Se las conoce comúnmente con el apelativo de “peperas” y cada cierto tiempo se les menciona en las noticias, cuando se denuncia que asestaron un nuevo golpe a algún hombre que cayó víctima de sus encantos y terminó inconsciente, tras ingerir alguna copa de licor con un potente somnífero. Son parte de la inseguridad ciudadana que azota a Lima y regiones. Operan desde hace muchos años, pero en los últimos tiempos han sabido renovarse y apoyar su brazo delictivo en la tecnología, con el uso del aplicativo de citas Tinder.
Las numerosas denuncias contra ellas a nivel nacional permiten conocer su perfil: son atractivas mujeres, en su mayoría de entre 23 a 35 años, suelen cuidar su apariencia física y varias hasta recurren a cirugías para potenciar su belleza. Su objetivo, por supuesto, sigue siendo uno solo: captar a hombres para robarles su dinero y objetos de valor, luego de ganarse rápidamente su confianza.
Aunque aún siguen operando en bares, discotecas y concurridos establecimientos en general, han volcado sus esfuerzos delictivos a la plataforma digital Tinder, usada por cientos de miles personas, para captar a sus víctimas. Se han creado cuentas en este aplicativo, donde lucen provocativas fotos y se muestran como la mujer ideal para hacer match.
Según información policial, mayoritariamente son de nacionalidad peruana, pero en los últimos años también se han venido reportando “peperas” extranjeras, sobre todo de nacionalidad venezolana y colombiana. Ellas apuntan a los llamados distritos más pudientes como Miraflores, Surco, Barranco, Jesús María y Lince. Sin embargo, en la actualidad, también están presentes en distritos menos adinerados.
Vergüenza a denunciar
“Estaba con mi amigo y, desde que empezó la noche, nos estaban mirando. Eran dos chicas guapas, que estaban solas, y pensamos que no sería mala idea unirnos para brindar un poco y bailar. El problema fue cuando nos dijeron para ir a otro lado. Así que decidimos salir para mi departamento. Ahí seguimos tomando y luego no me acuerdo nada”, contó -a Infobae Perú- Ernesto, nombre ficticio con el prefiere llamarse este hombre de 35 años que fue víctima de estas “peperas”, tras acudir a una discoteca de Lince.
Por vergüenza a que su circulo laboral y familiares se enteren, Ernesto prefirió no denunciar ante la policía el hecho, pese a que le robaron 500 soles en efectivo, una laptop y una cámara fotográfica semiprofesional que usaba cuando viajaba. Las autoridades tienen claro que, al igual que este joven, muchas otros varones no denuncian.
No operan solas
A través de este medio, el coronel PNP (r) Lizandro Quiroga, exjefe del Escuadrón de Emergencia, advirtió que estas ”peperas” no operan solas, sino que detrás de ellas existen otros delincuentes que -muchas veces- son sus propias parejas, quienes las ayudan a vaciar las casas y llevarse todo el dinero y pertenencias de valor una vez que la víctima cayó sedada.
Remarcó que estas delincuentes son bastante astutas, pues se encargan de generar una falsa confianza o una falsa amistad con sus víctimas para que estas bajen la guardia y así suministrarles desprevenidamente la droga en la bebida.
“Definitivamente, son muy peligrosas. Pueden hacer uso hasta de sus dotes actorales para atrapar a la víctima. Generan un escenario propicio para poder aprovecharse de esta situación y utilizar el somnífero. Juegan con la vanidad de estos para hacerles creer que se sienten atraídas de manera espontánea”, agregó.
Hasta la muerte
El médico Marco Almerí precisó que estas mujeres, por lo general, usan clonazepam, alprazolam o diazepam, medicamentos que tienen propiedades sedantes de rápido efecto, pero que mezclados con algún tipo de bebida alcohólica puede llegar a producir hasta la muerte en la persona que lo ingiere.
Pese a que estos ansiolíticos deben venderse bajo receta médica, el experto explicó que para las “peperas” y sus compinches no es ningún problema conseguirlos, pues recurren al mercado negro de medicamentos o simplemente a alguna botica de la periferia de Lima, donde hay menos control.
Durante el año pasado, se registraron casos de hombres que terminaron muertos, luego de caer seducidos por estas mujeres y ser “pepeados”. El riesgo al se refiere el médico es real y, al día de hoy, son varias las familias que lloran la pérdida de algún ser querido por culpa de esta práctica delictiva que va en aumento en Lima y regiones.
Sonado caso
A fines de marzo del 2022, el nombre de Alexandra Dayanara Oré Morales, de 28 años, estuvo en las primeras planas de los medios de comunicación escritos, televisivos y radiales. Bajo la apariencia de ser una chica en busca del amor, usaba Tinder para conquistar a incautos empresarios nacionales y extranjeros, a quienes en la primera cita los dopaba para robarles grandes sumas de dinero y joyas.
Según las investigaciones policiales, esta mujer planificaba cada golpe de manera muy minuciosa, junto a su pareja, César Enrique Villa Torrecello. Las potenciales víctimas de esta pareja eran hombres con solvencia económica, de preferencia viudos o separados.
Una vez que los contactaba, Oré Morales les coqueteaba hasta que conseguía encontrarse con ellos en lujosos restaurantes. Cuando ya tenía al empresario rendido ante ella, la denominada ‘Viuda Negra de Tinder’ ponía en marcha la segunda parte del plan.
Así llegaba hasta los departamentos donde las víctimas vivían. Ahí, Alexandra los distraía para aprovechar para ponerles en sus bebidas un potente somnífero y en minutos los dormía.
Ella fue detenida, luego que un hombre al que ya había dado el potente somnífero se percató que algo raro pasaba y, previo a dormirse, pidió ayuda al personal de seguridad de su edificio, ubicado en Monterrico, una de las zonas más exclusivas de Lima.