Perú es uno de los países que se encuentra por debajo de la media en cuanto a comprensión lectora. Para el 2022, el país andino ocupó el último lugar en el estudio internacional ‘Reto Lectura’ en comparación a México, Chile, Colombia y España. Frente a este resultado y otros similares durante varios años, nacen gestores culturales que buscan revertir la situación a través del uso de plataformas digitales y uno de ellos es Gianfranco Hereña, más conocido como ‘El buen librero’.
La aparición de creadores de contenido en el país, se multiplicó y creció durante la pandemia. YouTube y TikTok se convirtieron en los lugares preferidos de muchas personas jóvenes, dando la bienvenida a nuevos talentos y generando más alcance a aquellos creadores que ya gozaban de un canal, pero que no lograban llegar a los números que tenían en mente.
Gianfranco Hereña Rodríguez nació en Lima el 19 de agosto de 1990 en el hospital Edgardo Rebagliati, en el distrito de Jesús María, en Lima. Cuenta a Infobae que nació mucho antes de lo previsto y que los primeros años de su vida, se dieron durante la época del ‘paquetazo’ del gobierno del expresidente, Alberto Fujimori.
Es egresado de la carrera de Comunicaciones de la Universidad de Lima y ahora se desempeña como profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), pero eso no es todo. Hereña es el piloto de ‘El buen librero’, un canal de YouTube que busca fomentar el gusto por la lectura de una forma no convencional.
El fútbol fue otro de los temas que lo rodeó desde muy pequeño y se considera hincha de Sporting Cristal “hasta la muerte”.
“Recuerdo a mi papá siempre metiéndome el tema del fútbol. Soy hincha de Cristal desde la cuna”, recuerda, entre risas.
Otro personaje clave en su vida y al que le agradece su afición por la lectura, es a su abuelo Arturo, ya que se convirtió en el hombre que con solo narrar historias, Gianfranco se trasladaba a distintos mundos y comenzaba a cuestionarse el por qué de las cosas.
“Mi abuelo era una persona que se dedicaba a ver mucho cine y siempre me contaba historias. Él teatralizaba lo que me contaba y desde pequeño fui a museos y muestras de arte”, afirma el profesor youtuber.
Ir a los kioskos de periódicos era otra de las fascinaciones que recuerda de cuando era pequeño. Los colores le llamaban la atención, los álbumes y las figuras. Leer el reverso de estas figuritas fue parte de las prácticas que lo llevaron a querer el mundo de las letras.
“Yo no me cortaba el pelo si no me daban un Condorito. Tenía aproximadamente cinco años. Yo lloraba para cortarme el pelo, no me gustaba y la única manera que tenían para calmarme era dándome un Condorito o una revista”, confesó.
Una vez más, su abuelo se hacía presente en esos momentos. Si no había un libro, el abuelo Arturo hacía lo suyo narrando una historia que lo envolvía, al punto de perderse en ese nuevo mundo y reaparecer con el cabello rapado.
Asegura que la narración de su abuelo, acompañada de mucha ficción y gestos, a veces le causaba cierta sospecha sobre la veracidad de la historia, ¿será real o será mentira? era lo que se preguntaba el conductor de ‘El buen librero’.
Para satisfacer sus ansias de saber la verdad, rápidamente corría hacia la biblioteca a comprobar la versión que le había sido contada y se daba con la sorpresa de que, en la mayoría de veces, la historia tenía un final distinto.
“Yo le decía eres un mentiroso porque me estás contando la historia que no es, (y él me respondía) pero leíste, entonces se cumplió el objetivo”, recordó el comunicador.
Las primeras historias que lo envolvieron fueron “El Caballero Carmelo”, “El Gato con botas”, “Alicia en el país de las maravillas” y “Colmillo Blanco”, aunque hubo una que lo dejó penando y cuestionando.
‘Don Dimas de la Tijereta’ de las “Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma le causó mucho revuelo. No podía creer lo que había pasado. Su búsqueda lo llevó a consultar la Biblia con la que quedó impactado al leerla desde un punto de vista no religioso, sino como una obra.
“Me gustaban mucho las historias donde había algún tipo de rebelde, pero me aburrían las obras demasiado santurronas”, indicó.
De sus padres aprendió la disciplina. Su progenitor había sido policía y, posteriormente, emprendió un negocio de autos mientras que su madre trabajó en el área de recursos humanos de una empresa particular. Recuerda que las charlas eran mínimas, pues el trabajo era arduo.
