Roxana Quispe Collantes es una mujer que ha roto el techo de cristal que mujeres y hombres quechuahablantes y descendientes de este grupo que en algún momento pudieron haber interiorizado la imposibilidad de sustentar en quechua.
En octubre del 2019, una noticia dio la vuelta al mundo, sucedió algo nunca antes visto. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la casa de estudios más antigua de América, revelaba que por primera vez en la historia se había hecho una sustentación de la tesis doctoral en el segundo idioma más hablado en el país, el quechua.
Una mujer proveniente de Cusco era la autora. Ella era Roxana Quispe Collantes, la primera persona en sustentar en su idioma nativo. Infobae conversó con quien fuera considerada en la lista de las 50 mujeres más poderosas del país, según Forbes. Las negativas que encontró en el camino, el rechazo, la timidez, el coraje, la abnegación, la perseverancia y el respeto formaron parte del camino de Roxana.
El despertar del Runasimi en Roxana
A los días de nacida en su tierra natal que es Acomayo, al sur de Cusco, tuvo que migrar a Chosecani donde se encontraban sus abuelos paternos, fue ahí donde despertó la lengua Runasimi, una variedad del quechua.
“La mayoría de personas hablan hasta ahora únicamente en quechua. Chosecani al ser una comunidad alejada, aún mantiene eso. Mi padre, al haber sufrido también de discriminación, fue el que nos dijo que no era conveniente que nosotros aprendamos el idioma o que sigamos hablándolo“, cuenta.
Aún recuerda con claridad las palabras que le dijeron sus padres en aquel momento: “Aquí (Chosecani) está bien, pero van a salir en algún momento y van a ser discriminados. Sería bueno que solo hablen el castellano y que lo practiquen para no pasar por lo que yo he pasado”.
No obstante, la madre de Roxana jugó un papel importante, según refiere la docente peruana. “Ella siempre nos ha alentado a mantener las costumbres y a mantener nuestra lengua. Siempre nos decía que son más inteligentes los que saben dos idiomas y nos motivaba bastante”, recuerda entre risas.
Por un lado, su padre buscaba protegerla y evitar que pase por episodios nefastos, pero su madre la impulsaba a enfrentar todas aquellas barreras que no solo iba a ver desde pequeña.
DATO: El quechua cuenta con ocho variedades en el Perú.
Desde niña asistió a distintas ceremonias, actividad que mantiene intacta hasta el momento. Su padre era de Chosecani, una comunidad campesina de Pomacanchi, y su madre era de Acomayo. Vivió toda su infancia despertando con la vista al Waqrapukara, una fortaleza inca tan impresionante como el Machu Picchu.
Una infancia feliz en medio de murmullos
Señala como acontecimientos anecdóticos todos aquellos que vivió cuando era niña. Uno de ellos, y probablemente el que más la marcó por vivirlo desde muy pequeña y junto a sus paisanos, fue la discriminación por el dejo y la forma de hablar.
“Todavía no termino de entender. Cuando era muy niña y salí de comunidad Chosecani los niños jugaban y yo quería unirme, pero ellos me hacían sentir que no era parte del juego. Ellos me decían ‘no, tú espera allá'. No me dejaban jugar hasta que les pregunté el porqué y me dijeron ‘tú hablas feo’. Ahí comencé a pensar ,¿cómo es hablar feo?”, recuerda.
La ‘motosidad’ y el dejo, no eran bien vistos por sus compañeros, lo cual, claramente eran comportamientos heredados de los padres.
Nada de ello la amilanó y, por el contrario, la llenó de fuerza. No había complejos, había motivación y fuerza por hacer prevalecer lo que desde pequeña le dijeron que estaba bien.
Mientras cuenta parajes de su infancia, algo nos llama la atención en su muñeca. Era una pulsera larga con colores vivos, tejida y enrollada en su brazo. Se trataba de la pulsera de la buena suerte, según mencionó la doctora en literatura.
“Yo la llevo desde mucho antes de la sustentación y de algún modo la he ido convirtiendo en mi símbolo. No solo es bonito, sino también forma parte de la identidad de mi pueblo”, manifestó la literata. Esta la tomó de muy pequeña en el cuarto de sus abuelos y cuenta con varios significados.
La estadía en Lima
“Lima es hostil para muchas personas y más aún para quienes migramos, pero eso era lo de menos porque la universidad me abrió las puertas y me dio mayor conocimiento”, dijo Roxana Quispe.
