Los seguidores de la iglesia cristiana Bienvenido Espíritu Santo, en la urbanización Casuarinas de Nuevo Chimbote, creían en la pastora puertorriqueña Aracely Weston Ojeda, una mujer adulta mayor, de 59 años, que pedía dinero a los feligreses para difundir la palabra de Dios y apoyar el supuesto sustento de un grupo de misioneros. Sin embargo, detrás de ese rostro se escondía una estafadora que amasó una fortuna de medio millón de dólares a expensas de los fieles. La timadora, pese a todas las pruebas en contra y al pedido del Ministerio Público para que purgue prisión, se encuentra en libertad.
La mujer llegó en 1999 a la sede de la iglesia en la región Áncash. Se presentó como una predicadora evangélica que había llegado de la isla para ayudar a sus hermanos misioneros. No obstante, la pastora no se llamaba así, sino que su nombre verdadero era Juanita Argelia Arévalo Delgado, una ciudadana peruana, nacida en Iquitos, que ideó cómo timar con dinero a los asistentes a los cultos.
Había engañado a todos. A los pastores evangélicos que la acompañaban en sus prédicas y a los feligreses que depositaron su confianza en ella. Pasaron muchos años para que los mismos fieles se percataran que era una farsante y que nunca estuvo en los caminos que la Biblia predispone.
En algún momento, Arévalo Delgado comenzó a pedir dinero. Decía que lo recaudado iba a servir para apoyar a un grupo de misiones puertorriqueños que llevarían la palabra de Dios en varias ciudades y pueblos del Perú. Solicitó se le depositara en la cuenta de ahorros de la hermana coordinadora que se llamaba Juanita Argelia Arévalo Delgado, su nombre verdadero.
Hubo tres seguidores de la iglesia que creyeron fervientemente en las palabras de la estafadora: realizaron depósitos de dinero de 80 mil, 45 mil 200 y 70 mil soles, respectivamente. Otros involucrados depositaron montos menores.
Arévalo Delgado o Weston Ojeda agradeció por las buenas nuevas. No obstante, se desconocía cuándo llegarían los nuevos misioneros debido a que la pastora evangélica postergaba la fecha.
Durante ocho años, con el dinero obtenido, la estafadora viajó dos veces a Ecuador, luego se asentaba un tiempo en Lima, pero siempre regresaba a la iglesia evangélica en Nuevo Chimbote, su minita de oro. Los feligreses desconocían que ese monto era utilizado para sus lujos y destinos.
En 2016, alguien descubrió su verdadera identidad de la imputada y procedió a denunciarla. Hubo pocos agraviados que la acusaron; los otros perjudicados decidieron no señalarla y solo renunciaron a pertenecer a la iglesia Bienvenido Espíritu Santo.
La investigación
La Fiscalía, como parte del proceso de investigación contra Arévalo Delgado, levantó el secreto bancario de la cuenta en moneda extranjera de la estafadora. Hubo movimientos de más de 466 mil dólares.
El abogado de la acusada dijo que la timadora utilizaba el nombre de Aracely Weston Ojeda como si se tratara de un seudónimo porque es una práctica común en las sectas religiosas.
Para seguir con el cuento de los misioneros, el letrado también mencionó que la denuncia se había originado debido a que la iglesia no pudo cumplir con el pago de los préstamos que hicieron los demandantes; un dinero que supuestamente había sido destinado para los misioneros.
La estafadora sigue libre
En agosto de 2022, el Séptimo Juzgado Penal Unipersonal de la Corte Superior de Justicia del Santa la declaró culpable del delito contra el patrimonio en la modalidad de estafa agravada: le impuso cuatro años de pena privativa de la libertad suspendida en su ejecución por tres años. En resumen, la mujer sigue libre pese a que la Fiscalía había pedido siete año de cárcel.
El abogado de Arévalo Delgado apeló el fallo porque, según sus palabras, no se había probado el engaño y el proceso se había realizado como si se hubiera estafado a todos los integrantes de la iglesia. Aún así, la Segunda Sala de Apelaciones ratificó el fallo inicial.
También se dispuso que la sentenciada cumpla con pagar una reparación civil de 1.000 soles a cada uno de los agraviados y tiene que devolver el dinero, producto del fraude.
Además, se fijó una reparación civil de 160 mil soles que deberá pagar en un periodo de tres años. Si no cumple con esta obligación, la pena podría ser revocada y ordenarse su reclusión en el Penal de Cambio Puente.
“Es súper injusto”
Arévalo Delgado se mantiene en libertad. Tendrá que devolver el dinero, pero si acata la ley, jamás se verá tras las rejas, algo que le parece injusto a Alicia Salinas Roldán, una de las tres agraviadas que depositó un buen monto de dinero en la cuenta de la estafadora cuando creía que era una pastora evangélica.
“Es súper injusto, imagínate por toda esa cantidad de dinero que solo le den una pena suspendida, o sea no va a ir a la cárcel, ha sido un negociazo. Ahora, ella va a pagar y seguirá feliz con su vida, o sea, aquí no pasó nada prácticamente”, dijo a Radio Santo Domingo de Chimbote.
A Salinas Roldán la engañó con más de 45 mil soles, argumentando que, esta vez, era para los hijos de los misioneros con excusas que cada vez eran más absurdas.
La afectada pidió a las autoridades que cierren la iglesia evangélica Bienvenido Espíritu Santo. Según ella, los pastores que predican actualmente la palabra de Dios siguen engañando a los feligreses.