Su gusto por las letras no fue comprendido en aquel entonces. Él alega que sus padres buscaban un lugar seguro para su futuro, ya que la literatura en su entorno siempre fue vista como un pasatiempo y no como algo productivo.
“Los libros eran ese lugar donde me sentía comprendido. Nadie de mi entorno me comprendió”, añadió para esta entrevista.
Tal como sucede con muchas personas, durante la adolescencia dejó de lado la lectura. Había leído libros que lo desmotivaron alejándolo de este placer.
Cuando estuvo en segundo grado de secundaria, “Robinson Crusoe” lo devolvió al camino que pertenecía, lo atrapó.
“[...] Con “Robinson Crusoe” entendí que no estaba solo. Éramos varios que pasábamos por lo mismo. No me hallaba en el mundo y las matemáticas eran necesarias y a mí nunca me fue bien en las matemáticas”, expuso.
En su camino se encontró con profesores que con la sola enseñanza y la forma de narrar las cosas lo marcaron de por vida.
Al culminar el colegio, ingresó rápidamente a la universidad. Eligió Marketing y no pudo continuar porque los cursos de matemáticas hicieron difícil su estadía. Posteriormente, se cambió a la carrera de Comunicaciones. Conoció a quien sería su mentor y el guía principal en el mundo de las letras: el poeta y docente Jorge Eslava.
En medio de las aulas de letras y escritura, uno de sus proyectos sobresalió, Eslava le hizo ver que él estaba para grandes. Todo ello lo llevó a hacer una ruta por la legendaria Quilca, donde conoció a un librero, que posteriormente lo inspiraría a la creación de su canal de YouTube.
“Le dije a Jorge que quería hacer docencia y ser mi propio jefe. Hice una lluvia de ideas muy breve y escogí el nombre en honor a mi gran amigo”, reveló.
Es así que, luego de evaluar y escuchar más sobre la creación de canales de contenido, el 18 de febrero del 2013, el proyecto inició. Fueron años de mucho trabajo: comenzó a repartir su tiempo entre obligaciones personales, familiares, de trabajo y su canal de YouTube.
Pero como todo proyecto y, sobre todo, cultural, hubo un punto de quiebre y fue en el 2016 en que intentó dejar de lado ‘El buen librero’.
“Siempre sentía de que aquí en Perú no pegaba mucho y pensé: ¿para qué sigo haciendo todo esto? Mejor me voy”, contó.
Sin embargo, en 2017, por casualidades de la vida, en un viaje común en un transporte público se dio cuenta de que no tenía sus audífonos y escuchó un programa radial que le daría una de las mejores ideas de su vida.
Creó un podcast de contenido educativo disfrazado de algo entretenido. El objetivo principal era difundir novelas. Pidió apoyo a la PUCP y, desde el 2017, agregó este nuevo formato. El crecimiento de los usuarios fue mayor y el canal de ‘El buen librero’ resurgió.
Desde hace cinco años, siente que viene recogiendo los frutos de lo que sembró hace 10 años con el canal. Anhela que su abuelo, quien ya no está, pueda apreciar lo que viene logrando
“No me veo haciendo otra cosa que no sea esto. Soy extremadamente feliz haciendo (’El buen librero) no lo siento como un trabajo”, afirmó el youtuber cultural.
Gianfranco Hereña identifica que hay unas ganas tremendas por convertir en adultos a los adolescentes y de introducirlos a un mundo de competencia, dejando de lado el disfrute, lo cual termina impactando en la educación de las personas.
“El colegio y la universidad han dejado de lado el juicio crítico y se han encargado de generar personas que encajen en un sistema y de no cuestionarse absolutamente nada y ser funcionales. Si tú piensas, ya no eres funcional para el sistema”, comentó.
Respecto a la lectura, Hereña sostuvo que las principales autoridades muchas veces no leen, por lo que no habría razón para reclamar a los chicos que lo hagan.
“La gente entiende la importancia de leer, pero no sabe para qué quiere leer. Hay una suerte de leer como una adquisición de cultura general y leer como un fin utilitario, no como disfrute. ¿En qué momento perdimos esa mirada de niños que leían por el placer del descubrimiento?”, concluyó.
Entre los reconocimientos actuales, el profesor ha sido catalogado como uno de los 50 peruanos más creativos según Forbes y fue ganador de los premio Luces en el 2021. También fue nominado como mejor podcast cultural por la cadena Internacional Ivoox en 2022.