Durante el 2022, la economía peruana alcanzó un crecimiento de 2.7%, una cifra inferior al promedio de 4.6% registrado durante las dos décadas previas, indicó el Instituto Peruano de Economía (IPE).
Este resultado del año pasado obedece a la significativa desaceleración que mostró la economía peruana en el segundo semestre. El avance de la actividad productiva del Perú se debilitó aún más al cierre del 2022 debido a los efectos de la conflictividad social en diversos sectores productivos.
Según el jefe del IPE, Víctor Fuentes, pese al menor dinamismo de los sectores económicos, la minería culminó el 2022 creciendo a doble dígito debido, principalmente, al inicio de del proyecto Quellaveco.
Sin considerar el 2020, el IPE sostuvo que en el 2022 fue la primera vez en 18 años que el Perú tuvo un crecimiento menor al promedio de América Latina, inferior a las economías de Colombia (7.5%), Argentina (5.2%), México (3.0%), Brasil (3.0%) y Chile (2.7%).
“La incertidumbre política y los conflictos sociales que afectan la confianza en la economía (confianza empresarial con 22 trimestres en terrenos pesimista) sumando a la falta de proyectos mineros de talla mundial, luego de la puesta en operaciones de Quellaveco tendría un impacto relevante en la inversión privada”, sostuvo el jefe del IPE.
Perú pierde competitividad
Si bien el Perú todavía se posiciona como uno de los países con menores niveles de riesgo en la región, es importante destacar que antes de la pandemia registraba el nivel más bajo de riesgo, mientras que actualmente ocupa el segundo puesto, por detrás de Chile, según cifras del Banco Central de Reserva (BCR) del Perú.
“Entre los factores que explican esta pérdida de competitividad, destaca la inestabilidad política que, tras acentuarse en los últimos meses del año pasado, provocó una degradación de la perspectiva de calificación de riesgo del Perú por parte de la agencia calificadora Moody’s de estable a negativa, a finales de enero de 2023. Esto implica que la percepción de inestabilidad ya no es solo reconocida por inversionistas locales, sino también por extranjeros”, indicó ComexPerú.
Asimismo, el gremio empresarial dijo que es indudable que, la inversión privada es sumamente importante para el crecimiento del país, pues sin ella no se puede mejorar el desempeño de los sectores productivos.
Sin embargo, precisó que la crisis política amenaza el desarrollo de nuevas inversiones en los próximos meses, con lo cual se crecería menos del 1% estimado por el BCR para el 2023. “Dos años consecutivos con crecimiento nulo o mínimo en la inversión privada provocarían una pérdida de competitividad internacional del país difícil de recuperar”, puntualizó Comex Perú.
Perspectiva
Si bien la expectativa de crecimiento de la economía peruana (2.3%) es menor y “con potencial sesgo a la baja”, la agencia Moody’s todavía mantiene al país por encima del crecimiento esperado para otros países de la región como Colombia (1,5 %), México (2 %) y Brasil (0,7 %).
En tanto, el ministro de Economía y Finanzas del Perú, Alex Contreras, estimó que la inversión privada en el Perú podría crecer al menos 3% durante el 2023, lo que impactaría positivamente al PBI del país y lo llevaría nuevamente hacia la senda del crecimiento.
“Esa es la meta que nos hemos puesto, hacer crecer la inversión privada al menos 3% en términos reales, y por eso solicitamos la delegación de facultades que, en sencillo, generará una ruta mucho más eficiente para que los proyectos avancen más rápido, dijo Contreras.
En ese sentido, el titular de la cartera de Economía indicó que están incorporando mejoras en los plazos y en la obtención de las licencias para que permitan que algunos procesos de proyectos de inversión pública y privada marchen en paralelo y se puedan reducir los tiempos.