¿Emergentes o Sumergidos?

Las cifras muestran que las economías latinoamericanas se alejan de las economías más desarrolladas. Para el economista Carlos Adrianzén, este desastre se asocia al aumento de los grados de socialismo y mercantilismo de la política económica en los gobiernos de la región

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Las economías de Latinoamérica lejos de lo esperado. EFE/Sebastiao Moreira/Archivo
Las economías de Latinoamérica lejos de lo esperado. EFE/Sebastiao Moreira/Archivo

En estas líneas les voy a hablar de la situación de largo plazo de la Latinoamérica actual. Emprendimiento que definitivamente no está de moda para la mayor parte de los medios y analistas especializados. Este desinterés se fundamenta en creencias arraigadas. Ideas sintetizables en la percepción de que seríamos mucho menos pobres y atrasados de lo que realmente somos. En esta tarea usaré cifras transversales de catorce naciones. Y es que la comparación de cifras aclara el panorama de la región. Al menos en esto, la Latinoamérica de los últimos años, dibuja riqueza en diversidad institucional.

Puntualmente, si revisamos los estimados del salto en el porcentaje del producto por habitante —como ratio del similar estadounidense— la región se viene alejando de las economías más desarrolladas. En el último quinquenio, ninguna nación latinoamericana se acerca. Todas pierden la senda (ver gráfico Uno).

Economía latinoamericana
Economía latinoamericana

Algo de escrutinio estadístico nos descubre que este desastre se asocia al aumento de los grados de socialismo y mercantilismo de la política económica en los gobiernos de la región. En buen español, a la creciente opresión política y económica de sus instituciones y a la escandalosa corrupción burocrática de sus administraciones. Los hechos contrastan que la desaparición del crecimiento latinoamericano de largo plazo tiene como elemento común el incremento de la opresión política y económica en cada nación (ver Gráfico Dos). Para contrastar ello, basta con monitorear las cifras —de México, Argentina, Colombia, Bolivia o Cuba o Perú— que publican regularmente Transparencia Internacional, Freedom House o Heritage Foundation.

Economía latinoamericana
Economía latinoamericana

A pesar de todo ello, en estas líneas, los quiero llevar por otro derrotero. Y es que resulta entendible que —por deformación ideológica— no queramos valorar cómo nos estamos alejando del Desarrollo Económico. Y que, por ello también, aceptemos con entusiasmo infundado, como referentes de desarrollo, índices que miden otra cosa. Me refiero al Índice de Desarrollo Humano (IDH) publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Un indicador, que midiendo consumos básicos (educación o salud) e ingresos, presenta inconsistencias internacionales difíciles de explicar cuando se comparan ratios entre productos por persona e índices de desarrollo humano. Así, por ejemplo, para el PNUD el grueso de las naciones latinoamericanas resulta dentro de rangos catalogados como de desarrollo humano alto o muy alto; mientras que sus ratios de producto por persona en comparación con similares de los Estados Unidos de Norteamérica no solo resultan reducidas, sino críticamente decrecientes. Así, por ejemplo, Bolivia es tan pobre y subdesarrollada que su producto por persona apenas equivale al 5% del estadounidense. Sin embargo, una ratio similar de su indicador de desarrollo humano lo inflaría al 75%.

La lección aquí resulta meridiana: la región no solamente no registra actualmente niveles de desarrollo económico alto (a pesar de la generosa valoración del PNUD). Experimentaría una fase contractiva, en la que naciones, otrora emergentes en términos de desarrollo económico, se están sumergiendo.

Carlos Adrianzén
Carlos Adrianzén
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