Las expresiones artísticas son las formas que siempre han tenido los seres humanos para dejar constancia de su paso por la tierra. Desde la aparición del ‘homo sapiens’, el hombre siempre ha querido expresarse de diversas maneras.
Es por eso que en un inicio comenzó pintando las paredes de las cuevas de diversas partes del mundo y ahora son las conocidas como ‘pinturas rupestres’.
Con el paso del tiempo esas maneras de expresarse evolucionaron de diversas maneras hasta que entre el siglo V y VI los griegos crearon el teatro y todo cambió en la historia del hombre.
Esta moderna expresión artística evolucionó hasta llegar a nuestros tiempos y a esta parte del mundo para llevarnos a nuevas realidades y dejar diferentes clases de mensajes a través de las obras que diversos autores nos han legado.
Desde el siglo XX, Lima cuenta con un espacio muy particular en la que solo actores muy bien preparados son los llamados a pisar sus sagradas tablas. Ese es el Teatro Municipal y esta es su larga historia.
Los primeros pasos
Eran los últimos años del siglo XIX y los hermanos Félix Armando y Alberto Pérez se dieron cuenta que a nuestra capital le faltaba un espacio apropiado para que los artistas de esta gran ciudad, y de los que la visitaban, demostraran todo su talento ante grandes públicos que supieran apreciarlos.
Es por eso, junto al tenor Antonio Mojardín, lograron construir Teatro Olimpo en una antigua finca conocida como Casa de la Campaña, en lo que ahora es la cuarta cuadra del jirón Ica en pleno centro de Lima.
Este nuevo teatro Olimpo contaba con palcos, galerías, butacas, cazuelas y palcos ocultos en un solo orden. El escenario tenía una medida de 10 metros de ancho por 11 de fondo y 11 y medio de altura.
Su inauguración ocurrió un 30 de abril de 1886 con la opereta ‘La mascota’ del francés Eduardo Audren, quien también fue el encargado dar conocer, sobre todo en los primeros años de vida de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), a la animadora Corina Garland.
La estrella de esta puesta en escena, que alcanzó un inusitado éxito y se mantuvo en cartelera por mucho tiempo, fue la actriz peruana Teresa Bolívar, de la compañía Mojardín, propiedad del director Antonio Mojardín. Tras el fin de la temporada de esta simpática opereta, Mojardín vendió la parte que le correspondía a los ya nombrados hermanos Pérez.
El Teatro ‘Olimpo’ se hizo famoso por sus ‘tandas’, las mismas que eran funciones de tan solo un hora de zarzuela. Un género que causaba furor en la Lima de aquel entonces.
El turno del Teatro Forero
Luego de 29 largos años de fogosa actividad, un cinco de julio de 1915 el Olimpo se despidió d su público al iniciarse su demolición. Recién en 1918 se daría comienzo a lo sería conocido como el Teatro Forero. Esto en homenaje al esfuerzo realizado para que así sucediera de don Manuel María Forero. Fue gracias a su visión moderna que Lima contaría por fin con un teatro de acuerdo a su condición de gran ciudad.
Sucede que el abogado de origen tacneño considerada que el antiguo teatro municipal resultaba de tamaño insuficiente para la gran cantidad de público que pugnaba por ir a los diversos actos que grandes compañías brindaban a finales del siglo XIX y comienzo del XX.
De la demolición del ‘Olimpo’ y la construcción del nuevo coso se encargó el ingeniero peruano Alfredo Viale. Justamente él fue el que le imprimió esos conceptos arquitectónicos de estilo europeo.
El trabajo le demoró cinco años y eso que la fachada recién fue terminada en 1938, así como lo fue el Salón Dorado del segundo piso. En el frontis se podían observar un homenaje a los tres de los músicos más grandes de la historia como son Beethoven, Wagner y Liszt. El costo fue de 240 mil libras peruanas.
Regalo de fiestas patrias
Luego de superar todo de tipo de retrasos y vicisitudes que fueron apareciendo en el camino, tanto en el plano económico como en el arquitectónico, el infatigable señor Forero logró inaugurar la niña de sus ojos el 28 de julio de 1920.
Y la fiesta fue a lo grande ya que se logró la participación de la compañía de opera Brecale, que lideraba la superestrella del momento Enrico Caruso (algo así como el Bad Bunny de la época).
Pero debido a que el tenor italiano sufrió un incidente en La Habana, Cuba (a su esposa le robaron costosas alhajas); este finalmente no pudo presentarse en la capital peruana.
Durante la ceremonia de inauguración, Manuel María Forero expresó: “He querido darme el gusto de construir un gran teatro que dedico, no solo a la ciudad de Lima, sino a todo el Perú”.
Tan solo nueve años después, más precisamente un 24 de junio de 1929, la Municipalidad de Lima compra el Teatro Forero y lo rebautiza como Teatro Municipal. El que anteriormente solía llevar ese nombre, y que está ubicado en el jirón Huancavelica, ahora recibió el nombre de Manuel Ascencio Segura, que hasta ahora conserva.
El gran incendio
La fatalidad no estuvo ausente en este recinto ya que el dos de agosto de 1998 un gran incendio durante los ensayos de un show casi ocasiona su destrucción toral, felizmente el fuego no logró causar daños severos a su estructura.
Tuvieron que pasar diez largos años para que las autoridades comiencen su reconstrucción, hasta que finalmente el 11 de octubre del 2010 fue reinaugurado completamente restaurado y renovado.