Siempre nos dicen que las niñas deben de jugar con muñecas, juegos de té y a la cocinita; pero Sandy Dorador cambió todo esto por una pelota de fútbol. No fue fácil pues tuvo que lidiar con el machismo e insultos sexistas que siempre intentaron intimidarla, pero solo la hizo más fuerte.
La pasión por el balón se apoderó de ella desde muy pequeña: se peleaba con sus seis hermanos para poder jugar, todo lo aprendió en la pista de su barrio y ahora goza de todo su esfuerzo con la camiseta de Alianza Lima, el equipo de sus amores. Empezó ganando S/. 20 soles por campeonato, le pagaron con un toro y un carnerito, pedía plata prestada a su vecina para poder ir a entrenar, limpiaba carros y hasta cargaba bolsas en el mercado por propinas.
Todo eso y mucho más le contó a Infobae en una entrevista en el marco del día de la mujer del 8 de marzo. La futbolista sueña con ser la mejor entrenadora para poder formar a las niñas que sueñan llegar lejos como ella en la academia de fútbol que lleva su nombre. Una mujer luchadora, empoderada, mamá coraje que lucha para darle lo mejor a su hijo de 15 años. Es bicampeona con las ‘blanquiazules’, pero quiere el tricampeonato, busca hacer una buena campaña en la Copa Libertadores y celebra más que nadie el regreso de Christian Cueva a Matute.
¿Por qué elegiste ser futbolista?
- Yo empecé jugando fútbol en el barrio desde los siete años, somos diez hermanos: seis hombres y cuatro mujeres. Desde muy pequeña veía a mis hermanos jugar el fútbol en la pista en frente de mi casa, sentía que me gustaba cuando veía a rodar la pelota. Me trataba de meter a jugar con ellos, pero lastimosamente en ese tiempo no era bien visto que una mujer juegue fútbol. Mis hermanos me botaban, me sacaban, me decían anda a jugar con tus muñecas. Me escapaba con mis amigas del barrio para poder irme a jugar. La única que me apoyaba era mi mamá, si mi propia familia me decía que no, era muy difícil, en ese momento era muy niña y escuchar que no podía jugar fútbol.
¿Qué tan difícil fue?
- La gente en la calle me insultaba, me decían que si jugaba fútbol era lesbiana o machona. Gracias a Dios esos comentarios me hicieron más fuerte, no hacía caso y mientras yo jugaba fútbol olvidaba los malos momentos y sentía que era más feliz cuando jugaba. A los 7, 8, 9 y 10 años jugaba campeonatos de hombres en mi barrio porque no había campeonatos de niñas, era difícil, era una niña en cien niños que jugaban fútbol. Sentía el rechazo de las mamás porque como jugaba bien, me los llevaba a sus hijos con una buena jugada, no querían que esté ahí. Ya a los 12 años jugué un campeonato de barrio de mujeres, jugué y me vio un señor y me dijo cuántos años tienes, no te gustaría jugar un campeonato de Federación, es obligatorio tener a una menor en cancha y tú tienes condiciones. Ahí empezó todo.
¿Cuánto te pagaban por jugar?
- Una amiga me llevaba a campeonatos de barrio en barrio, nosotras lo llamábamos las ‘estafas’. Empecé a ganarme mi platita, mi primer sueldo fue S/. 20 soles, después fue subiendo. Jugué una final en Villa El Salvador y el campeón se llevaba un toro y la mejor jugadora un carnerito, ese día campeonamos y salí como la mejor jugadora. Vendimos todo y nos repartimos por partes.
¿Qué fue lo peor que te tocó vivir?
- Tengo un hijo de 15 lo tuve a los 18 años, entonces considero que lo más difícil ha sido dejarlo desde muy pequeño por el fútbol, Llegar a un momento donde tu hijo te diga que quiere a su mamá al 100%, no por momentos. He perdido Navidades, cumpleaños, Años Nuevos, pero hoy en día mi hijo entendió que es mi profesión, nos apoyamos. He crecido en una familia muy humilde, he tenido que ir a entrenar sin desayuno, mi vecina me daba para mi pasaje para ir a entrenar, he tenido que ir al mercado para cargar bolsas por propinas, limpié carros, me puse a dominar la pelota en la calle; esas cosas pasé y doy gracias a Dios porque a pesar de esas cosas difíciles, nunca bajé los brazos.
¿A qué mujer admiras?
- Admiro a mi madre porque a pesar de todas las cosas difíciles que hemos pasado, hasta el día de hoy es una mujer luchadora.
¿Es un sueño hecho realidad jugar en Alianza Lima?
- Lo que estoy pasando hoy en día es un sueño que tuve desde muy niña, desde que jugaba en la pista. Mi cuñado me llevaba a Matute, a sur, yo soñaba y decía algún día jugaré en esta cancha, algún día meteré gol, algún día daré vuelta, algún día la gente gritará mi nombre, algún día jugaré a estadio lleno y tuve que pasar cosas muy difíciles para lograr esos objetivos. Estoy súper feliz porque estoy en el club de mis amores y quiero verlo siempre arriba.
¿Cuáles son tus metas este 2023?
- Estoy muy agradecida con Alianza porque desde que llegué están pasando cosas muy positivas en mi vida, ahora me auspician marcas. Me están pasando cosas que soñaba, veía en la televisión a mis compañeras en la selección peruana y decía algún día estaré así. Y todo me está pasando gracias a mi esfuerzo y quiero seguir logrando mis metas.
Me estoy capacitando para ser entrenadora, tengo la licencia C. He abierto mi academia Sandy Dorador, soy entrenadora de fútbol ahora. Me estoy capacitando para la licencia B, y quiero seguir escalando. Nunca tuve una academia de pequeña, yo salí de la pista a la cancha. Quiero, con lo que me estoy capacitando y con mi experiencia, enseñar a mis niñas lo que a mi me hubiera gustado que me enseñen: cómo patear, cómo debo de pararme y esas cosas. Quiero que mi academia crezca, alcanzar el tricampeonato con Alianza Lima, ir a la Libertadores y dejar el nombre del Perú en alto porque todavía tengo esa revancha del 2022 que no fui por la lesión.
¿Te emocionó la llegada de Christian Cueva?
- Contenta por Christian Cueva, es un crack, lo admiro mucho, su forma de jugar, la conchudez que tiene. Es hincha de Alianza y aportará mucho, el equipo viene bien y ahora imagínate con él. Espero cruzármelo para pedirle una foto.
¿Qué le dirías a las mujeres que luchan por la igualdad?
- Nosotras somos empoderadas, tenemos coraje, siempre somos aguerridas. Las cosas negativas que escuchen de la gente machista, que todavía hay, esos malos comentarios,, que no las limiten a cumplir sus sueños. A mí me discriminaron muy feo desde pequeña, sin embargo, me hizo tener el carácter más fuerte. Luchen por todo lo que se propongan porque podemos lograrlo. Es nuestro momento.