A pesar de la hostilidad, revela que encontró a más personas enfocadas en estudiar y que tuvo compañeros y compañeras que no la señalaban por su lugar de origen. Esta diferencia entre su lugar de crecimiento se debería al poco acceso a la educación que aún prevalece en la sierra del Perú.
Siempre trabajó, así que trabajar y estudiar en Lima, no era una novedad para ella. Sus primeros trabajos estuvieron ligados a la docencia y así poco a poco fortaleció su pasión por la enseñanza.
El doctorado en quechua Runasimi
“Ha sido un largo camino, pero valió la pena [...] Siempre quise estudiar en quechua, en mi idioma original”, fueron las palabras de Roxana Quispe Collantes al sustentar su tesis doctoral en medio de una puesta en escena de un ritual andino con hojas de coca y chicha de maíz.
Su investigación le tomó siete años de su vida y una profundización en la vida del poeta cusqueño más importante del siglo XX, Andrés Alencastre Gutiérrez (1909-84), cuyo pseudónimo fue Kilku Warak’aq. La combinación entre las tradiciones andinas y el catolicismo fue su tema de estudio.
Días previos a la sustentación, la UNMSM reveló la noticia e inmediatamente su celular comenzó a sonar. No paraba de timbrar y los nervios se apoderaban de ella.
“Yo ya no podía mirar mi celular, ni las redes. Tenía que estar completamente aislada de todo porque yo era tímida y demasiado perfil bajo. Las noticias salieron en diferentes idiomas”, declaró.
Fueron momentos de distintos sentimientos encontrados. Este hecho continuó luego de sustentar su tesis y marcar un momento histórico en el país.
Cuando retornó a su natal Cusco, las autoridades de la región la recibieron en medio de aplausos. Ese fue el mejor reconocimiento para Roxana, su pueblo estaba orgulloso de ella y les había abierto esas puertas selladas por tantos años.
¿Quiénes son las personas que la inspiraron? Las niñas con las que ha compartido distintos momentos a lo largo de su vida y su madre son su mayor inspiración. En el caso de su madre destaca que es una mujer fuerte y empoderada, pues desde pequeña reconoció esos valores en la mujer que le dio la vida y de grande, nada cambió, solo la admiró más. Su madre en la actualidad es una de las mujeres impulsoras de la preservación de la fiesta de Ninabamba.
Tener presente su cultura hoy y siempre
Sobre la cosmovisión andina y los efectos que sufre por el intento de desacreditación por parte de ciertas personas que refutan tener “bases científicas”, menciona: “Creer en la pachamama, ver en la cosmovisión tan cerca y rodeados de ella, es algo único. No sentimos que seamos atacados y tampoco tenemos la intención de hacerlo. Es una visión ancestral y natural”.
Explica que todo se basa en agradecer, para vivir en armonía, retribuir con amor y respeto lo que recibieron por parte de las deidades andinas forma parte de las políticas que cada familia asume de forma natural.
La migración, junto con la discriminación, a pesar de campañas y políticas públicas para reducir esa brecha, son posibles causantes de la reducción de personas quechuahablantes; sin embargo, para Roxana, dependerá de cada uno volver a sus raíces y ver el verdadero valor y legado de sus ancestros.
Anhela que más jóvenes sustenten tesis en lenguas originarias y que se forme un hábito común en la educación.
¿Cuál es el futuro de la primera mujer que sustentó su tesis doctoral en quechua? “Seguiré aprendiendo y compartiré mis experiencias. Seguiré disfrutando de ver cómo a nuestras lenguas le damos ese valor que nunca debieron de perder”, asevera.
Sobre el acceso a la educación, comentó que alguna de las acciones a tomar para que más niños y jóvenes logren tener una carrera profesional es tener una educación intercultural pensando en la diversidad que se tiene al ser un país multilingüe.
El rol de la mujer empoderada para Roxana es claro y preciso. Seguir con la labor, poniéndole esfuerzo para seguir motivando e inspirando a más niñas, jóvenes y mujeres peruanas.
“Podemos lograr nuestros sueños si nos lo proponemos. Si lo hacemos con amor y pensando en más personas, (nuestra acción) va a traer más frutos”, finaliza una de las mujeres que ha llenado de orgullo a la ciudad imperial del Cusco y que representa a la cultura más representativa del Perú.