en la “resiliencia para el sistema de salud y población”. “Se debe revisar en qué condiciones viven estas personas, quiénes son los más vulnerables, en casos de inundación, quiénes están al borde de los acantilados, al borde de las torrenteras. Es todo un trabajo para que en el momento en que se den los desastres, porque no podemos evitarlos, generemos que el impacto sea menor. De eso se trata”, aseveró.

“Debemos tener planes e invertir en ellos. Debemos trabajar en nuestro sistema de salud para que este sea resiliente y trabajar a nivel de comunidad, para que las comunidades sean resilientes y estén preparadas frente a los diversos eventos que se puedan dar. Tenemos que ser conscientes que el cambio climático y la degradación ambiental están en aumento”, comentó.

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